Un total de 25 personas de localidades tarraconenses explican cómo es la vida en lugares de especial complejidad: la erosión emocional, el miedo a la enfermedad, la indignación con la gestión política, la preocupación por la situación en los centros sanitarios o la desesperación por haber perdido el trabajo son sentimientos que transitan por estos ciudadanos, en algunos casos trabajadores esenciales.
Son empresarios, autónomos, emprendedores, estudiantes, deportistas o desempleados de lugares como Tarragona, Reus, Sant Carles de la Ràpita, Mont-roig del Camp, Tortosa, El Vendrell, Prades o Valls.
César Scorza. Desempleado en Tarragona
César vive junto a su mujer y sus dos hijos en Tarragona. La pandemia cambió su vida laboral. «Cuando acabó el estado de alarma me echaron del trabajo junto a otros compañeros. Desde la empresa nos comunicaron que el volumen de trabajo había disminuido y que no se podía sostener la situación. El despido supuso un desajuste en la vida familiar y un desgaste emocional».
«Creo que los gobiernos, en general, lo están haciendo bien teniendo en cuenta que tengo referencias de México, mi país, donde, parece ser, la gente va cayendo como moscas.»
«A lo largo de este verano, he visto a mucha gente que no ha cumplido con las medidas de seguridad y, ahora, todos estamos pagando las consecuencias. Espero que todo el mundo colabore con la desescalada que vendrá una vez superemos esta segunda ola».