Tierra de nadie. De esta manera definen la calle Doctor Battestini, los vecinos y comerciantes del entorno de la estación de autobuses. Desde que la calle en cuestión dejó de ser un aparcamiento municipal para convertirse en una vía ordinaria con plazas de zona azul, el espacio está dejado y lleno de basura. Los vecinos aseguran que el servicio municipal de la limpieza no pasa a limpiar desde hace meses por el lugar. De hecho, la Doctor Battestini es una de esas calles que no está contemplada en el actual contrato de limpieza, por lo que solo se limpia si la planificación deja un hueco y lo permite. El Ayuntamiento asegura que el nuevo contrato –licitado ayer– incluirá todas las calles de la ciudad.
«Estamos totalmente abandonados. Por no tener, no tenemos ni papeleras. Los parterres están dejados, llenos de basura y suciedad. Los hierbajos no paran de crecer y nadie los cuida», explica Valero Munté, un vecino del bloque número 12 de la calle Higini Anglès, quien se pregunta: «¿Qué deben pensar los turistas cuando llegan a la estación de autobuses y ven esta total decadencia?». Munté añade: «la ciudad debería dar ejemplo».
Otra vecina del mismo bloque, Judit Casals, asegura que las hierbas y las zonas verdes están en tan mal estado que se han formado plagas de mosquitos. «Da hasta miedo acceder a la Via Roma a través de esta calle», comenta Casals, quien lo deja así de claro: «¡Da asco!».
Quieren soluciones
Algunos vecinos explican que la situación ha empeorado desde que la calle Doctor Battestini se ha convertido en punto de encuentro de personas sin hogar. Antes, este colectivo se reunía en la esquina que hay entre la calle Higini Anglès y Pere Martell. En ese punto había unos bancos que les servía de camas. El Ayuntamiento, tras las quejas vecinales, decidió quitar los asientos y, ahora, algunas de estas personas duermen en la calle Doctor Battestini, llena de vehículos aparcados en batería. «Los que están ahora aquí no son muy cívicos. Lo tiran todo al suelo y, si conviene, hacen sus necesidades y dejan el papel», explica Casals, quien añade que «entiendo que alguien debería poner remedio de manera urgente».
Jennifer Trujillo regenta un bar en la misma calle y conoce de cerca toda la problemática. Asegura que la situación es cada vez más insostenible. «No sé cuantas veces hemos llamado para que nos den solución. Todo sigue igual», acaba Trujillo.
