Uno de cada cinco euros que el Ayuntamiento de Tarragona tiene previsto invertir en 2024 se gastarán gracias al Plan Rastrillo. Esta iniciativa, que este miércoles será aprobada por el pleno municipal, es uno de los ejes básicos que esta tarde ayudarán a hilar la bufanda del presupuesto del próximo año, que a la espera de conocer el posicionamiento del PP, como mínimo, será aprobado por 20 de los 27 ediles del Saló de Plens: el 74%. En concreto, las cuentas que este miércoles serán avaladas con el ‘sí’ de PSC, ERC, Junts per Catalunya y ECP incorporan un volumen de 20,7 millones de euros en inversiones, de las cuales el 20,2% –4,2 millones– viene de dinero «dormido» de partidas económicas en stand by de otros años.
A lo largo de las últimas semanas, el equipo económico del gobierno de la Plaça de la Font –liderado por la concejal Isabel Mascaró y el asesor especial del alcalde, Pau Pérez, con la participación activa de los más altos funcionarios de la administración local– ha negociado con el portavoz de En Comú Podem, Jordi Collado, el «rescate» de parte de los 54 millones que, según la memoria económica del consistorio del 2022, estaban aparcados y sin ningún uso.
Collado: «Reordenar la casa»
«Hemos pasado el rastrillo por 400 proyectos antiguos, peinando los que tenían reserva de dinero. De momento, hemos transformado 130 partidas dormidas en 50 que estarán en condiciones de ser ejecutadas en 2024», indicó la pasada semana la edil de Hisenda, Isabel Mascaró (PSC), quien destaca que este paso permitirá «hacer un uso realista de los recursos municipales».
En una primera fase se eliminaron directamente 22 millones que, pese a estar formalmente en las cuentas, en realidad no existían al no haber ni entradas ni salidas. Y de los 32 restantes, de momento, se han recuperado cuatro en una segunda fase que hoy se incorporará al presupuesto del próximo año.
Entre las partidas que el Plan Rastrillo elimina definitivamente están algunas de años anteriores de eficiencia energética (560.000 euros), mejoras de pavimentación (250.000), presupuestos participativos (250.00) o de subvención para la rehabilitación de viviendas (230.000). Por contra, esta operación de arqueología económica abre la puerta, por ejemplo, a destinar medio millón para adquirir vivienda para destinarla al alquiler social, 300.000 para la esperada reforma del Teatre Metropol y otros 300.000 para la instalación de placas solares en los inmuebles del Ayuntamiento.
El portavoz de ECP, Jordi Collado, recalca que el proceso de cirugía presupuestaria iniciado hace semanas «ha servido para empezar a reordenar la casa», destacando que su voto favorable de hoy se debe «a la valentía mostrada por parte de la concejal Mascaró para llevar a cabo una mejor gestión del dinero público». Asimismo, el edil de los Comuns se muestra «convencido» de que, a lo largo de este mismo año, «se podrán rescatar otros ochos millones para destinarlos a pagar deuda». Las púas del Plan Rastrillo todavía tienen, pues, mucho camino por recorrer para dar un nuevo aire a la mermada economía de la Plaça de la Font.