Los alcaldes de Tarragona y Reus piden a la Generalitat que se «acelere» la segunda fase del proyecto del tranvía y que, dada la situación que ahora mismo la primera parte del proyecto está bloqueada por la negociación con los alcaldes de la Costa, que se priorice la conexión entre ambas ciudades para que esta inversión pueda seguir adelante.
«Si en la fase 1 no se ponen de acuerdo, Reus y Tarragona estamos dispuestos a ser fase 1», afirma con rotunidad el máximo representante tarraconense, Rubén Viñuales.
Viñuales pone en valor que en estos momentos Tarragona ya tiene un acuerdo con la administración catalana sobre el trazado por el interior de la ciudad. «Ahora tiene que hacerse el estudio constructivo y después es cuestión de dinero, pero si en estos momentos tienen 500 millones de euros de los fondos de cohesión europeos, que es lo que quieren invertir en la primera fase, no podemos permitirnos que este dinero se pierda».
Así lo transmitió hace unos días a los representantes del Departament de Territori, mostrando una posición a la que también se suma su homóloga reusense, Sandra Guaita. «Tememos que si tenemos que esperar que se pongan de acuerdo con la primera fase, la segunda se retrase y no nos lo podemos permitir, porque afecta a muchísima población», afirma.
El proyecto está en fase de suspenso, después que no hay un acuerdo entre la administración catalana y los ediles de la Costa, que debe facilitar que empiecen las obras que enlazarán Cambrils con Vila-seca, a través de Salou. Las diferencias son especialmente remarcables con el alcalde de este último municipio, Pere Granados, quien incluso ha amenazado de llevar esta cuestión a los tribunales, ya que se opone rotundamente a que haya catenaria en el tramo urbano.
Esto, según reconocía hace unos días el Departament de Territori, está llevando a que se esté estudiando su implantación «baldosa a baldosa», antes de acabar el proyecto constructivo. No obstante, esta situación está llevando a que no pueda cumplirse con el calendario previsto inicialmente, según el cual las obras debían ponerse en marcha este mismo año.
«Creemos que el tranvía es una oportunidad histórica para el territorio, no tan solo porque hay un consenso, sino porque hay un dinero de Europa que debe permitirnos que siga adelante», argumenta Sandra Guaita, quien se muestra convencida de que «sería un error que no pudiera seguir adelante».
Cerca de 250.000 personas
Ambos alcaldes ponen en valor que la conexión Tarragona- Reus comportará una mejora de la movilidad sostenible para un ámbito que en su conjunto suma a más de 250.000 personas, lo que comporta la gran masa de población del Camp de Tarragona.
Asimismo, esta fase es la que prevé el enlace con el aeropuerto, la futura estación intermodal y los campus universitarios de Bellissens, Sescelades y Catalunya, además de los hospitales de Sant Joan y Joan XXIII. «Que hagan las licitaciones que tengan que hacerse para que pueda acelerarse y pueda trabajarse en paralelo», apunta Guaita.
La alcaldesa de Reus explica que en el caso de la capital del Baix Camp, todavía «se está trabajando con la conselleria» el trazado definitivo por la trama urbana, a partir del estudio informativo que redactó el Departament en colaboración con Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya –que es quien operará el servicio–. Ambas partes están acabando de perfilar cómo se introducirán las alegaciones que se hicieron desde la administración local.
En cambio, Tarragona ya tiene una propuesta consensuada, que incluye algunas de las consideraciones que se apuntaron desde la Plaça de la Font. Una de estas hace referencia a que el trazado no pase por la Plaça de la Imperial Tarraco, ya que «sería un drama».
Por otro lado, finalmente no se ha incluido que desde los barrios de Ponent el tranvía pudiera saltar al otro lado de la T-11 o que este pudiera prolongarse más allá de Sant Pere i Sant Pau, hasta el barrio de Sant Salvador y la estación de Camp de Tarragona.
«Debemos ser pragmáticos, ya que esto comportaba modificaciones substanciales en el trazado que podían comportar reiniciar el estudio informativo, lo que habría supuesto dos años o más y esto no nos lo podemos permitir, porque históricamente todos sabemos que el todo o nada, siempre acaba en nada», afirma Viñuales.
N-340 y por los barrios
El enlace desde Reus a Tarragona se hará a través de Vila-seca y entrará a la capital tarraconense por los barrios de Ponent. En este tramo está previsto un doble ramal, uno que discurrirá de forma paralela a la N-340 y el otro que se adentrará a los barrios desde el límite de La Canonja con Bonavista, a través del parking de tierra que hay en la entrada del barrio.
A partir de ahí, subirá hasta la zona de Buenos Aires y seguirá hasta encontrar el vial Josep Tarradellas, donde se prevé una parada cerca del Anillo Mediterráneo. Esta conexión seguirá hacia la zona norte de Riu Clar para bajar de nuevo hacia la antigua carretera nacional, donde entrará a la ciudad a través de la avenida de Roma.
En este punto puede verse como habrá un nuevo ramal, que seguirá a través de la Avinguda Vidal i Barraquer, y que irá a buscar la calle del Mar, hasta la Plaça dels Carros y la estación de ferrocarriles.
Asimismo, en el mapa adjunto puede verse como desde la Avinguda de Roma, el trazado continuará hasta llegar a la estación de autobuses de Battestini, donde está prevista una parada. «Esto nos garantizará que sea intermodal de verdad, ya que podrá bajarse aquí para coger el autobús o llegar a la estación de trenes», indica Viñuales.
Teniendo en cuenta que se ha descartado el paso por la Imperial Tarraco, el trazado discurrirá por la plaza Alcalde Lloret y Enric d’Ossó, hasta la Rambla Francesc Macià, donde se contempla una nueva bifurcación de forma que uno de los ramales seguirá a través de República Argentina y la Avinguda de Catalunya, hasta el Camp de Mart; mientras que el otro avanzará hacia la zona de Joan XXIII, para ir a buscar los terrenos del PP1 y adentrarse hacia la Avinguda dels Països Catalans, antes de terminar en la Plaça de les Amèriques, de Sant Pere i Sant Pau.
Viñuales defiende que «es un buen trazado, teniendo en cuenta que queremos que sea un medio de transporte útil y muy democrático, que llegue a todas partes y puede serlo». Una propuesta que ahora tiene que concretarse con el proyecto constructivo, que será la siguiente fase.
¿Con catenaria?
Los alcaldes de ambos municipios mantienen la misma posición respecto a si debe haber, o no, catenaria, teniendo en cuenta que este siempre ha sido uno de los aspectos más polémicos.
«Hemos trasladado que en la trama urbana donde es imposible, porque sería muy difícil, no la haya. Obviamente bajo criterios técnicos, pero si hay municipios en los que tienen sistemas tranviarios sin catenaria, nosotros reclamamos lo mismo», indica Guaita.
El proyecto constructivo será el que acabará definiendo estas cuestiones, pese a ello, Viñuales ya avanza que mientras no ve ningún problema que por la N-340 haya cableado, no lo ve de igual forma por la calle Del Mar.
«Si fuera todo sin catenaria puede encarecerse el proyecto tres o cuatro veces, si son solo unos tramos, solo lo estaríamos haciendo más caro en determinados tramos y es asumible», afirma el tarraconense.
De momento no se ha dado una cifra sobre el coste que comportará esta inversión, teniendo en cuenta que la totalidad del trazado es de nueva construcción. En el calendario de la Generalitat estaba fijada para 2028, a no ser que cambien las prioridades a raíz de esta petición.