Los tres ocupas que viven desde hace más de un mes en el piso de arriba del Teatre Metropol no quieren irse. Después de varios días de negociaciones con el Ayuntamiento, han comunicado su decisión de no abandonar el inmueble. El Consistorio les ha ofrecido cinco o seis noches en una pensión, para después empezar con un plan de trabajo. No lo quieren.
Mientras siguen las mediaciones, la concejala de Serveis Socials, la cupaire Inés Solé, ha pedido a los servicios jurídicos del Ayuntamiento un informe que determine el estado actual del edificio, teniendo en cuenta que la estructura está bastante dañada. Si el informe valora que hay riesgo de desprendimiento, los tres ocupantes deberán ser desalojados de inmediato. Todo apunta a qué la decisión se tome antes de que se acabe esta semana.
Los tres ocupantes –una pareja y una chica joven– llegaron al lugar hace aproximadamente un mes y medio, procedentes de Barcelona. Entraron en el edificio, se afincaron en una de las viviendas y cerraron la puerta con una especie de cadena. No son personas conflictivas, aunque han pasado por situaciones complicadas en los últimos tiempos que les han llevado hasta aquí. Se trata de una ocupación un poco especial, teniendo en cuenta que el inmueble es catalogado como Bé Cultural d’Interès Local (BCIL) y, además, no reúne con las condiciones de habitabilidad necesarias. El concejal de Patrimoni, Hermán Pinedo, aseguraba hace unos días que «allí no podía vivir nadie».
Garantizar su integridad física
«Llevamos días trabajando en una mediación con los tres ocupantes. Desde Serveis Socials se les ofrece un alojamiento, mientras buscamos la manera para que se adapten a un plan de trabajo», explica la concejala Inés Solé, quien añade que las visitas son constantes. «Los técnicos fueron el viernes y el fin de semana también. Estamos ofreciéndoles todos los recursos de los que disponemos. Si están en nuestra ciudad, tenemos que ayudarles». Sin embargo, explica Solé, los tres ocupantes se niegan a irse del lugar. El Consistorio les propone una alternativa habitacional para cinco o seis días y, después, trabajar con ellos un plan para empezar de nuevo.
Paralelamente a las negociaciones, Solé ha puesto en marcha la maquinaria jurídica para conocer la magnitud de la tragedia. «Antes de tomar cualquier tipo de decisión, quiero un informe técnico que determine cuál es la gravedad estructural del edificio en cuestión», dice la concejala de la CUP.
En caso de que el informe valore que el estado del inmueble es malo y que existe peligro, los tres ocupantes deberán ser desalojados de inmediato. Todo apunta a que a lo largo de esta semana, llegará el desenlace. «Trataremos el tema con ellos hasta el último momento. Pero lo que está claro es que, primero de todo, debemos garantizar la integridad física de estas tres personas», añade Solé.