Parece ser que el comienzo de este agosto está marcado por la zona azul. Y se ve que la polémica que genera este tema tiene muchas variantes de las que todavía hay mucho que hablar.
Hoy es el turno de los parquímetros. Las máquinas se encuentran cerca de las zonas reguladas de estacionamiento. El procedimiento parece sencillo: llegar, introducir la matrícula del vehículo, pagar y dejar el tique en el coche. Sin embargo, las opiniones sobre estas no son especialmente positivas. Pantallas llenas de arañazos o con una suciedad excesiva son dos problemas que se pueden ver a simple vista en muchas de ellas. Pero hay más.
Antonio Moro, un usuario que estacionó su coche alrededor de las 17 h en la calle d’Higini Anglès, tuvo que intentarlo 3 veces. «Funciona fatal. Siempre me pasa lo mismo con la tarjeta. He tenido que empezar otra vez porque casi nunca la coge a la primera. Al final acabas gastando más dinero en tiempo que realmente no necesitas», explicó.
Las máquinas disponen de un espacio reservado para el contactless, pero encontrar alguna que funcione puede convertirse en un verdadero esfuerzo. Esto imposibilita no solo el pago con la tarjeta física, sino algo tan común hoy en día como el pago con el móvil.
Precisamente para evitar el conflicto con las monedas o la tarjeta, otra usuaria de la zona regulada como Tania López optó por la vía más rápida. Salió de su coche y ni se acercó al parquímetro. «Antes utilizaba las máquinas, pero con la aplicación del móvil es más práctico. Casi nunca llevo monedas y con tarjeta la mitad de veces no funciona», explicó Tania.
Además, según ella, alguna de las ventajas de este método de pago es que «se puede decidir el tiempo exacto que estarás estacionado y controlarlo desde el móvil, que siempre se lleva encima».
Puede ser una buena alternativa, pero todavía hay muchos que no conocen la existencia de estas apps o se muestran reacios a utilizarlas. Este sector de la población todavía se podría encontrar con otro de los hándicaps del uso tradicional de la máquina: su sistema operativo. No es, ni mucho menos, el más rápido del mercado. Tania no dudó en opinar sobre ello: «La máquina es muy poco intuitiva, tendría que ser más fácil poder utilizarla. Sino, estaría bien que hubiera más personal que se encargaran de ofrecer ayuda en caso de no saber utilizarla». Una solución aparentemente fácil que maquillaría un poco la situación con los parquímetros en Tarragona.
Por lo visto, la novedad de la multa de 100 euros por dejar el coche en la misma plaza de parking más de 2 horas está sacando a la luz problemas que parecían estar a oscuras. Y, otro día más, la opinión de los usuarios – al fin y al cabo la más válida – pone en el foco la zona azul y todas sus variantes.