Hace unos años, ante la presión policial en el Campo de Gibraltar, los desembarcos fueron subiendo hacia el norte. El Delta de l’Ebre ya era una zona habitual. Este año, ha llegado a interceptarse uno en Tossa de Mar.
Según datos facilitados por la Guardia Civil de Tarragona, en el año 2021, se localizaron cuatro narcolanchas antes de que se pusieran en funcionamiento y se llevaron a cabo dos actuaciones en desembarcos de hachís, en agosto y diciembre, en los que se interceptaron más de 2.700 quilos y se detuvo a dos personas en la costa tarraconense. En el 2022, se detectaron cinco narcolanchas y se realizaron tres actuaciones con la intercepción de más de 7.800 quilos y la detención de cuatro personas. En lo que llevamos de 2023, se han retirado dos narcolanchas y se han efectuado dos intervenciones en las que se han intervenido un total de 2.300 quilos de droga y se ha detenido a tres personas. En cada lancha, suelen venir, como mínimo, tres personas.
Según el teniente de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Taragona, David Herrera, «después de la pandemia, podríamos hablar de un incremento de la dinámica». La orografía del Delta lo convierte en un escenario ideal para los desembarcos. Son emplazamientos planos y de difícil acceso, con lo cual, los vigilantes de las organizaciones criminales pueden alertar en cuanto perciben presencia policial.
La caza al narco
La Guardia Civil de Tarragona dispone del Sistema Intergrado de Vigilancia Exterior (SIVE), un dispositivo de cámaras y radares que está desplegado a lo largo de toda la costa tarraconense. «Nos permite detectar todos los movimientos de las embarcaciones, y también se utilizan cámaras térmicas». Los movimientos extraños en horario nocturno constituyen la primera alerta de la policía. Por otra parte, el invierno es la estación más proclive a los desembarcos.
Los trabajos de inspección se enmarcan en el conocido como Plan Telos, una operación que persigue dificultar el transporte del hachís, ya sea para impedir la salida del territorio nacional como para evitar la distribución tras el desembarco. Normalmente, la sustancia llega a las costas tarraconenses como preludio a su reparto por territorio español, o bien su salida al resto del continente europeo, donde, al igual que la marihuana, sube su precio.