Poco después de las 11 horas de este domingo, 21 de julio, el tono de voz que se oía en el módulo de mujeres del centro penitenciario de Mas d’Enric, en el Catllar, ponía en alerta a las trabajadoras de servicio.
Una de las internas de la cárcel de Tarragona estaba discutiendo a pleno pulmón con otras. Una discusión que se sumaban amenazas de muerte e insultos. La interna que amenazaba a las otras se llama Rebeca y su historial carcelario está pigmentado de expedientes e inadaptación.
A Rebeca la llamaron a la oficina de funcionarias. El objetivo era espaciar a las contrincantes y evitar un problema grave en el patio. Se avecinaba pelea y tenía todas las de perder la que estaba sola. Rebeca se personó en la oficina cuando se la citó, pero desoyó cualquier advertencia. Salió de nuevo al pasillo camino del patio a por las otras internas. En ese momento fue cuando una de las funcionarias la cogió por el brazo para frenarla y evitar el contacto con las otras presas.
Y en este contacto, este apretón en el brazo, fue cuando la interna se soltó y se encaró con la funcionaria. Primero golpeándole con el codo en la zona del pecho y luego cogiendo la cinta que llevaba colgada en el cuello (de donde cuelga una tarjeta) con intención de asfixiarla.
![La marca de la cinta en el cuello de la trabajadora de Mas d’Enric. Foto: cedida $!La marca de la cinta en el cuello de la trabajadora de Mas d’Enric. Foto: cedida](http://www.diaridetarragona.com/binrepository/768x432/0c0/0d0/none/15017645/FRAG/whatsapp-image-2024-07-21-at-22-45-18-1_241-1925282_20240722183209.jpg)
Rebeca logró dominar la situación y llevar a su presa (con la cinta colgada del cuello apretando la traquea) hacia un banco de las zonas comunes. Allí la funcionaria tuvo suerte y la cinta con la tarjeta se rompió, permitiéndole respirar. La pérdida de la ventaja de la interna, motivó que Rebeca le cogiera con las dos manos el cabello a la trabajadora, arrancándole una gran cantidad.
Y durante la agresión, los insultos hacia la trabajadora eran constantes e incluso amenazas de muerte como «te voy a matar, muérete...». Con la situación fuera de control se pidió ayuda mediante los códigos internos, pero fue la visión de las cámaras de seguridad las que activaron el protocolo para acudir al patio del módulo de mujeres y poner fin al conato.
Así se pudo reducir a la interna, con ayuda de otras trabajadoras y cuatro reclusas que ayudaron a inmovilizar a Rebeca, que se encontraba fuera de sí.
La trabajadora fue atendida en la infermería de Mas d’Enric, pero quiso terminar el turno. Las lesiones en el cuero cabelludo y el cuello eran visibles y las fotografías tomadas para el parte así lo reflejaban.
Rebeca fue aislada primero en el módulo de mujeres, donde hay actualmente 43 internas. Luego, fue trasladada por la tarde a una celda de la zona de enfermería que hay celdas de aislamiento mixtas. Y hoy lunes, se ha decidido trasladarla a Brians 1 la cárcel de Catalunya que tiene el único módulo de aislamiento para mujeres.