Cada uno de los tres candidatos a rector/a de la URV llegaba acompañado de su respectiva jefa de prensa (sí, los tres tienen una), que se cercioraban de que el sorteo del orden de las intervenciones fuera equitativo. También elegían el color que les tocaría un controlador que, desde una pantalla, iba avisando a cada uno de los segundos que le quedaban.
Eran las escenas previas al debate televisado entre Josep Pallarès, María José Figueras y Mercè Gisbert organizado ayer por TAC 12. El encuentro era una muestra del nivel de elaboración que puede llegar a tener una campaña al rectorado y que sorprende al simple espectador. Basta con tratar de seguirles, por ejemplo, por los innumerables bolos que tienen estos días por todas las sedes universitarias. El calendario de la gira puede seguirse porque, cómo no, cada candidatura tiene su propia página web.
El de ayer fue un debate civilizado en comparación con los de los políticos (no debía esperarse lo contrario de tres doctores). A la moderadora, Roser Marquès, no le tocó intervenir más que para presentar los temas o recordar los turnos de palabra. Eso sí, que fuera civilizado no quiere decir que faltara tensión y algún momento incómodo.
A por los votos que más pesan
Así pues, no debía extrañar que la estrategia estuviera bien medida; al final cada uno iba a lo que iba: a por los votos, teniendo en cuenta, además, que no todos cuentan igual. El peso del voto del profesorado doctor con vinculación permanente es del 51%; el del resto del colectivo docente e investigador, del 12%; el del estudiantado, del 20%, y el del personal de administración y servicios, 17%.
El debate comenzó con un breve resumen del extenso currículum de los tres candidatos, cada uno de un ámbito del conocimiento diferente: Josep Pallarès es catedrático de Tecnología electrónica; María José Figueras, actual rectora, de Microbiología, y Mercè Gisbert, de Tecnología educativa.
Aunque los tres coincidieron en que la universidad necesita más recursos, el presupuesto dedicado al capítulo 1 (el personal) concentró buena parte de los minutos más intensos.
Cifras a conveniencia
Cada uno llegó con su buen arsenal de cifras. Gisbert, por ejemplo, recordó que la universidad tarraconense gasta el 84% de su presupuesto en este apartado y es la que tiene más profesores asociados del Estado Español.
Figueras recordó que dos años de su mandato han estado marcados por la pandemia (una circunstancia en la que insistiría a lo largo del debate), pese a lo que, aseguró, se ha conseguido estabilizar un importante número de plazas tanto docentes como administrativas.
Pallarès prometió un plan de choque los 100 primeros días para recuperar una veintena de plazas de personal docente investigador (PDI) que aseguró que se han perdido en los últimos años.
La mayor parte de los enfrentamientos directos fueron con Figueras, que defiende el cargo, en especial por parte de Pallarès, quien le recriminó que el presupuesto para personal habría aumentado en nueve millones en cuatro años, a lo que la actual rectora respondió que ese dinero en realidad fue a parar a incrementos salariales y beneficios obtenidos por los sindicatos. Cifras iban y venían.
En lo que se refiere a infraestructuras, salió a colación el edificio de la facultad de educación. Figueras aseguró que las obras que se iniciarán en la sede actual dignificarán los espacios, mientras Gisbert aseguró que con el dinero que se destinará «no hay ni para comenzar».
El segundo bloque estuvo dedicado a la investigación y la docencia. Aquí una vez más los tres, a su manera, coincidieron en la necesidad de formar a los estudiantes para las necesidades del mercado laboral. En este aspecto, Figueras sacó pecho del acompañamiento que se hace de los alumnos y de los pasos que se están dando hacia la formación dual y de ser la segunda universidad catalana en doctorandos industriales.
Aquí se suscitó otra de las polémicas con Pallarès a cuenta de la necesidad de un sistema para reconocer las actividades extraacadémicas de los alumnos, algo que, de alguna manera, aseguraba la rectora, ya se había comenzado a hacer con algunas pruebas piloto. Gisbert argumentó que el problema es que no se han concretado.
En lo que se refiere al futuro de la universidad, el peso de la institución en el territorio también fue motivo de controversia a cuenta del la Vall de l’Hidrogen Verd, que Figueras veía como un ejemplo del liderazgo universitario y Pallarès acusaba de haberse quedado en una visión demasiado local.
Al final, cómo no, hubo un minuto de oro para dirigirse a los votantes en el que los tres tiraron de sus notas. En resumen, que hasta el 23 de mayo, día en que se inician las elecciones, queda mucha campaña por delante.