El año acaba con los precios del alquiler por las nubes, batiendo récords históricos. En la provincia se ha situado, de media, en 558 euros mensuales. En 2021, en la misma fecha, estaba en 496 euros. Por tanto, en el intervalo de doce meses el precio ha crecido un 12,5%, cinco veces más de lo que se han incrementado los sueldos bajo convenio en Tarragona (un 2,37%). Es el doble de lo que ha aumentado el IPC general, que en noviembre se ubicó en la provincia en 6,8%. Nunca el arrendamiento estuvo tan caro en Tarragona, a juzgar por los datos de la Agència de l’Habitatge y su serie histórica, que se inicia en 2005.
Pero los encarecimientos no son uniformes territorialmente. Alquilar un piso en el Camp de Tarragona es 171 euros más caro al mes –el aumento es del 13% en el último año– que en el Ebre, tras un incremento del 11%. Hay un inevitable efecto de la gran ciudad, donde la demanda para vivir siempre es más alta y hay una escasez de stock cronificada.
Pero el análisis provincial por municipios muestra que el alquiler está subiendo más en algunas localidades de costa que en capitales como Tarragona y Reus. Si analizamos las 20 ciudades principales de la provincia, los principales aumentos del precio medio del alquiler se dan en Vila-seca (24,2%), Salou (22,6%) y Cambrils (18,1%), el centro neurálgico de la Costa Daurada. También en Calafell (Baix Penedès), el alza es muy notoria, de un 19%, mientras que en el Ebre se dispara en el caso de Deltebre (un 42%).
El aumento en Salou y Vila-seca se sitúa en alrededor de los 120 euros en el último año, lo que coloca a ambas localidades en el ‘top ten’ de los mayores encarecimientos de toda Catalunya. En ocasiones, la subida es de casi el doble: en Tarragona alquilar ahora es 70 euros más caro que hace un año y en Reus es 66; mientras, en Salou es 118 euros más elevado y en Vila-seca 120. Todo ello, conviene recordar, coincide con la dinámica generalizada de encarecimiento del alquiler pero también con la recuperación turística definitiva tras el varapalo de la pandemia y, por tanto, con un aumento de la demanda habitacional.
Mucha demanda, escasa oferta
En Tarragona capital la situación se agrava a cada momento. Hay poco parque disponible de alquiler en condiciones, mucha demanda para escasa oferta, y eso eleva los precios. De los 557 euros de media que costaba un arrendamiento en el tercer trimestre del año pasado a los 627 de este. La situación es más llevadera en Reus. El encarecimiento es más alto en la capital del Baix Camp (un 13,4%) pero aún hay 87 euros de diferencia en la mensualidad con respecto a Tarragona, todo ello según los balances de la Agència de l’Habitatge de Catalunya recogidos por el Institut Català del Sòl (Incasòl).
Los datos se parecen mucho a la radiografía reciente realizada por la Cambra de la Propietat Urbana de Tarragona. Según ese informe, el arrendamiento de un piso en la capital se sitúa en los 611 euros, tras un aumento en el último año del 9,6%. La zona de más clara expansión urbanística en Tarragona como son las inmediaciones de Joan XXIII se ha convertido también en la que tiene, de media, los alquileres más caros. La cifra alcanza los 675 euros, incluyendo también el Eixample Sud, donde se engloban vías como Vidal i Barraquer o la Rambla Lluís Companys.
Volviendo al análisis municipal, Tarragona no es la ciudad más prohibitiva de la provincia. Salou y Cambrils tienen tarifas de alquiler más caras, pero también un núcleo del Baix Penedès como Calafell, que también experimenta una de las alzas más importantes en los últimos meses. La geografía importa. La presión habitacional no es la misma en el interior. Valls (aumento del 2,8%), Riudoms (3,2%) o Montblanc (-6,8%) no sufren tanto ese ‘in crescendo’ del arrendamiento urbano.
Incrementos generalizados
Las Terres de l’Ebre siguen su propia dinámica pero también se reproducen algunos patrones comunes. Amposta y Tortosa se están encareciendo más que otras localidades más pequeñas como Roquetes o L’Ametlla de Mar.
En resumen, los precios han aumentado en 19 de los 20 principales municipios tarraconenses en el último año, con la única excepción de Montblanc, en la Conca de Barberà.
La estadística muestra que solo en un municipio tarraconense se superan los 1.000 euros medios de mensualidad. Se trata de Castellvell del Camp (Baix Camp), una población que suele aparecer en las listas de las que tienen las rentas de ingresos más altas y cuyo alquiler medio se situó en septiembre en 1.097 euros. En el acumulado del año hasta ese mes, Altafulla (965 euros), El Catllar (915) o Els Pallaresos (749) figuran también entre las localidades de la demarcación con un alquiler más inaccesible. Todas ellas son poblaciones con un peso específico de las urbanizaciones y muy próximas a una ciudad de mayores dimensiones como Tarragona.
En el otro extremo aparecen varios núcleos ebrenses: La Sénia, Tivenys, Móra d’Ebre, Ulldecona o Móra la Nova gozan de rentas que no superan los 350 euros. El ranking solo tiene en cuenta aquellos municipios con más de cinco contratos registrados.
La situación no tiene visos de mejorar de cara al inquilino en el inminente 2023. La Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), una entidad financiera, señala que la escasez de vivienda hará que los precios continúen tensionados el año que viene. La plataforma identifica a los jóvenes como los principales perjudicados por este escenario de incertidumbre, ya que se les dificulta el acceso al mercado inmobiliario, tanto en la compra como en el alquiler. Y concluye que para «conseguir una mayor estabilidad laboral entre los menores de 35 años y, al igual que en los alquileres, el apoyo de la administración será clave para revertir esta situación». El portal Idealista mantiene que «mientras la demanda no deja de crecer, la oferta de vivienda se va drenando sin que se produzca una reposición de las viviendas que terminan sus contratos». Un informe añade que «en muchos mercados se normalizarán los procesos de ‘casting’» cuando hay algún inmueble disponible.
La plataforma inmobiliaria indica que «el incremento de los precios tiene un efecto directo en las rentas de las familias». En Tarragona provincia, la tasa de esfuerzo para alquilar una vivienda ha pasado en el último año del 27% al 30,7%, superando el umbral recomendado del 30%. Especialmente notorio es el aumento en el caso de Tarragona capital, que ha pasado del 24,8% al 29,5%.
y en Reus 66
Hace una década alquilar en Tarragona provincia valía, de media, 425 euros. Hoy cuesta 558. Son unos 130 euros más al mes, tras un incremento de más del 30% en esa última década. Parecido aumento se ha registrado en Tarragona capital, que ha pasado de los 479 euros de 2012 a los 627 del tercer trimestre de este año, último dato ofrecido por la Agència de l’Habitatge. La diferencia, en este caso, se ha situado en los 148 euros.
La aceleración más intensa de estas tarifas se ha dado en los últimos años. El estallido de la burbuja inmobiliaria desinfló los precios de la compraventa pero, a su vez, hizo crecer el interés por el arrendamiento y también las tarifas. En el intervalo de un decenio, Salou ha pasado de 469 euros a los actuales 642. Son 173 euros más, solo teniendo en cuenta los precios medios oficiales. Lo mismo ha sucedido en Cambrils. La villa marinera ha pasado de un renta media de 481 en 2012 a una de 659 euros, 178 más.