Palmeras de colores en la noche

La tercera jornada del Concurs de Focs de Tarragona estuvo a cargo de la pirotecnia Martarello, de  Italia, con 569 kg de pólvora

01 julio 2017 11:51 | Actualizado a 01 julio 2017 11:57
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Venidos desde Arquá Polesine, Italia, la pirotecnia Martarello ofreció ayer a los presentes un espectáculo agradable pero repetitivo, aunque con sorpresa final. Desde la Baixada de Toro, los presentes se afincaban expectantes, resguardados con sus chaquetas del aire de mar y armados con sus teléfonos móviles, listos para registrar todo el acontecimiento. 

En el cercano césped, amistades y familias hicieron de la zona reservada su picnic particular, con niños jugando al balón y padres esperando a ver los fuegos artificiales. 

El cielo estaba despejado y sin nubes, tampoco sin estrellas, tan sólo asomaba una tímida luna que tal vez quisiera contemplar también el espectáculo. Los fuegos artificiales de la empresa familiar fundada el 1921 fueron simples, llenos de palmeras idénticas o que iban cambiando de color, anque su sencillez no decepcionó del todo al público asistente, quien de vez en cuando hacía algún aplauso esporádico.

En el cielo se pudieron ver un par de corazones y alguna otra forma geométrica de colores, pero la gran mayoría de los fuegos lanzados parecían los mismos en diferentes variantes de color.

La cantidad de masa pirotécnica usada esta vez fue de 569 kilogramos, descargados sobre todo en los dos colofones finales. El primero fue el esperado, un gran estallido de fuegos sin son ni concierto de colores, estruendo y grandiosidad, pero cuando todo el mundo se marchaba hacia sus casas, pasados apenas un par de minutos desde el aparente final, hubo una última traca, mucho más espectacular que la primera y, si cabe, mucho más espectacular que toda la jornada entera, apareciendo desde el agua ráfagas de bronce y azul. 

Ana Segura, quien acudía al concurso por primera vez en esta semana, aseguró: «Al inicio los he encontrado lentos pero luego han ido cogiendo ritmo, pero lo mejor ha sido el final por sorpresa, cuando la gente ya se estaba yendo».

Opinión que compartía otra de las asistentes al evento, Raquel Subirán, quien afirmó que «había partes muy bonitas porque había mucho colorido, pero en otros momentos era muy soso, todo el rato lo mismo. Lo mejor han sido los corazones y el colofón final».
A pesar de que la empresa Martarello ganó el concurso tarraconense en el año 1997, esta vez el público prefirió los fuegos de los murcianos, aunque aún está por ver qué pasará el último día. 

El cuento de hadas de figuras aladas y ‘mágicas’ en el firmamento aún no ha terminado, y todo está por decidir aún. Algo que tuvieron en su favor los italianos fue mucha más aglomeración de público que los dos días anteriores, dificultando el regreso de los espectadores a sus casas, quienes no dejaban de comentar lo mucho que les había agradado la sorpresa final, mientras los niños que aún no habían roto a llorar por el estruendo, saltaban y brincaban pidiendo más. Todavía tienen oportunidad.

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