No hubo degustaciones, ni show cookings, ni actividades musicales. Pese a ello, la vigésima edición de la Fira de l’Oli se adaptó a las nuevas circunstancias y superó las expectativas iniciales que los organizadores de la DOP Siurana se habían fijado. «Aún no tenemos el balance definitivo, pero ha ido bastante mejor de lo que podíamos esperar», indicaba su presidente, Antoni Galceran.
El público tarraconense se ha mantenido fiel a un certamen que suma veinte años de trayectoria. Esta edición se ha celebrado una semana más tarde de lo habitual y registraba una afluencia de cooperativas más baja que en otros años. La cifra de veinte negocios del año pasado se redujo a un total de catorce. No obstante, Galceran se mostraba satisfecho de que hubiera podido celebrarse, ya que la Fira de l’Oli de Tarragona ha sido la primera feria presencial de la temporada que podían organizar. «Hasta el último momento estuvo en el aire. Así que el hecho de poder estar aquí ya es importante», decía.
La venta on-line se ha convertido en la gran apuesta para muchas cooperativas en un momento en el que el canal Horeca ha registrado una importante caída por el cierre del sector de la restauración. Con todo, se ha conseguido compensar el volumen de ventas del año pasado, en una campaña con una bajada del 40% en la producción.