Hay en las calles de Tarragona cierta pereza matinal. En la Rambla Nova sus gentes pasean con medio bostezo y un ansia de café que las delata. En las puertas de los bares se escuchan los chillidos de las tazas, todos y todas desean evitar las prisas, pero la rutina ahoga gargantas. El ritual diario en el centro de la ciudad lo rompe esta vez el Dixieland, el Festival internacional de jazz, blues y registros colindantes que ha marcado el paso en los últimos años. El fin de semana de Dixie no es cualquier cosa, provoca jarana en las calles, una especie de fiesta mayor rodeada de instrumentos y entusiasmo.
El grupo almeriense la Gata Brass Band se ha convertido en el agitador de la matinal. Inaugura la propuesta a la altura del Teatre Metropol, en el núcleo del meollo.
Gata Brass Band se comporta como una explosiva agrupación que combina el funk y las influencias de Nueva Orleans con la música española y rasgos de rock, electrónica y mestizaje. La banda, formada por instrumentos de viento y percusión, incorpora el beatbox y una potente voz soul para generar una sonoridad original y creativa.
Sus músicos toman el escenario ambulante y se percatan de una timidez ambiental que desean romper. Deciden sacudir el apagón del personal con ritmos pegadizos y un constante «be free» que engancha. Alrededor de la banda se amontona un público ilimitado. Los jubilados disponen de ventaja por aquello del horario, en día laboral, aunque pronto se suman familias enteras que no esquivan la euforia. Se ponen a bailar como si no hubiera un mañana, alentados por la inocencia de sus hijos e hijas.
«Qué ritmito más bueno un jueves por la mañana», exclaman Maria y Rosa, dos señoras que se contagian del optimismo que desprende ese instante y, en lugar de completar el paseo de cada mediodía, deciden vivir el Dixie. No hay mejor forma de ofrecerle al cuerpo vitamina vital.
El mercat, sorprendido
Mientras la Gata Brass Band paraliza la Rambla Nova, a escasos 500 metros, en el Mercat retumba un sonido poco frecuente. El recinto, con olor a pesca salada, anda repleto de carritos de la compra, lo habitual por esos lares, aunque la música modifica el paso de los acontecimientos. Steam Brass Band se acomoda para llamar la atención del gentío. Lo consigue desde el minuto uno.
Compuesta por 9 músicos, la banda expone un repertorio moderno, interpretado con instrumentos de viento. Se distinguen como como una propuesta divertida y gamberra de estilo steampunk. Encienden las calderas del Mercat para ofrecer show dinámico que se pasea entre parada y parada con una naturalidad asombrosa. Los más atrevidos siguen cada uno de sus pasos.
Las dos primeras actuaciones de la jornada confirman la tendencia al alza de un certamen que regresa por la tarde con acciones paralelas como la presentación del libro Round about Tete, obra de Pere Pons. El acto se celebra en La Capona, un espacio cultural de calado en la ciudad, referente de la literatura. Por su parte, Stromboli Jazz Trio deleita a los amantes de la especialidad en la Plaça del Rei, como primer plato del Dixie a la fresca.
El festival alcanza su vigésima novena edición con un programa marcadamente callejero, con más de la mitad de las actuaciones itinerantes y en espacios al aire libre. En total, 20 formaciones, procedentes de Andalucía, Madrid, Murcia y Catalunya, impartirán 47 actuaciones a lo largo de los cuatro días de Dixieland. Éste repartirá su cartel en 26 espacios diferentes y presentará nueve estrenos, tres de ellos absolutos, tres creados en Catalunya y otros tres en el Camp de Tarragona, así como una coproducción artística.