En ocasiones, lo importante no es llegar el primero a la meta, sino el simple hecho de llegar: el camino, formar parte de ello. Esto lo demostraron ayer los centenares de participantes de ‘Mou-te per l’Epilèpsia’ que sacaron su lado más solidario. La organización sin ánimo de lucro Si jo puc, tu també #epilep fue la encargada de traer la 4a edición de este evento que dejó una mañana de domingo cargada de deporte y compromiso.
Ni el frío ni las grises nubes pueden detener el movimiento solidario. La playa de la Arrabassada empezó a teñirse del amarillo chillón de las camisetas de corredores y caminantes. Llegó el sol. Este color se extendería en los cinco kilómetros que separan la Arrabassada del Miracle; un recorrido que invitaba a todo el mundo a participar. Y es que la cita no dejó atrás a nadie. Niños, familias, abuelos... Con dorsal o sin él. A marcha o a sprint. Todos ellos corrieron en el bonito paseo entre playa y playa. Corrieron frente a las olas voraces, frente quienes juegan al voleibol o, simplemente, aprovecharon el sol privilegiado para descansar junto al mar Mediterráneo.
Llámese carrera, llámese caminata solidaria. El tiempo, esta vez era lo de menos. El objetivo era claro: poner el grano de arena en esta lucha contra la epilepsia. Por eso, la recaudación de la inscripción a la carrera y el dorsal fue íntegramente destinada a la investigación médica sobre la enfermedad. También se animó a apoyar la causa el ‘chiringuito’ Nova Estrella, que también donará parte de los beneficios de la mañana.
Una vez llegados a la meta, no terminó la ‘fiesta’. No hizo más que empezar. Allí les esperaba un buen acompañamiento musical encargado de animar el ambiente con versiones de clásicos y éxitos. Y, tras el esfuerzo, fue momento de recargar fuerzas a base de manzanas (amarillas, naturalmente) y agua. La asociación también preparó una pequeña tienda donde los participantes se acercaron para comprar solidariamente colgantes, llaveros o pulseras, entre otros.
Llegaron y continuaron llegando más participantes. Algunos lo hicieron corriendo o a trote, aunque otros muchos andando. Lo importante es, al final del día, llegar a la meta y pasar un buen rato haciendo un buen gesto. Los que sí corrieron fueron los niños. Eras fácil reconocer a los ganadores, aquellos que lucían, orgullosos, una medalla colgando.
Esta es una carrera de fondo. Como anuncian desde #epilep, «esto no termina aquí». Esto es solo un pequeño paso más para concienciar y dar visibilidad a la enfermedad.
