El Carnaval de Tarragona que no se ve donde todos hacen piña

Ultimando los detalles. Las diferentes comparsas se reúnen los días previos en una de las naves del Polígono del Francolí para acabar de decorar las carrozas

27 enero 2024 21:35 | Actualizado a 28 enero 2024 07:00
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Cuenta atrás para que empiece la gran fiesta del desenfreno. Ya hace meses que las comparsas del Carnaval de Tarragona trabajan intensamente y a contrarreloj acabando de terminar las carrozas, las coreografías y los disfraces que lucirán los días 10 y 11 de febrero por las calles de la ciudad, pero también con las que intentarán ganarse el favor del público y del jurado en la competición de la Disfressa d’Or, justo una semana antes.

El Carnaval de este año aumenta de presupuesto. De hecho, este se duplica y pasa de 50.000 euros el año pasado a 100.000 euros. Sin duda, esto se traduce en un aumento de actos y permite llevar a cabo algunas de las demandas históricas de las comparsas y las entidades colaboradoras.

El punto neurálgico será la plaza de la Disbauxa. Será precisamente en este lugar donde se desarrollará buena parte de la programación. La plaza se dotará técnicamente de las mejores luces, sonido y de un escenario móvil. Las comparsas que hacen posible que el Carnaval de Tarragona sea una realidad tendrán la responsabilidad de decorarla.

«La plaza de la Disbauxa tiene que ser un espacio agradable y lleno de vida. Es por eso que cada comparsa hará una máscara de madera que después se colgará por la plaza. Estamos muy motivados y, aunque es mucha faena, lo cierto es que es un lujo», comenta Edu Álvarez, uno de los impulsores de la iniciativa y miembro de la Comparsa Cayo Largo.

En vez de que cada compasa haga la máscara en su local de manera individual, este año la mayoría se han juntado en una de las naves del Polígono del Francolí para así poder echarse una mano. «Esto es el Carnaval que no se ve. Aquí dejamos de lado la competición y somos todos una piña. Nos ayudamos entre todos, algunos llevamos tantos años que ya nos hemos convertido en amigos», afirma Toni Garcia, el presidente de la Colla La Bóta.

Y es que son días muy intensos, de no dormir y donde los nervios están a flor de piel. El hecho de que este año Carnaval caiga a principios de febrero tampoco favorece calmar los ánimos. El tiempo pasa volando y aunque la mayoría de las comparsas ya están ultimando los detalles, es cierto que todavía queda mucha faena por hacer. Seguramente esta última semana será la más intensa, pero todos los miembros de las comparsas aseguran que todo el esfuerzo tiene su recompensa.

«Hace unos años me convencieron para participar y me dejé enredar. Ahora este será mi noveno año. El Carnaval de Tarragona engancha y aunque se viven momentos muy tensos, la verdad es que siempre predomina lo bueno. Muchos de los compañeros se acaban convirtiendo en amigos y durante más de diez días somos todos una familia», explica Cristina Nicolau, integrante dels Amics de la Part Alta. Basta entrar uno de estos días previos en esta nave del Francolí para comprobar que es cierto. Entre todos se ayudan porque son conscientes de que cada una de las comparsas hace posible que el Carnaval de Tarragona sea uno de los más potentes del Estado.

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