El histórico quiosco de la Plaça Imperial Tarraco tiene los días contados. Concretamente, diez. Si nada lo impide, el próximo 8 de octubre el histórico negocio que está ubicado en el centro neurálgico de la ciudad desde el año 1967 desaparecerá para dejar paso al nuevo carril bici que conectará el centro de la ciudad con los campus universitarios Catalunya y Sescelades. Así lo anunció ayer el concejal de Territori, Xavier Puig (ERC), durante el pleno municipal en el que todas las formaciones de la oposición –PSC, Cs, PP, En Comú Podem y dos ediles no adscritos– se aliaron para aprobar una moción sin efectos jurídicos de apoyo al negocio, al que definieron como un espacio «único, especial y simbólico para la ciudad de Tarragona».
En el texto, los 14 concejales que no están en el gobierno acordaron, con la oposición de los 13 ediles del ejecutivo, una moción en la que se abre la puerta a «autorizar a precario la permanencia del quiosco de la Imperial a su ubicación actual» y «garantizar la continuidad de su actividad mientras se tramita la nueva concesión». Asimismo, en el documento que ayer sacó adelante el pleno se especifica que «en la redacción de las bases para las nuevas concesiones se tengan en cuenta en la puntuación criterios de trayectoria y experiencia en el sector», de forma que «el criterio no sea únicamente economicista, sino que se proteja al comercio histórico de proximidad».
El texto también detalla la preferencia para que «se replantee el proyecto de carril bici para permitir la convivencia del quiosco en su ubicación actual, la zona de peatones y las paradas del bus». El trazado del nuevo carril bici que forzará la supresión del quiosco cubrirá una distancia total de 1.940 metros y enlazará el Campus Sescelades –situado en la Avinguda Països Catalans–, pasando por el Campus Catalunya –en la Avinguda Catalunya–, hasta la Plaça de la Imperial Tarraco. Desde Països Catalans, el carril bici se abrirá paso por las calles Ramon Comas i Maduell y Pi i Maragall, hasta cruzar el puente sobre la autovía A-7. Desde allí, seguirá por la Avinguda de Catalunya y la de Marquès de Montoliu –donde ya se han reducido los aparcamientos– hasta llegar donde ahora hay el histórico quiosco. Una vez en este punto, los usuarios podrán seguir por los laterales de la Avinguda de Roma, hasta el puente del Parc Central, lo que prácticamente permitirá unir este vial con el carril bici de Ponent y, antes, con el recientemente inaugurado de Pere Martell.
Informes jurídicos desfavorables
Pese a la alianza de la oposición, lo cierto es que la moción aprobada no afectará en nada al proyecto que ya está ejecutando el gobierno local. «El 8 de octubre acaba una concesión de cincuenta años. Tenemos el esperado carril bici que ya está en construcción y que debemos tener terminado antes de diciembre por la subvención Feder que nos dieron por valor de 275.000 euros», afirmó ayer Xavier Puig, quien recalcó que la voluntad municipal es que «el carril pase por la calzada y no por la acera para garantizar la seguridad y evitar los conflictos».
Puig recordó al PSC que, en su etapa en el gobierno, «se encargó un proyecto de carril bici a la AMT que también afectaba al quiosco», a la vez que rememoró que «en el anterior mandato su gobierno suprimió los quioscos de Cronista Sessé y de Marquès de Montoliu», y «cerró los de Ramon y Cajal y de la Rambla Nova». Sandra Ramos (PSC) respondió que en el proyecto «se preveía una partida para trasladar unos metros el quiosco de la Imperial».
Sobre el proceso a seguir a partir del 8 de octubre, el alcalde Pau Ricomà (ERC) detalló que, aunque se encuentre una ubicación «a precario» mientras no se convoca el concurso público para usar los quioscos de Lluís Companys y de la Font del Centenari, el negocio de la Plaça Imperial no podrá trasladar su caseta.
«El informe jurídico de los técnicos municipales es muy claro, y dice que no es legal hacer obra nueva en una licencia a precario. Y un traslado sería una obra, por lo que no cometeremos ninguna ilegalidad», afirmó el máximo representante municipal. Por su parte, el concejal de Béns i Patrimoni, Hermán Pinedo, reivindicó haber hecho «todo lo posible para solucionar este tema», pero recalcó que la concesión actual es «anacrónica» y que, por ello, el nuevo permiso que se concederá «se hará mediante un proceso público y de libre concurrencia», que podría iniciarse a finales de este año para que el nuevo emplazamiento pueda abrir a principios de 2022.