La Plaça dels Carros fue durante muchos años la más importante de la ciudad. En ella se mercadeaba y comercializaba, e históricamente acogía edificios administrativos destacados, como la Duana o el Servicio de Carreteras. Sin embargo, con el paso de los años, la Plaça dels Carros se ha convertido en uno de los lugares olvidados por todas las administraciones. Está mal asfaltada, los accesos son imposibles y, según explican los vecinos, desde hace unos meses vuelve a ser un punto negro en materia de seguridad. Por todo ello, la Plaça dels Carros protagonizó la última reunión bilateral entre el Port y el Ayuntamiento. Ambas administraciones se comprometen a trabajar de forma conjunta para devolver la plaza a un vecindario cansado de esta situación.
El paso a nivel que une la plaza con la zona portuaria –los tinglados, para que nos entendamos– es el principal problema del lugar, explican los vecinos. «No funcionan nunca. Ni las escaleras, ni el ascensor. Estamos incomunicados. Sobretodo las personas con sillas de rueda o las que llevan cochecito de bebé. Para ir al Serrallo o a los tinglados, están obligadas a recorrerse la calle Real entera», explica Carmen Puig, presidenta de la Associació de Veïns del Barri del Port, quien añade que «el mal funcionamiento de estas escaleras demuestra que la ciudad vive de espaldas al mar».
Ramon Corbella es arquitecto, vecino del barrio y uno de los impulsores de la Xarxa de la Marina, un movimiento vecinal que nació con el objetivo de poner fin a la degradación del Barri del Port. «Quizás hacer el paso a nivel más abierto y no tan cerrado y tan encajonado, sería una buena solución. Cuando cruzamos las vías del tren parece que estemos en un túnel del metro de Barcelona. Es oscuro y desolado», dice Corbella, quien añade que «es momento de dejar de depender de máquinas y hacer cosas más funcionales. Me imagino una rampa, por ejemplo». Corbella comenta que «de todas maneras, si las escaleras y el ascensor tuvieran un buen mantenimiento y funcionaran, la cosa ya mejoraría mucho».
La sensación de abandono es más que evidente en el lugar. No se limpia, las baldosas se caen y nadie las arregla, y las luces no se encienden. «Prefiero recorrerme dos calles enteras que cruzar por aquí», dice una camarera de un bar del Port Esportiu. Es una pena teniendo en cuenta que, desde hace unos años, la zona de los tinglados actúa como eje cultural de la Part Baixa. Además, en cuestión de meses, el Port inaugurará el Parc del Port, un zona verde para la ciudadanía.
Frente común
Han sido muchas las propuestas que se han puesto encima de la mesa para solucionar la problemática. Se hablaba de que el Ayuntamiento cediera el espacio de las escaleras al Port. La medida no solo se ha guardado en un cajón, sino que, con el cambio de presidencia, se ha descartado rotundamente el proyecto. El contador vuelve a estar a cero y la solución es urgente.
Por eso, Port y Ayuntamiento han tratado el tema en la última reunión que tuvo lugar el pasado 25 de febrero. Se comprometen a buscar una solución, aunque todavía no se han concretado las medidas. «La solución pasaría por mejorar el acceso peatonal y en facilitar mucho más el acceso con instalaciones más fiables», explican fuentes del Port, quienes añaden que «esta reforma es un reto complejo, ya que se deberá tener en cuenta el paso del tranvía y la ubicación de una estación urbana para este servicio de transporte público».
Ambas administraciones se escudan con que la solución debe pasar por el Pla Integral de la Part Baixa. «Sabemos que es una de las reclamaciones de los vecinos y un aspecto a mejorar a corto y medio plazo», añaden desde el Consistorio.
El acceso no es el único problema de la Plaça dels Carros. Los vecinos aseguran que está mal asfaltada y que ya se han registrado varias caídas. Además, opinan que la plaza debería ser peatonal, «y no funcionar como una gran rotonda o como un aparcamiento disuasivo», apunta el arquitecto, Ramon Corbella.
Otra de las preocupaciones vecinales es que la Plaça dels Carros vuelve a acoger jóvenes y personas sin hogar «que generan una importante percepción de inseguridad», explica la presidenta de la entidad vecinal, Carmen Puig, quien añade que «son los que antes estaban en la calle Orosi». Los vecinos del Barri del Port siguen pidiendo más presencia policial en el entorno de la Plaça dels Carros.
«Lo bueno duró poco»
Hace unos años, parecía que la plaza volvía a ser la de antes. Se puso en marcha un mercado de pagesos durante los sábados por la mañana –que, por cierto, ahora solo quedan tres paradas de las quince iniciales–, algunos bares sacaron su terraza al exterior, y el Ayuntamiento –sobretodo la Empresa de Mercats– progamaba actividades en la plaza, como clases de danza o vermuts. «Lo bueno siempre dura poco. Ahora estamos co