La Universitat Rovira i Virgili (URV) es sinónimo de talento. Además, de kilómetro cero. Y, como el trabajo bien hecho tiene sus frutos, el mundo lo reconoce. World’s Top 2% Scientists, la lista anual que elabora la Universidad de Stanford (California) –en colaboración con la editorial Elsevier– identifica y clasifica a las investigadoras e investigadores más influyentes de todo el planeta en su ámbito de conocimiento.
En su última edición, correspondiente al año 2023, aparecen un total de 36 profesionales de la URV. Son, por orden de posicionamiento, José Luis Domingo, Ramón Álvarez, Josep Domingo, Eduard Llobet, Ciara O’Sullivan, Àlex Arenas, Urbano Lorenzo, María José Figueras, Pere Ferrando, Roger Guimerà, Anthony Pym, Gerard Lligadas, Mònica Bulló, David Sánchez, Marta Schuhmacher, Maria Rosa Marcé, Carmen Claver, Abdelali El Aroudi, Oscar Pàmies, Martí Nadal, Maria Pilar Callao, Montserrat Diéguez, Manuel Vaquero, Santiago Garcia-Vallvé, Jordi Miró, Aurelio Bariviera, Agustí Solanas, Antonio Rodríguez-Fortea, Luis Martínez, Alberto Coronas, Antonio Moreno, Francesc Serratosa, Francesc Díaz, Natalia Ferré, Ramon Leyva y Roberto Giral.
Son reconocimientos que ejemplifican el trabajo que está llevando a cabo la Universitat durante los últimos años. El Diari recoge cinco proyectos de diferentes disciplinas que han sido de algún modo pioneros en su campo de trabajo.
En todos ellos han participado investigadoras e investigadores de la Universitat, que han colaborado entre sí o con profesionales de otros centros educativos de todo el mundo.
Alta concentración de microplásticos en las costas tarraconenses
La costa de Tarragona tiene una presión elevada debido a la industria, el urbanismo y el turismo, entre otros motivos. Uno de los problemas emergentes que provoca una preocupación especial es la contaminación por plásticos y microplásticos, que son los fragmentos de plástico comprendidos entre cinco milímetros y un micrómetro. Por ello, el grupo de investigación TecnAtox de la URV ha investigado la contaminación de estas partículas marinas.
En el estudio, se cuantifica y caracteriza el tamaño, la morfología y la composición de estas partículas presentes en la arena de las playas, en los sedimentos submarinos y en las aguas superficiales de la región costera de Tarragona, desde la punta de La Móra hasta La Pineda.
«Estos plásticos tardarán muchos años en degradarse, y continuamente los liberamos al mar», Joaquim Rovira, investigador
En la costa de Catalunya hay niveles de microplásticos más elevados que en la mayoría del Mediterráneo y de océanos. Es un problema que se prevé que vaya en aumento, ya que «estos plásticos tardarán muchos años en degradarse, y continuamente los liberamos al mar», explica Joaquim Rovira, uno de los investigadores.
Las muestras más cercanas a la boca del Port de Tarragona son las que registran valores más elevados de microplásticos en agua, sedimentos y arena. En la zona de la boca –por la playa de La Pineda– se contabilizan más fuentes emisoras (como estaciones depuradoras) junto con la influencia del Cap Salou, que evita su dispersión.
El consumo humano
Por otro lado, otro estudio del grupo TecnAtox detectó 1.460 microplásticos en 2.300 moluscos recogidos por productores a lo largo de la costa catalana. Calculan que el consumo medio anual de microplásticos por la parte de la población adulta es de unos 8.100. Las ostras y los mejillones son los que más microplásticos concentran, principalmente fibras.
Aunque todavía falta llevar a cabo más estudios acerca de los efectos sobre la salud humana que tienen los microplásticos, algunos que ya se han realizado indican que pueden estar relacionados con diversas enfermedades inflamatorias del aparato digestivo.
El turismo masivo precariza y genera desigualdades
La transformación turística de las ciudades aumenta los riesgos de exclusión social, según un amplio estudio internacional coordinado por la URV. El proyecto detecta que el turismo agudiza las desigualdades, aumenta la polarización y la exclusión residencial, conduce a una movilidad ineficiente y, en definitiva, perjudica la cohesión social y la integración.
La iniciativa se ha llevado a cabo durante cuatro años en las ciudades de Barcelona, Ámsterdam, Venecia, Lisboa, Jerusalén, Turín, Edimburgo y Liubliana. El trabajo se ha centrado en el análisis de las formas de exclusión social vinculadas a la transformación turística de estas ciudades.
