«La falta de ayudas públicas, el estilo de vida de los millennials y los cambios legislativos sobre la vivienda desde el año 2009 son una combinación explosiva que hace que la compra sea inaccesible para los jóvenes». Sergio Nasarre, profesor de la URV y director de la Cátedra Unesco de Vivienda, tiene claro los motivos que han provocado que la hipoteca se haya convertido en una palabra prohibida para la mayoría de los jóvenes.
Hay un dato revelador y que evidencia que el mercado de la vivienda es inaccesible para la mayoría de jóvenes menores de 34 años: solo dos de cada diez se han emancipado y les cuesta el 60% de sus ingresos, un sobresfuerzo importante.
Según el último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, publicado en el Día de la Juventud, los jóvenes españoles tendrían que cobrar el doble de lo que perciben actualmente para poder comprar una casa: deberían tener un salario mensual de casi 2.000 euros para que el coste hipotecario no llegue a superar el 30% de sus ingresos.
A finales de 2019, sólo el 18,7% de la juventud española –entre 16 y 29 años– estaba residiendo fuera del hogar familiar, el peor dato de emancipación juvenil en España desde 2002. A pesar de ello, sigue habiendo un sector de la juventud que se atreve a emanciparse o tiene la intención de hacerlo en plena crisis del coronavirus.
Comprar en tiempos de crisis
Marcos es un joven tarraconense de 27 años que se está en proceso de convertirse en una rara avis. Si todo va según lo previsto, su intención es comprarse un piso en las próximos meses, cuando encuentre un espacio que le satisfaga. Está en búsqueda activa de una nueva vivienda y sumergirse en una hipoteca es un contexto que no le intimida gracias a su situación laboral: «Por suerte tengo un trabajo estable y creo que el momento de salir de casa de mis padres ha llegado. Además, creo que la crisis del coronavirus va a hacer que los precios de los pisos bajen. No tengo prisa, ya que mi intención es comprar y no alquilar».
Alquilar era una opción que le pasó por la cabeza al joven tarraconense, pero Marcos afirma que a nivel económico ve mucho más viable meterse en una hipoteca: «Uno se pone a hacer cálculos y alquilar sale mucho más caro que comprar. Sí que es verdad que una hipoteca te ata y que un piso en propiedad tiene otra serie de gastos que con el alquiler no tienes, pero creo que comprar es una mejor opción. Al fin y al cabo es otra manera de invertir».
En todo caso, el tarraconense no duda en denunciar la falta de apoyo para aquellos jóvenes que sí que apuestan por emanciparse a pesar de la difícil situación que vive el país: «No puedo entender cómo no existen ayudas para los jóvenes que nos queremos emancipar. Encima de que no somos demasiados, tampoco nos dan facilidades para ello. Los jóvenes somos los grandes olvidados».
Emanciparse en pareja
Otro ejemplo es el de David, otro tarraconense de 26 años que en su caso se marcha de alquiler junto a su pareja en las próximas semanas, en una decisión consensuada y decidida: «Considero que a pesar de las dificultades hay que salir de la zona de confort, hay que hacerlo para exigirse más a uno mismo y mejorar. Por otra parte, a mis casi 27 años creo que era momento de dar un paso adelante e independizarme. En mi caso, la pareja es un papel importantísimo para tomar esta decisión, dado que no es lo mismo independizarte solo que acompañado».
Para el tarraconense los factores que provocan que cada vez sea más difícil dar el paso son los siguientes: «La precariedad laboral tanto a nivel de trabajo como salarial es enorme, el precio del alquiler con los salarios bajos y el precio de todo en general hace difícil independizarse». Además, el coronavirus y la crisis que ha desatado no ayuda, pero David intenta ser optimista: «La incertidumbre provocada por el coronavirus creo que es algo que preocupa a toda la sociedad, no solo a quien se independiza, pero vamos a intentar ser positivos y pensar que dentro de lo malo va a ir lo mejor posible».
El joven ha decidido marcharse de casa junto a su pareja en forma de alquiler, aunque es consciente de que el impacto económico que supone es importante: «Alquilar se complica mucho si el primer mes has de pagar la mensualidad, dos meses de fianza y la comisión de agencia, en caso de que haya una agencia como intermediaria. En mi opinión, un piso de 500-600€ sin muebles se te convierte en una inversión de 5.000-6.000€ (entre gastos del piso y muebles) solo para entrar, muy difícil para gente joven en general».
Pese a las exigencias económicas que supone un alquiler, descarta la compra de un piso a corto plazo: «En el actual momento veo muy inviable la compra de un piso, ya que la mayoría de jóvenes vivimos una situación laboral incierta, con la mayoría de contratos temporales y con cierta dificultad para conseguir un puesto fijo».