Pese a las nubes que taparon el cielo tarraconense, ayer salió el sol en Icomar. Tras siete meses de obras, la rotonda de acceso al barrio ha sido finalmente inaugurada, junto a una serie de mejoras en las aceras de los alrededores. La rotonda, situada en uno de los accesos a la ciudad, en la N-340, nace con el objetivo de agilizar el tráfico, así como crear nuevos accesos al barrio.
Las carreteras en Tarragona separan físicamente el centro de los otros núcleos urbanos, pero el conseller de Urbanisme de l’Ajuntament de Tarragona, Xavier Puig, asegura que, con la inauguración de la rotonda, «hacemos un paso más en dirección contraria a ese idea». Puig considera que este elemento va a conseguir una circulación fluida y segura.
Aun así, el conseller mira más allá. «No nos conformamos con esta acción», declara. Puig cree que toda la carretera N-340 debe ser una avenida. Promete más acciones.
Tras más de medio año de obras, queda inaugurada una rotonda que ha financiado en su totalidad la empresa Bricomart, que abrirá sus instalaciones antes de navidades y que se sitúa en uno de los lados de la glorieta. En este sentido, Puig agradece el esfuerzo y la colaboración público-privada para hacer realidad esta nueva infraestructura.
Un trabajo en equipo entre entidades del que también saca pecho Juan Manuel Herreras, director de desarrollo de Bricomart, quien considera que este modelo de colaboración es «el futuro de las ciudades». Herreras asegura que el dinero invertido en estas obras (un total de 1,2 millones de euros), «se invierte con una voluntad de integración y de responsabilidad social».
El alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, celebra la inauguración de la rotonda y cree que los vecinos del barrio de Icomar serán los principales beneficiados. Pero por encima de todo, el alcalde considera que, si esta rotonda es ahora una realidad, es gracias a la colaboración y al esfuerzo de los vecinos. «El diálogo con las entidades vecinales ha sido importantísimo», asegura Ricomà.
Para el alcalde, esta actuación es «la punta de lanza de los cambios que va a vivir Tarragona». Y es que Ricomà apuesta por «una ciudad cohesionada, en la que el Francolí no separe, sino que una».
Los vecinos, satisfechos
El presidente de la asociación de vecinos de Icomar, Josep Bernat, muestra su alivio con el fin de las obras: «Hemos sufrido mucho, pero ha merecido la pena».
Bernat recuerda que hace años, en las calles colindantes a la nueva rotonda, «había cuatro cipreses y unos cubos de basura». La imagen ha cambiado. Aun así, Bernat espera que estas sean unas obras que marquen el inicio de otras mejoras para el barrio.
La expectación durante la inauguración de la rotonda ha sido alta, con casi un centenar de asistentes. Aun así, algunos vecinos lamentan que han estado meses casi incomunicados por las obras. «Los autobuses no pasaban dentro del barrio», explica Adelina Pérez, una vecina de Icomar. Por su parte, Encarna Vinarós, otra residente, apunta que «hay gente mayor que durante medio año ha tenido que desplazarse varias calles para poder coger el bus».