El Grupo Inmobiliario Ferbor ha solicitado la ejecución forzosa de una sentencia dictada el 29 de junio de 2018, en base a la cual el juez reconocía que el número 2 del Pla de la Seu es un local independiente, propiedad de esta sociedad, que no forma parte del edificio patrimonial de Ca l’Ardiaca.
La petición llega después que en el año 2020 ya hubo una sentencia firme al respecto, en la que se requería a los dueños del palacete medieval del Pla de la Seu que «realizaran las obras pertinentes para reconstruir la propiedad y devolverla al estado en que se hallaba antes de su intervención». Así lo recogía la sentencia de la Audencia Provincial de Tarragona después que el Grupo Inmobiliario Ferbor denunció a la empresa Desarrollos Arbe SL –propietaria de Ca l’Ardiaca–, ya que el pie de hormigón que sustenta el andamio de la fachada bloquea la puerta de acceso al local.
«Hemos estado esperando durante todo este tiempo, porque no queremos ser un obstáculo, pero esta gente pasa de todo», lamentaba Xavier Ferrando, en nombre del Grupo Inmobiliario Ferbor. Este asegura que durante todo este periodo no ha tenido contacto alguno con la sociedad demandada, tan solo con sus abogados. Por este motivo, y teniendo en cuenta el estado de degradación del inmueble que se ha acentuado en los últimos tiempos, Ferrando ha decidido reabrir el tema, con esta petición de ejecución forzosa que fue presentada el pasado miércoles día 5 de junio.
«Al final nos veremos afectados por una cosa con la que no tenemos nada que ver», afirmaba. Este asegura que no ha podido entrar al inmueble desde que firmó la escritura de compraventa en el año 2013. No obstante, la pesadilla de este inversor había empezado mucho antes, cuando decidió hacerse con la propiedad de un local, ubicado en un espacio privilegiado de la ciudad.
Ferrando tenía previsto abrir un restaurante en el inmueble de unos 150 metros cuadrados, ubicado al pie de las escaleras de la Catedral, que era propiedad del Arzobispado y que antiguamente había sido una tienda de souvenirs. Pese a ello, durante estos últimos once años no ha podido acceder al local, teniendo en cuenta que se vio sumido en un litigio para demostrar que el inmueble no formaba parte del conjunto de la finca.
La situación acabó de complicarse cuando se instaló la estructura de hierros del exterior y la puerta del local quedó ‘tapiada’ detrás de los bloques de hormigón. «Quiero tomar posesión para ver cómo está todo, pero no puedo entrar y al final vas viendo como todo aquello, que es mío, va deteriorándose generando una sensación de impotencia», argumenta Ferrando.
Situación de bloqueo
Ferrando avanza que no se mantendrá con los brazos cruzados y que si no hay una respuesta que dé cumplimiento a la sentencia seguirá adelante hasta las últimas consecuencias. Y es que, después de la experiencia que ha tenido, afirma que «ahora mismo, la credibilidad que puede ofrecer esta gente es cero».
Ferrando no confía en que los propietarios quieran seguir adelante con la construcción de un hotel de altas prestaciones en este espacio. Asimismo, lamenta que ha hecho llegar su interés para comprar el inmueble y que «los abogados lo que nos dicen es que no quieren vender». El enésimo episodio de un cúmulo de despropósitos que mantienen en una situación de bloqueo el futuro de un inmueble que el Ayuntamiento quiere convertir en un Parador Nacional de Turismo.