Por ejemplo, el crecimiento de los alquileres turísticos está mostrándose como un motor de polarización, exclusión e inestabilidad residencial en las áreas urbanas. La gran especialización turística de los centros históricos está, además, generando patrones de movilidad ineficientes y socialmente excluyentes.
Docentes de Tarragona se forman sobre la inteligencia artificial para evitar plagios
La aparición de la herramienta de Inteligencia Artificial (IA) ChatGPT ha despertado tanto interés como preocupación en la comunidad educativa. A diferencia de los chats con IA existentes hasta ahora, produce textos bastante precisos y completos expresados de manera natural, lo que hace difícil detectar si un trabajo o la respuesta a un ejercicio ha sido elaborado por esta herramienta o no, y, por lo tanto, si se debería considerar como un plagio.
Por ese motivo, un grupo de maestras y maestros de diecisiete centros del Tarragonès y del Baix Camp abordan el funcionamiento de esta herramienta. Se trata de una iniciativa liderada por la profesora Mar Camacho, experta en tecnología educativa.
A través del proyecto [A]Intelligenz, el profesorado explora las herramientas disponibles para utilizarlas en beneficio del aprendizaje de los alumnos y anticiparse y revertir los posibles peligros. Con este conocimiento y avanzando paralelamente en la formación, deben elaborar propuestas didácticas que van implementando en sus centros.
Se trata de una experiencia muy práctica que permitirá «identificar buenas prácticas y crear un banco de recursos que podrán utilizar los centros que lo deseen», explica la profesora Camacho, del Departament de Pedagogia.
Esta es la semilla de una red de instituciones con las que la investigadora de la URV plantea colaborar en proyectos de investigación que ayuden a determinar en qué punto se encuentran los centros en cuanto a la implementación de las competencias de pensamiento computacional y qué necesitan.
Una pulsera que lee de forma continua la calidad del aire y diferentes contaminantes
A nadie se le escapa que la calidad del aire en la zona del Camp de Tarragona es tema de debate. De hecho, casi toda la población mundial (99 %) respira aire que supera los límites de calidad del aire que marca la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La contaminación es el cuarto factor de riesgo más grande para la salud humana, y se ha relacionado con un total de siete millones de muertes globales y un exceso de cien millones de años de vida ajustados por discapacidad.
Es la radiografía de la situación que llevan a cabo las desarrolladoras y los desarrolladores de ATMOS, un muestreador portátil y personal en forma de pulsera para controlar la exposición a tóxicos atmosféricos. ATMOS monitoriza y caracteriza los contaminantes volátiles y hace una lectura inmediata y continua de la calidad del aire, digitalizando tanto los datos personales de exposición ambiental como el seguimiento de la salud en un dispositivo respetuoso con el medioambiente y versátil.
En colaboración con el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), la innovación se basa en la combinación de tres tipos diferentes de sensores de diversos contaminantes atmosféricos: dos clases distintas de absorbentes capaces de caracterizar la exposición de la ciudadanía tanto a aquellos contaminantes atmosféricos volátiles como a los semivolátiles y también un microsensor electrónico capaz de proporcionar una lectura inmediata de cómo es la calidad del aire en cada momento.
Desarrollan sensores para detectar gases de guerra
Construir sensores que puedan detectar gases que supongan amenazas químicas. Ha sido el papel del grupo de investigación MINOS de la URV en una investigación internacional.
El proyecto SENSOFT (acrónimo en inglés de sensibilidad inteligente para la rápida respuesta a amenazas químicas en espacios vulnerables) ha permitido desarrollar sistemas de detección de compuestos químicos, especialmente el gas mostaza y el gas nervioso, para situarlos en lugares donde se acumula mucha gente, como estaciones de tren, aeropuertos, centros comerciales, teatros y cines.
«La idea inicial del proyecto era buscar métodos que pudieran proporcionar una respuesta rápida ante un ataque químico. Que los equipos que deben intervenir para desactivar el problema tuvieran de inmediato información sobre lo que está ocurriendo», explica uno de los investigadores de la URV, Eduard Llobet. A partir de ahí, se han desarrollado dos equipos con dos sensores.
El sensor del primero detecta los gases en tiempo real y el segundo equipo acumula la información. «Los sensores alertan y este sistema alternativo confirma. Así, las personas que deben responder a un posible ataque llegarían al lugar protegidas y con el detector, y comprobarían si hay peligro real» d, reitera Llobet.