Esquerra Republicana se desmarca de la negociación para evitar la «quiebra» municipal hasta que «no haya un proyecto racional de ciudad sobre la mesa». Según ha avanzado este viernes TAC12 y ha constratado el Diari, ERC ha trasladado este viernes al alcalde Rubén Viñuales (PSC) su ‘no’ al plan de ajuste económico de 14 millones de euros propuesto por el líder socialista «si el escenario es subir el IBI un 15% ó un 20%».
Alcalde y republicanos se han reunido durante una hora, en un encuentro en el que, según las fuentes consultadas, «no se abrió el Excel». Por parte del PSC estuvo presente únicamente el propio Viñuales, mientras que de Esquerra acudieron los concejales Xavier Puig y Maria Roig.
Las fuentes consultadas indican que Puig y Roig mostraron a Viñuales su «malestar» por el hecho de que se haya definido la situación económica municipal como de «bancarrota», y reivindicaron, asimismo, que «si así fuera habría riesgo de no poder pagar nóminas a los funcionarios», un extremo que «ni de lejos es así», indicaron al alcalde.
«No hay modelo de ciudad»
«Quiebra» al margen, el punto de pivote del «análisis de la situación» se centró en la propuesta de incremento del IBI, que inicialmente Viñuales cifró en un 20% para ingresar diez millones de euros adicionales en 2024. En este sentido, ERC comunicó ayer a Viñuales que no apoyará ninguna propuesta de aumento «que, ni de lejos, se asome ni al 15% ni al 20%», e instó al PSC a «aclararse» con «sus dos socios prioritarios durante este mandato: Junts per Catalunya y En Comú Podem», ya que desde el 17 de junio Esquerra «está en la oposición».
Por ello, los concejales soberanistas trasladaron al máximo representante municipal que, de momento, el segundo partido del pleno «se aparta» de unas conversaciones que definen como «mercadeo de ideas de bomberos que van en contra de la ciudadanía». En esta línea, y pese a dejar las conversaciones sine die, Esquerra reivindica ser un «partido de gobierno» y «no cierra la puerta» a reabrir las conversaciones si «el PSC no se aclara con sus actuales socios».
Esto sí, si se llega a este escenario, Esquerra tiene claro que los términos de las conversaciones «deben ser radicalmente diferentes, con un proyecto racional de ciudad sobre la mesa», un hecho que, ahora, consideran que no se da. «Encarecen la zonal azul, pintan de todos los colores las calles, paralizan los carriles bici y castigan a la población que usa el transporte público sin abonos... Ni hay ningún modelo de ciudad, ni hay rumbo y ni se apuesta por la sostenibilidad», resaltan a este periódico fuentes conocedoras del encuentro de ayer, que aseguran que ERC «tiene claras las líneas a seguir» que, en caso que sea necesario, abordará «sin contraprestaciones políticas».
«Solo hay prisa en el IBI»
Por contra, y a diferencia del PSC, en Esquerra no hay prisa para llegar a un acuerdo. «El único punto de todo el plan que tiene un horizonte temporal inminente es el IBI, ya que el resto de cuestiones pueden negociarse un poco más adelante, no hay necesidad de asumirlo todo de golpe», señalan las mismas fuentes.
De hecho, para que el incremento del impuesto pueda entrar en vigor el próximo 1 de enero, la redacción de la modificación de la ordenanza debe ser publicada en el Butlletí Oficial de la Província de Tarragona (BOPT), como muy tarde, «el primer día laboral del mes de noviembre» o, lo que es lo mismo, el jueves 2 de noviembre.
Este calendario situaría como límite el pleno del 20 de octubre para aprobar la modificación del tributo por la vía ordinaria. Sin embargo, existe el plan B, que sería optar por el procedimiento urgente, que comportaría pagar una tasa «de urgencia» para que la modificación fiscal pudiera ser publicada el 2 de noviembre. Para ello, habría tiempo hasta el 27 de octubre para agotar el calendario.
Diez días para enfriar ánimos
Fuentes del PSC indican que, una vez finalizados los contactos con todas las formaciones de la oposición, el gobierno local se toma diez días de margen para «analizar las propuestas presentadas y enfriar la situación», de cara a reiniciar los contactos «después del puente» del 12 de octubre.
Tras una semana que no ha estado exenta de polémica, y en la que el alcalde Viñuales ha chocado con un teórico socio (el PP) y ha tensado la relación con otro (En Comú Podem), ahora la voluntad del ejecutivo de la Plaça de la Font es «alejarse de los focos y bajar el suflé» para que durante los próximos días «los técnicos municipales puedan hacer los números de las propuestas presentadas con tranquilidad».
Asimismo, desde el PSC son conscientes de que las conversaciones «no se cerrarán, como mínimo, hasta dos días antes de la votación», por lo que consideran que las tres semanas que quedan para el día límite deben servir para calmar los ánimos y firmar un pacto de mínimos para desviar la «quiebra».