Decepcionados, frustrados, cabreados y resignados, sí, pero responsables. La ciudadanía volvió a demostrar en la jornada electoral, que a diferencia de sus representantes políticos, ellos sí cumplen con su obligación.
Había que, pese a todo, mantenían su fidelidad al grupo político. Como Miquel Vendrell. Tenía claro su voto. Excepcionalmente, se ha decantado por otro partido. Como castigo, pero a sus 34 años, vuelve a confiar en los ‘suyos’. En lo que no confía tanto es en los resultados de estas elecciones. «Creo que dejarán una imagen distorsionada de la realidad», dice. La razón apunta, la falta de movilización del independentismo: «El 1 de octubre indicó que la independencia es una quimera».
Su desesperación electoral contrasta con la felicidad que le dio su equipo de fútbol. La jornada electoral suele ofrecer un desfile de camisetas reivindicativas. Miquel Vendrell lo hace con la camiseta del Nàstic. La de la bandera de Tarragona. Los granas vencieron a la SD Logroñés en el Nou Estadi y casi se aseguraron el play-off de ascenso. Como mínimo, cerrará el fin de semana con una alegría.
Alfons y Gerard comparten mesa electoral en el Col·legi Saavedra de Tarragona. «La culpa es del destino y el karma», dice Gerard. Ambos estaban predestinados a encontrarse este fin de semana, pero en un ambiente totalmente distinto. Alfons tenía entrada para un festival de música que se celebraba en Montmeló este sábado. Gerard iba a trabajar en la seguridad del mismo evento. El primero acudió, aunque con el freno de mano. El segundo tuvo que rechazar el servicio por su obligación en la mesa. Él, que se cachondeó de su hermano cuando recibió la citación, veía como el ‘karma’ le recordaba lo malvado que podía ser.
El CEIP Serrallo el paso por el colegio electoral formó parte de la rutina dominguera. Primero la responsabilidad, luego el vermut en una mañana primaveral perfecta. El ambiente electoral es familiar. En el Serrallo la vecindad no es una reivindicación, es una singularidad. Si resides en el barrio, es prácticamente imposible pasar desapercibido. Aunque vengas de Córdoba y lleves tres años allí. Siempre hay alguien que te tiene ‘fichado’.
«Tal y como está todo, no veo solución a corto plazo», Elisenda Garrido (CEIP El Serrallo)
Rosa Velilla va saludando a los conocidos mientras espera un descanso de su hija, que le ha tocado estar en mesa electoral. «Una vez en la vida está bien hacerlo», afirma. Ha sido de las primeras en votar. Pese a la lluvia con la que amanecía Tarragona. Lo ha hecho con el compromiso de siempre, pero con un grado importante de cansancio por la «crispación que ha generado el independentismo en los últimos años». Su voto varía en función de la administración. No es lo mismo el Ayuntamiento que el Parlament o el Congreso de los Diputados. Para ella, el trabajo y la vivienda son las líneas rojas. Mantiene esperanza en avanzar, pero lo ve «difícil porque los pactos son complicados».
Unos acuerdos que, para Elisenda Garrido, lo ensombrecen todo: «Tal y como está todo, no veo solución a corto plazo. No habrá un ganador claro y empezarán a discutir los pactos, para dejarnos en el mismo punto».
Ha optado por el voto de castigo. Porque está «cansada de ver que los partidos se miran el ombligo para mantener su silla en el poder» y dejan de lado «la salud y la asistencia social». La esperanza es lo último que se pierde, aunque los años de desafección política hacen muy difícil mantenerla la llama viva.