El Ministerio de Transición Ecológica define la playa de La Pineda como «la que recibe mayor proporción de pellets de preproducción de entre las muestreadas». Así lo catalogó en su informe ‘Perfil ambiental 2020’, publicado en 2021, y donde ofrecía una explicación. Sucede «presumiblemente debido a su proximidad a una importante concentración de industrias del sector de la fabricación y transformación de plásticos». El estudio se había realizado entre los años 2016 y 2020.
La Pineda ha sido el epicentro de la llegada más o menos constante en los últimos años de estos residuos, ahora en el foco por los vertidos que afectan a zonas como Galicia o Asturias. «La situación allí es de un completo desastre ambiental pero aquí ya llevamos años con esto. No son vertidos, sino una mala gestión de los residuos, que se escapan por los sumideros de las aguas pluviales, bajan de las industrias por las rieras del territorio y llegan al mar y a las playas», explica Joaquim Rovira, investigador del Centre de Tecnologia Ambiental Alimentària i Toxicològica (TecnATox) de la URV.
Del Delta a Torredembarra
Un mapa de la entidad Good Karma ilustra cómo no solo La Pineda se ve agraviada. Tarragona aparece como la provincia de España con más litoral donde se han detectado estos microplásticos. Al menos 12 playas han sufrido en los últimos años estos residuos, desde el Delta hasta Torredembarra, pasando por L’Ampolla o arenales de Tarragona capital como la Llarga o Arrabassada.
Jordi Oliva, fundador de Good Karma y director del proyecto MedPellets, sostiene que «en cualquier playa de la provincia de Tarragona puedes encontrar pellets, aunque la mayor concentración se da cuanto más próxima está a la desembocadura del Francolí». En 2019 la organización estimó que podía haber hasta 90 millones de ellos solo en La Pineda.
Viaje por el Mediterráneo
Oliva indica que «en realidad nuestra preocupación no es La Pineda» porque va más allá: «En la Platja Llarga, la mitad de los microplásticos son pellets. Nuestra inquietud es que debido a los vientos de la zona, de tierra hacia el mar más de la mitad del tiempo, eso hace que los pellets estén viajando mar adentro, por el Mediterráneo. Hemos investigado para ver que han llegado incluso a las Islas Baleares».
El Ministerio señala a La Pineda como la playa que recibe más residuos de este tipo en España
Para Oliva, los pellets de la playa «son solo la punta del iceberg». Recuerda, además, que «cada año se mueven más de 80.000 contenedores en Tarragona, y además importamos y exportamos más material que no conocemos, porque somos un centro logístico de este material en el sur de Europa».
Good Karma está colaborando y dando apoyo a organizaciones de Galicia en la lucha contra los vertidos, ahora que lo sucedido ha sacado a la luz esta realidad local: «Llevamos seis años trabajando para hacer visible una problemática que era invisible a los ojos de la administración y la ciudadanía». Oliva sostiene que el sector químico «habla de concienciación pero a estas alturas no podemos estar así, no hace falta sensibilizar a las empresas, eso no es suficiente. Lo que hay que hacer es regular y establecer medidas obligatorias para trabajar y manipular».
Jaume Folch, profesor de bioquímica y biología molecular en la URV, afirma que «estos pellets aún seguirán existiendo de aquí a 500 años» y añade que «el problema no son los que llegan a las playas, que tienen su impacto, también desde el punto de vista visual en un lugar de turismo masivo, sino los que no llegan, porque son partículas que siguen circulando por el medio». Folch alerta de que, además, en el trayecto «pueden ir incorporando más cosas, como metales pesados o contaminantes orgánicos, algo que en la ingesta no nos va bien». Folch añade que estas bolitas de diámetro milimétrico, materia prima para la fabricación de plásticos, son en realidad «el microplástico más grande».
Vila-seca, uno de los municipios más afectados, ha puesto más de una vez el grito en el cielo. «Llevamos cinco años de denuncia constante. Es inaceptable. Hemos tenido episodios de todo tipo, sobre todo de mucha incomprensión inicial. La Generalitat se expulsaba la responsabilidad y nos decían que no sabían de dónde procedían estos pellets», explica Pere Segura, alcalde de Vila-seca.
Vila-seca, indignada
El edil agrega: «No vienen de lugares recónditos sino de las rieras, adonde llegan desde los polígonos industriales y logísticos. Una pequeña parte, aunque muy escandalosa, va a La Pineda y la otra, el iceberg, al Mediterráneo. Somos una administración pequeña y tenemos que denunciar».
La propia industria química tarraconense ha reconocido el problema y trabaja para minimizarlo. La Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT) puntualiza que el sector químico está inmersa en «un proceso de mejora continua, acompañado de la implementación de mejores prácticas y tecnologías disponibles».
Investigadores de la URV han detectado un impacto en la salud de esta microcontaminación
«Las empresas asociadas a la AEQT que fabrican o trabajan con polímeros plásticos están adheridas a la iniciativa Operation Clean Sweep (OCS), un compromiso voluntario que recoge las mejores prácticas, estándares, procedimientos y técnicas para prevenir la pérdida de pellets», explica la AEQT. La asociación dice que «el compromiso va más allá de la simple adhesión al programa y están en proceso de certificación por parte de una entidad independiente homologada. La mayor parte de ellas ya han completado la certificación y el resto se espera que lo hagan a lo largo de 2024».
Una de las preguntas clave es la afectación sobre la salud humana, dado que tanto los pellets como los microplásticos en general, una vez llegan al mar, pueden acabar entrando en la cadena alimentaria. Los expertos sostienen que sí existe un perjuicio pero es complicado de calibrar. «Seguramente afecta a cómo responde nuestro sistema inmunitario, por ejemplo, para afrontar la Covid o la gripe. Es difícil de cuantificar, pero puede tener que ver con las reacciones del sistema inmunitario a infecciones», apunta Jaume Folch.
El investigador Joaquim Rovira relata, a partir de estudios realizados por la propia URV, que «pueden tener un efecto disruptor endocrino. Son sustancias químicas que interfieren en el sistema hormonal. Es una microcontaminación que no va a provocar nada agudo pero sí puede desencadenar obesidad o diabetes. Es una afectación potencial a largo plazo y crónica».
Acció Climàtica abrió primero un expediente a ocho empresas que ahora ha ampliado a cinco más. En total, son 13 las investigadas. Han trascendido los nombres de ocho: Basell Poliolefinas, SK Primacor, Transformadora de Etileno, Katoen Natie, Schmidt Ibérica, Ravago Plásticos, Repsol Química y Dow Chemical Ibérica.