Viene de: Del infierno de las cárceles de Perú a Reus: "Fue un infierno"
«Que la gente se entere de lo que está pasando y que no venga nadie más, por favor», alerta Martín Castillo, un tarraconense que vive en Perú y que se ha topado con una dura realidad en los últimos años: el goteo de españoles que han hecho de ‘mulas’ entre España y Sudamérica y que han acabado detenidos y encarcelados. A veces Martín es la única conexión del preso con su familia en España. Él es voluntario de Fundación +34, una entidad que trabaja por la calidad de vida y la reinserción de los presos españoles en el extranjero.
Martín se ocupa de Perú. Va a visitar a los encarcelados españoles y luego informa a los suyos al otro lado del Atlántico. Ejerce una labor vital de apoyo y compañía: «Nuestra principal actividad son las visitas. Para los reclusos es importante hablar con alguien de ‘afuera’, y si es paisano mucho mejor. Hablan de cosas triviales y a veces profundas, ríen y lloran con nosotros, les contamos de sus familias, les damos cartas y nos dan mensajes para ellos».
Admite que en los últimos meses las condiciones de las prisiones han mejorado, aunque siguen sufriendo problemas de hacinamiento. «Lo fundamental es prevenir para que nadie haga esto más. Durante los años de la crisis, las mafias llegaban a reclutar a las ‘mulas’ hasta en la cola del paro o en los desahucios», recalca.