Las acampadas ilegales sigue siendo la principal infracción detectada por la Guàrdia Urbana en el Bosc de la Marquesa –y sus diferentes calas– durante las inspecciones realizadas durante este verano, conjuntamente con otros cuerpos policiales.
Pero se da la circunstancia de que en los tres dispositivos realizados este año se han duplicado el número de denuncias respecto todo el año pasado por instalar una tienda de campaña en este espacio natural protegido. También han aumentado las de realizar fuego y llevar perros, además de las actas de pesca.
Este 2018, y por décimo año consecutivo, la Guàrdia Urbana ha llevado a cabo unos dispositivos especiales, previstos en el Pla de Protecció dels Espais Naturals, que están recogidos en el Pla Local de Seguretat. Se trata de operaciones especiales en determinados fines de semana que se realizan tanto en el Bosc de la Marquesa como en las calas que alberga, un espacio natural protegido. Los dispositivos se llevan a cabo conjuntamente con los Mossos d’Esquadra, los agentes rurales y la Guardia Civil.
De los cuatro previstos para este año, tres ya se han hecho. El último comenzó el pasado sábado y finalizó el martes por la noche. El balance estuvo marcado tanto por la tormenta de la madrugada del martes como la previsión de lluvia para aquella noche.
Los agentes, durante este último periodo, han identificado a 22 personas. Han impuesto ocho denuncias por acampada –seis en Cala Fonda y dos en Roca Plana–, una por hacer fuego –Cala Fonda–, cinco por la presencia de perros en la playa, una por pescar en zona de baño, dos por daños al arbolado –atar la hamaca a los pinos en Roca Plana– y una por consumo de droga –Roca Plana–. Se han intervenido tres parrillas y la Guardia Civil ha denunciado a una persona por remolcar un hinchable con una embarcación de recreo.
Las denuncias impuestas durante este periodo han sido muy superiores en número a las registradas durante el fin de semana de Sant Joan, cuando se considera un momento álgido por la gran presencia de gente que sale a la playa.
Sin embargo, este año no ha sido así. Durante la verbena de Sant Joan en Cala Fonda se puso una denuncia por acampada libre, otra en la playa de La Móra. En Cala Jobera y Tamarit había también muchas hogueras en la playa y gran presencia de jóvenes.
La próxima intervención tendrá lugar durante el próximo mes de septiembre.
Peligro permanente
Las calas del Bosc de la Marquesa, a caballo entre la urbanización La Móra-Tamarit y la Platja Llarga, sufren cada año la invasión de personas que no dudan en encender una hoguera o realizar una acampada libre.
Por ello, cuando llega junio y durante los meses de más peligro, la Guàrdia Urbana monta un dispositivo especial para controlar a estas personas que ponen en peligro un sabinar litoral de alto valor ecológico que está protegido dentro del Pla d’Espais d’Interès Natural (PEIN) del Departament de Medi Ambient de la Generalitat. Los agentes adscritos a la Unitat de Platja recorren prácticamente a diario tanto la zona boscosa como las cinco playas que hay en ella: Cala Fonda, Roca Plana y tres calas. Van en vehículo hasta el acceso a las calas.
Este año, el número de personas identificadas en estos dispositivos se ha duplicado respecto a todo el 2017. También han subido las denuncias: las de acampada –150 euros– han pasado de 10 a 21; las de hacer fuego –600 euros– de cuatro a cinco; las de perros –120 euros– de una a nueve; daños a arbolado –150 euros– de cinco a tres– y las de tenencia de sustancias estupefacientes –350 euros– de cero a una. También se ha constatado la rotura de la cadena que da acceso a la zona del Bosc de la Marquesa y se ha incautado de un grupo electrógeno.
Una de las curiosidades con la que se han encontrado los agentes fue que alguna personas decían que sus tiendas de campaña eran parasoles para niños pequeños. Pero los guardias constataron que los que había en las calas eran de mayor tamaño, por lo que se trataba de tiendas de campaña.
Los guardias, como novedad, también han detectado que los infractores utilizan diferentes tipos de camuflaje para no ser detectados, una circunstancia que otros años no se había visto.
El Bosc de la Marquesa y Punta de la Móra es quizás el espacio más emblemático del litoral del Camp de Tarragona por su gran conservación en primera línea de mar. Este lugar se salvó de la especulación urbanística gracias a su propietaria (una marquesa), que en los años sesenta no quiso vender el terreno, y lo conservó en estado natural. La caminata por el bosque de la Marquesa transcurre por medio de un bosque de pino blanco.