Desde tiempo inmemorial la Pascua congrega multitudes en aquellas localidades que disponen de santuarios y ermitas. Es el caso de Roda de Berà y La Pobla de Montornès, que mantienen viva esta tradición que goza de muy buena salud. Ayer familias enteras, grupos de amigos, pequeños, jóvenes y mayores acudieron, un año más, hasta las ermitas de la Verge de Berà y la de Montornès, respectivamente. El objetivo no era otro que el reencuentro, reforzar lazos de amistad, compartir el almuerzo popular, en la proximidad del mar y en plena naturaleza, con el interés añadido de participar en sendos aplecs de sardanas que atraen a sardanistas de todas partes. En uno y otro santuario la jornada se inició, como mandan los cánones, con la misa en honor de la Virgen, para dar luego paso al esperado Aplec de Sardanas.
La tenora empezó a sonar a las once de la mañana a los pies del santuario de la Mare de Déu de Montornès, al son de las coplas Sabadell y Sant Jordi-Ciutat de Barcelona, las mismas que interpretaron la sesión de tarde, 17 sardanas en cada una de las dos tandas, eso sí con tiempo para comer, donde el habitual equipo la Cuina de l’Isma se encargó de cocinar, in situ, unas paellas mixtas de arroz, mar y montaña, para servir nada menos que 450 raciones. Al mediodía se sorteó la típica mona y, a lo largo de la jornada, numerosas rifas de obsequios del comercio local. Por la tarde hubo concurso de collas improvisadas y merienda de coca y chocolate, todo bajo la organización de l’Associació Cultural Amics de Montornès, en ésta su 42a edición.
Roda de Berà no le fue a la zaga. En la plaza de la ermita las coplas Marinada y Ciutat de Cornellà se encargaron de dirigir las ballades, tanto de la mañana como de la tarde. Hubo también sorteo de mona, de plantas ornamentales y tiempo para la comida, en este caso a base de un buen rancho de mejillones fideuà, servido en las bien dispuestas mesas situadas en la placeta inferior de la ermita y a escasos metros del mar. Este año, como novedad, el Ayuntamiento instaló un conjunto de carpas para que el público pudiera protegerse del sol.
En la sesión de tarde los asistentes fueron obsequiados con mona y vino moscatel. En el caso rodense, la cita sardanista cumple este año la 34a edición.