A los vecinos de la zona centro de Tarragona no les gusta la propuesta de ordenanza de terrazas que presentó hace unos días el Ayuntamiento. Lo que más les molesta es que, según explican, no han contado con ellos para elaborar el texto. Una de las medidas que más les preocupan es que, a partir de ahora, en algunos puntos de la ciudad, las terrazas podrán cerrar a las dos de la madrugada, en lugar de a la una como hasta ahora.
Anem a pams. La Associació de Veïns Tarragona Centre ha emitido un comunicado para mostrar su disconformidad con la nueva propuesta de ordenanza de terrazas. En primer lugar, muestran su enfado porque aseguran que se ha redactado sin tener en cuenta el punto de vista de los vecinos. «No nos consta que nadie de nuestros socios haya participado en una encuesta sobre un tema que incide de pleno a su barrio», dicen desde la entidad, quienes añaden que los vecinos han sido conocedores de la nueva normativa gracias a partidos políticos que no están en el equipo de gobierno. «Estos dos hechos dan a entender que el actual Consistorio pretende dejar al margen la opinión de los vecinos de la zona y solo ven conveniente tener en consideración las opiniones del tejido económico», añaden.
Una de las medidas que más preocupa a los vecinos es que la propuesta abre la puerta a las excepciones. Por ejemplo, en el caso del espacio que deben ocupar las terrazas. «Las excepciones deben quedar muy claras, ya que puede llevar a tratos de favor y poca uniformidad en el criterio», explican desde la entidad.
Sin ninguna duda, el debate de la ordenanza se centra en la hora de cierre, que pasa de la una a las dos de la madrugada en algunos puntos de la ciudad, como la Plaça Corsini y su entorno. «La ordenanza debe regular el uso privado del espacio público y aligerar al máximo las molestias a los vecinos. Lejos de esto, lo que provocará este documento es limitar las horas de sueño y de descanso vecinal», dicen en el comunicado.
También les parece insuficiente el espacio destinado a los bancos y a los peatones. «Creemos que la distancia mínima que figura a la propuesta de ordenanza es poca y provoca que, cuando haya circulación de personas en sentidos contrarios de la marcha, deban esquivarse mutuamente», explican los vecinos.
Finalmente, desde la entidad aseguran que su apuesta es limitar el espacio de las terrazas en la zona urbana de la ciudad y que, en cualquier caso, sean los coches quienes renuncien a moverse con facilidad por el centro, y no los peatones.