El Port de Tarragona avanza hacia la descarbonización y una de las principales líneas de trabajo hace referencia a todo lo que tiene que ver con el consumo energético. Desde que accedió al cargo en noviembre del año pasado su presidente, Saül Garreta, ponía toda la maquinaria en marcha para avanzar en esta dirección. Y siete meses más tarde empiezan a definirse algunas de las líneas de actuación.
Según explica Garreta, recientemente se ha incorporado una partida de cuatro millones de euros al Pla d’Empresa de la Autoritat Portuària de Tarragona (APT) para el despliegue de energías renovables. El objetivo es que «en un plazo de tres años seamos neutros a nivel de consumo energético, para las necesidades del propio puerto, e incluso tengamos excedentes», concreta.
Algunos de los proyectos ya están en marcha, mientras que en los próximos meses se trabajará en la hoja de ruta para avanzar en esta dirección y la definición de un calendario para su implantación. Para dicho fin esta institución creó un grupo de trabajo encargado de abordar la transición energética, que se reúne semanalmente, y que será el encargado de concretar los futuros proyectos de renovables a desarrollar.
Garreta destaca que el consumo energético de esta institución es «importante». A la actividad de los tinglados y los refugios, hay que sumarle el de Port Control, la Policia Portuària, las sedes institucional y administrativa, además del archivo. También hay que añadirle el alumbrado público, que es la parte más significativa de la factura. Todo esto suma un consumo energético total propio de 6.207.678 kWh/año que ahora ya se compra a una empresa que garantiza el certificado de origen renovable.
No obstante, el objetivo es que poco a poco esta demanda vayan transicionando hacia energías limpias producidas por el propio puerto.
El personal técnico está estudiando las diferentes alternativas, para ver cuál es la mejor opción. Y entre las diferentes tecnologías que se están teniendo en consideración están tanto los paneles solares, como las eólicas marinas de bajo impacto e incluso una iniciativa de placas solares flotantes. Entre los espacios susceptibles a incorporar estos paneles está tanto el Moll de Llevant, como la cubierta de los parkings.
Cuando se hizo la remodelación del Museu del Port ya se instalaron placas en el techo, mientras que ahora está en marcha el proyecto de adaptación del Refugi 1. La futura instalación producirá el 17% de la energía eléctrica que consume el Moll de Costa.
La actuación está en fase de concurso público y un total de doce empresas optan a la adjudicación de una inversión que asciende a 235.000 euros. Según los cálculos, esto supondrá alrededor de 490 paneles, que sumarán 223 kWp de potencia máxima al sistema de producción existente fotovoltaico, asumiendo así una capacidad máxima de producción de 338 MwH/año, de los cuales 282 serán para autoconsumo.
Consumos compartidos
En paralelo, se está trabajando en la creación de una comunidad energética, para los consumos compartidos tanto de las empresas que operan en el propio puerto, como de la parte pública. El proceso lo lidera la Agrupació per a la Promoció del Port de Tarragona (Apport), que quiere potenciar su actividad de promoción del puerto, defendiendo los intereses de la comunidad portuaria. «Lo que hacemos es que este organismo sea el catalizador, liderando este proyecto, de forma que todas las empresas puedan invertir y apostar por las renovables porque ven que les genera una rebaja importante de los costes energéticos que las haga más competitivas», argumenta el presidente del enclave tarraconense. Este defiende que esta colaboración público-privada «debe permitir multiplicar el impacto del proceso de descarbonización, a la vez que aceleramos las actuaciones». Y una de las actuaciones más inminentes será que Apport se instale en la sede de oficinas del puerto para empezar a trabajar en todo este proceso. A partir de ahí, se plantearán las diferentes alternativas que pueden pasar por cubrir la campa de vehículos o incluso en el ámbito de la terminal de La Boella.
«Nosotros no contamos con el suficiente presupuesto para abastecer con renovables todas las necesidades que se generan y si se suman las empresas, teniendo en cuenta que ganarán competitividad, estamos hablando de un win-win en el que ganan ellos, ganamos nosotros y también la sociedad y el planeta», afirma Garreta.
La tercera pata afecta al ámbito de la electrificación de los muelles y, al respecto, la semana pasada se daba a conocer la licitación del proceso de redacción del proyecto constructivo para la terminal de Castella. El objetivo de dicho contrato es que todas las grúas puedan conectarse a la energía eléctrica y que esta sea de carácter verde, generada a partir de placas fotovoltaicas. Para seguir avanzando en esta línea, el Port cuenta con una partida de 16 millones de euros en su plan de empresa.
Garreta concluye defendiendo que «descarbonizar el puerto es abordarlo desde muchas vertientes». Y, en este sentido, proyectos como la instalación de biótopos y el impulso de la movilidad sostenible son otras de las acciones que se están liderando.