Tarragona está sufriendo uno de los periodos más largos sin lluvias de los últimos años, al igual que el resto de Catalunya. En cuatro comarcas tarraconenses no llueve desde los pasados 7 u 8 de diciembre, según los datos del Servei Meteorològic de Catalunya (SMC). El SMC considera que no hay precipitación si ésta es inferior a un milímetro diario.
Los datos del SMC se basan en la información recogida por alguna de sus estaciones, por lo que no se puede precisar si llovió en el municipio vecino. Así no ha habido precipitación alguna en el Alt Camp desde hace al menos 55 días en El Rourell, Nulles, Valls y Vila-rodona. En el Baix Camp en Montbrió, Mont-roig, Reus, Riudoms y Vinyols. En el Baix Penedès son 56 días en Calafell, Cunit y El Vendrell. En el Tarragonès, en Constantí, Tarragona y Torredembarra.
El récord de la demarcación se lo lleva Riudecols (Baix Camp) cuya estación no registra precipitaciones desde hace 90 días, según los datos examinados hasta ayer domingo.
Hasta tres meses
La racha seca podría ser mucho más amplia si no se tiene en cuenta la «lluvia exigua» (entre uno y cinco milímetros) que cayó en algún municipio de las otras seis comarcas (Baix Ebre, Conca de Barberà, Montsià, Priorat, Ribera d’Ebre y Terra Alta).
La escasa llovizna del 4 de enero rompió la racha seca de municipios del Baix Ebre como El Perelló, l’Aldea y l’Ametlla de Mar. En la Conca de Barberà, de Blancafort. En el Montsià Alcanar, Amposta, Mas de Barberans y Ulldecona. En la Ribera, Ascó, Benissanet, Rasquera, Riba-roja, Tivissa y Vinebre. En el Priorat, Falset y Margalef. Y en la Terra Alta, Batea y Horta de Sant Joan. Todos ellos llevaban hasta ese día, más de 60 jornadas sin lluvia con lo que ahora alcanzan cerca de tres meses en sequía.
El Servei Meteorològic de Catalunya resalta que en el Observatori de l’Ebre, situado en Roquetes, la racha máxima de sequía se produjo entre el 3 de noviembre y el 2 de enero (61 días), racha superada ampliamente por los 82 días sin llover entre el 2 de diciembre de 1994 y el 21 de febrero de 1995. «Sin embargo –precisa el SMC– hay que señalar que en esos 61 días no hubo ninguna precipitación apreciable, lo cual sólo había sucedido una vez» desde que hay registro (1905). Fueron también 61 días entre el 2 de julio y el 3 de agosto de 1978.
En las comarcas barcelonesas la situación es aún peor. En concreto, la capital catalana alcanzó ayer los 89 días sin lluvia, el récord absoluto desde que comenzaron las mediciones en el Observatori Fabra hace más de un siglo, en 1913. El último día que llovió en abundancia fue el 3 de noviembre del año pasado.
El motivo de la ausencia de lluvias es «la persistencia de las altas presiones en el continente europeo, con algunas interrupciones que han provocado vientos de componente norte y oeste». La sequía causa también que haya mucha menos nieve acumulada en los Pirineos de lo que sería normal en esta época del año.
Las altas temperaturas y la escasa lluvia siguen la tónica de 2015, que fue el cuarto más cálido registrado nunca, tras 2006, 2011 y 2014. En el Observatori de l’Ebre se registró una temperatura media anual de 18,7º, la misma que en 2006 y 2009. Fueron los terceros años más calurosos de la historia. El que más, 2014 (18,7º). El año pasado puede considerarse seco, a excepción de fortísimos episodios puntuales en la zona del Ebre y el Tarragonès.
La situación de los pantanos, por contra, no es preocupante en absoluto ya que el de Riba-roja estaba ayer lleno en un 94,88% de su capacidad y el de Mequinença, al 81,36%, según los datos del SAIH (Sistema Automático de Información Hidrológica).
Peligro de incendios
El Servei de Prevenció d’Incendi y los Agents Rurals del Departament d’Agricultura han alertado recientemente del riesgo de incendio «latente» que viven los bosques catalanes ante la sequía que sufre el país pero precisaron que, mientras no empeoren las condiciones meteorológicas (como las rachas de viento), el riesgo es bajo. El técnico David Montserrat explicó a la Agència Catalana de Notícies que «no se puede decir que el peligro de incendio sea muy elevado», aunque advirtió que la sequía «implica un peligro estructural» que conlleva que, si llegan condiciones meteorológicas favorables al fuego como viento o, más adelante, aumento de temperaturas, «el riesgo de incendio se dispare». Ante esto, el jefe de Agents Rurales en el Vallès Oriental, Enric Mayà, pidió «extremar las precauciones», especialmente a aquellos que desarrollan actividades de riesgo forestal.
El inspector de los Bombers de la Generalitat y jefe del GRAF (Grup de Recolzament d’Actuacions Forestals), Marc Castellnou, concretó que las previsiones indican que podría llover en junio por lo que los meses de febrero, marzo, abril y mayo pueden ser complicados. Las comarcas con más riesgo de incendio son el Bages, la Anoia, la Ribera d’Ebre, la Noguera y el Empordà.
Castellnou aconsejó a la población que las precauciones que se toman en verano para evitar incendios se tomen también ahora, durante el invierno, porque «hay un escenario de cambio climático que ha hecho cambiar las cosas».
Los payeses, preocupados
Quienes sí están muy preocupados por la sequía son los agricultores. Según alerta Unió de Pagesos (UP), en las comarcas de la Ribera d’Ebre, el Baix Ebre y el Montsià la afectación en los campos de olivos será «importante» si no llueve en breve. En la campaña 2014-2015, la cosecha cayó un 60% en el Baix Ebre y el Montsià respecto a una campaña media.
La alteración de la floración por la sequía también reducirá de modo importante la producción de miel debido a que la floración se avanzó a finales de diciembre, lo que no se pudo aprovechar porque las abejas aún no estaba activas. Ahora, cuando han comenzado a ‘trabajar’, no hay suficientes flores. Así, «en el caso que no llueva en los próximos días, la producción de miel se verá fuertemente reducida», lamenta UP.
En el Camp de Tarragona, Unió de Pagesos explica que la sequía «afecta sobre todo a la huerta de invierno (lechuga, coles, espinacas, escarolas...). La escarola es otro cultivo muy afectado, ya que las variedades que hay ahora son de invierno y crecen a ras de suelo. Con las altas temperaturas han crecido mucho, lo que ha provocado que se pudran. Lo mismo ha ocurrido con las coles».
En la fruta dulce –otra explotación estrella en zonas de la Ribera d’Ebre como Benissanet– «la falta de frío hace prever una campaña con mayor producción debido a la floración irregular. Supondrá un mayor incremento en la incidencia de plagas».
Otros cultivos afectados son el avellano, cuya floración está descompensada, o el arroz, en el que la falta de frío «puede provocar un aumento de malas hierbas, hongos y, sobre todo, el caracol manzana», advierte Unió de Pagesos.
Por todo esto el sindicato agrario reclama al Departament d’Agricultura, «diligencia en el momento de hacer la valoración de los daños que puede provocar esta sequía para que las pérdidas puedan ser compensadas adecuadamente».