Los ucranianos que llegaron a Tarragona con la guerra comienzan a establecerse en la ciudad

Desde que se inició el conflicto se han empadronado 292 ciudadanos. La mayoría han sido atendidos en la oficina para demandantes de asilo puesta en marcha por el Ayuntamiento

11 noviembre 2022 20:23 | Actualizado a 12 noviembre 2022 06:55
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Desde que comenzó la guerra en la ciudad se han empadronado 292 personas procedentes de Ucrania (que han venido a sumarse a las 389 que ya vivían aquí). De todos estos nuevos empadronados la inmensa mayoría, 241, han sido atendidos en el Punt Informatiu Municipal d’asil i refugi, PIMAR, que puso en marcha el Ayuntamiento de Tarragona en marzo; apenas un mes después del inicio del conflicto.

Lila Messibah, coordinadora del PIMAR, explica que desde que comenzaron a llegar hasta ahora las demandas de estos ciudadanos han cambiado mucho. En un principio llegaban junto a las familias que les acogían «porque no sabían que hacer» y necesitaban hacer trámites básicos como la escolarización de los niños; siempre con la idea de que se trataría de una situación temporal y que volverían en breve a su país.

Ahora, no obstante, las peticiones son distintas y la mayoría tienen que ver con lo que necesitan para establecerse de manera más permanente en la ciudad: están muy interesados en los cursos de idiomas, en especial de Catalán, para poder trabajar. También están llegando personas que quieren saber cómo homologar sus títulos, por ejemplo.

Una de las consultas más frecuentes tiene que ver con la vivienda. Muchos no consiguen que les alquilen o necesitan cambiarse de casa porque no pueden seguir pagando las cantidades que pagaban al principio, cuando pensaban que sería una situación temporal. Ante esta situación han visto familias de dos o tres personas que se juntan en un mismo piso.

Las hay también que han decidido quedarse en la ciudad de manera permanente y por eso renuncian Programa de Acogida e Integración de Personas Solicitantes de Protección Internacional del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y que gestiona Creu Roja.

Además está la dificultad, explica la Messibah, de que hay personas que están en viviendas que no se encuentran a su nombre, lo que hace complicado realizar casi cualquier trámite.

Participar en la vida de la ciudad

Paula Varas, concejal de Nova Ciutadania, explica que este cambio en la perspectiva de las personas ucranianas que han venido se hace evidente incluso en su interés por participar en la vida de la ciudad. Pone el ejemplo de la Associació d’Ucraïnesos de Tarragona, que si en un principio estaba centrada en organizar actividades para recaudar fondos y material para sus compatriotas en Ucrania, ahora se dedica más a la situación de los que están aquí «pero, sobre todo, a mostrar su cultura y tradiciones», como sucedió en I Congrés de Migració i Interculturalitat del Camp de Tarragona que se celebró el mes pasado y en el cual tuvieron un papel muy activo. También han pedido formar parte de la Taula Intercultural de la ciudad y de otras ferias como la de Navidad.

Aunque el número de ciudadanos que van llegando no es, ni mucho menos, como al principio de la guerra, nunca han parado de venir y se espera que la cifra aumente con la llegada del frío.

Maria Kupriyenko, traductora del PIMAR, pone un ejemplo: los hijos de su prima estuvieron durante un tiempo en su casa para luego regresar a Ucrania. Ahora, seguramente, volverán. «La situación es insostenible, la temperatura está bajando bastante y solo tienen cuatro horas de electricidad al día», relata.

Los datos también avalan su percepción de lo que viene. Según los datos del INE, en el conjunto de la provincia de Tarragona la tendencia es al alza. Si en agosto se había registrado la llegada de 93 personas en septiembre ya eran 260.

Una ventanilla única

Una de las grandes ventajas del servicio, explica Varas, es que ha permitido una amplia coordinación en todo el territorio tanto con administraciones como con entidades, lo que traduce en que los usuarios se han evitado tener que ir tocando puertas aquí y allá. Aquí se ayuda por igual a hacer seguimiento de documentos que a buscar trabajo.

Para ello la labor de Kupriyenko ha sido decisivo, ya que no solo trabaja en el PIMAR, sino que acompaña a quienes lo necesitan a hacer trámites. Pone el caso de una señora mayor que había ido en varias oportunidades al CAP porque necesitaba tratamiento para su diabetes. Gracias a la intermediación de la intérprete consiguió que la entendieran.

124 de otras nacionalidades

Hay que recordar que se trata de un servicio para los solicitantes de asilo y refugio de cualquier nacionalidad aunque la llegada de los ucranianos, ha sido la que ha dado el impulso definitivo. De hecho desde su puesta en marcha ya han pasado 124 personas de otras nacionalidades. Las principales son Colombia, Venezuela y Cuba, aunque más recientemente han comenzado a llegar personas de Rusia, en especial hombres que no quieren ser llamados a filas por el ejército.

Uno de los valores del PIMAR es que desde que se puso en marcha ha contado con el trabajo de distintas entidades que se encargan de la atención a personas migrantes y que se ocupan de la atención un día a la semana. Hay colaboración, además, con todos los departamentos del Ayuntamiento.

Explica Varas que tanto la contratación de la coordinadora del servicio como el de la traductora han sido posibles gracias a la financiación de la Generalitat y, de momento, el proyecto solo abarca hasta el mes de diciembre. No obstante, señala, el volumen de atenciones que han hecho hasta ahora a más que demostrado que se trata de un servicio necesario, por lo que la intención es mantenerlo.

Actualmente están trabajando en el seguimiento de los ucranianos que han sido atendidos para conocer su situación, especialmente laboral. También están recopilando los datos de los posibles beneficiarios de la ayuda que el Gobierno ha anunciado para familias vulnerables de Ucrania y que consta de 400 euros más 100 euros por menor al mes. La intención es tenerlo todo para poder tramitarla apenas se ponga en marcha.

Este año se han empadronado en la ciudad 292 personas provenientes de Ucrania, 117 hombres y 175 mujeres. Se trata, en su mayoría, de personas jóvenes. La edad media de las mujeres es de 31 años y la de los hombres de 22,59. Un 34% de los nuevos empadronados tiene entre 0 y 15 años. Solo el 9% tiene 60 años o mas.

Este año se han empadronado en la ciudad 292 personas provenientes de Ucrania, 117 hombres y 175 mujeres. Se trata, en su mayoría, de personas jóvenes. La edad media de las mujeres es de 31 años y la de los hombres de 22,59. Un 34% de los nuevos empadronados tiene entre 0 y 15 años. Solo el 9% tiene 60 años o mas.

La gran mayoría está viviendo actualmente en el centro de la ciudad, el 58,9%, seguidos a mucha distancia de quienes viven en distintos barrios como Tamarit, Sant Pere i Sant Pau, Sant Salvador o Torreforta.

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