La iniciativa de plantas piloto para descarbonizar la industria electrointensiva contará, finalmente, con cuatro plantas piloto, aunque podría añadirse alguna más en el futuro.
Una de ellas será fija y testeará una tecnología para el uso del CO2, mientras que las otras tres serán móviles e irán probando diferentes tecnologías de captura. La idea es que estén en total funcionamiento entre este mismo año y 2025.
El coste de este proyecto ascendería hasta los doce millones de euros durante los dos primeros años. La Generalitat transfirió cinco hace unas semanas, tres mediante el Departament de Recerca i Universitats y dos a través del Departament d’Economia.
Además, el ente autonómico se ha comprometido a seguir aportando financiación plurianualmente.
El resto, según apunta el director general de Indústria, Oriol Alcoba, iría a cargo del sector privado, aunque una parte también podría llegar a través de financiación pública por algún proyecto de investigación.
«El proyecto puede aproximarse a los 70-75 millones de euros en el período entre el año 2023 y el 2030», Emilio Palomares, director del ICIQ
El proyecto se presentó el pasado mes de febrero en la asamblea de la Vall de l’Hidrogen de Catalunya que se celebró en Tarragona.
Ya entonces, se anunció que la iniciativa sería público-privada y que había una partida de cinco millones de euros en los presupuestos de 2023.
Las entidades participantes
Además del Institut Català d’Investigació Química (ICIQ), la Universitat Rovira i Virgili (URV), y Eurecat, que configuran la forma jurídica que gestionará el ente y que se configuró el pasado mes de julio, en esta iniciativa participan empresas del polo petroquímico, siderúrgico y cementero de Catalunya, así como dos plantas de valorización energética de Tarragona: la de Sirusa y la de Sarpi.
La directora gerente de la Associació Empresarial Química de Tarragona (AEQT), Maria Mas, recuerda que «cuando se identificó la necesidad de descarbonizar, se expusieron unos pilares: entre otros, la mejora de la eficiencia energética, que lleva asociada una electrificación y una necesidad de infraestructuras, el uso de materias primas renovables y el impulso de nuevas tecnologías».
Posteriormente, la AEQT inició contactos con el resto de las industrias participantes de fuera del área de Tarragona.
«Esta iniciativa debe considerarse como prioritaria y también estratégica en el ámbito tecnológico e industrial del país», Xavier López, director general Corporativo y de Operaciones de Eurecat
Actualmente, existen conversaciones para definir cuál será la ubicación concreta de las infraestructuras previstas, que en cualquier caso estarán cerca de las industrias.
«Se trata de una necesidad imperiosa para las empresas, por ello creo que es óptimo que haya una colaboración público-privada», argumenta Alcoba, quien no descarta que, en el futuro, pueda haber más plantas si son necesarias.
Con los cinco millones de la Generalitat, empezará a estudiarse el diseño y la construcción de las plantas: «Se analizarán cuatro tecnologías diferentes basadas en las formas de los materiales para capturar el CO2».
Habrá una que será experimental fija –que analizará la reacción conocida como Fischer-Tropsch, de uso del CO2, no de captura– y tres que serán móviles y tendrán el formato de SKIDs industriales.
«Se quiere que sean rotatorias, de manera que las industrias del cemento, del acero y de los residuos puedan testear tres alternativas diferentes para descubrir cuál es la que más útil les es», analiza el director del ICIQ, el profesor Emilio Palomares.
«Se trata de una necesidad imperiosa para las industrias y estamos satisfechos de cómo está arrancando todo», Oriol Alcoba, director general de Indústria
La misma línea sigue el rector de la URV, Josep Pallarès, quien expone que «las tipologías de emisiones de cada industria son diferentes: no es lo mismo en el caso de la petroquímica que en el de la siderúrgica».
«En todo caso, el término ‘móvil’ debe entenderse como que la planta estará testeando una tecnología un año, por ejemplo, en un sitio, y después se cambiará por otra planta que tendrá otro tipo de tecnología», aclara.
«Las tipologías de emisiones de cada industria son diferentes: no es lo mismo en el caso de la petroquímica que en el de la siderúrgica», Josep Pallarès, rector de la URV
En palabras del director general Corporativo y de Operaciones de Eurecat, Xavier López, «el de analizar tecnologías orientadas a la captura y al uso de CO2 es el primer paso que planteamos».
En este sentido, Pallarès explica que «la tecnología de captura del CO2 está bastante avanzada, mientras que la del uso posterior aún está en desarrollo».
El centro de descarbonización
El de las plantas piloto es uno de los dos proyectos que contiene la iniciativa general de descarbonización. El otro es el del centro físico de investigación.
«Sería un espacio para desarrollar la tecnología que utilizarán en el futuro aquellas empresas que quieran hacer el CO2 un material de partida para productos de valor añadido», expresa el profesor Palomares. En este centro participaría personal de la URV, del ICIQ y de Eurecat.
El edificio estaría pensado para albergar espacios diáfanos con oficinas y salas para conferencias o reuniones, además de laboratorios químicos con TRL –que miden el nivel de madurez de la tecnología– entre el nivel cero y cuatro.
Ocuparía entre 6.000 y 8.000 metros cuadrados y supondría una inversión de entre unos catorce y unos veinte millones de euros, además de un mantenimiento continuado. No obstante, aún es una incógnita si finalmente se realizará o no.
La propuesta está valorándola la Generalitat en función de la inversión que pueda ejecutarse. «No queremos condicionar el avance del proyecto a que exista un laboratorio centralizado porque tanto el ICIQ, como la URV y Eurecat ya tienen laboratorios; por lo tanto, la idea es que el proyecto arranque y si, llegado el momento, se percibe que se necesita una instalación adicional, se termine llevando a cabo».
«Este es un primer paso para incidir en la descarbonización», Josep Pallarès, rector de la URV
«Podría ser una buena opción, pero ahora mismo no hay certeza de que acabe sucediendo, ya que el proyecto debe ir evolucionando», añade.
La voluntad, tal como indican desde Eurecat, es la de que la idea acabe fructificando: «Hay una alineación de voluntades, pero hay que elaborar un proyecto y buscar la financiación», apunta López.
«Si se lleva a cabo, el objetivo sería el de conseguir un financiamiento basal [el que se destina a cubrir una parte de los costos operativos de los centros tecnológicos] que se complementaría con aportaciones del ICIQ, la URV y Eurecat a través de proyectos competitivos e industriales», manifiesta Palomares.
En el caso de que este centro no siga adelante, la investigación se llevará a cabo en centros del ICIQ, la URV y Eurecat: «Lo deseable, no obstante, sería que se produjera en un solo sitio porque uno de los aspectos importantes en cualquier proyecto es disponer de un centro de referencia», añade.
En este sentido, López comenta que «la visión de futuro es que las tres instituciones implicadas pudiesen aportar investigadores para trabajar conjuntamente».
En todo caso, se prevé que durante este 2024 y 2025 estén en funcionamiento las plantas piloto y que, a partir de ahí, pueda definirse hacia dónde caminarán las demás iniciativas de descarbonización de la industria catalana.
«El hidrógeno verde será un vector importante en el futuro, pero para descarbonizar determinados procesos hay que capturar CO2», Maria Mas, directora gerente de la AEQT
¿En La Canonja?
En caso de que, finalmente, se lleve a cabo la construcción del centro físico de investigación, este podría ubicarse en La Canonja.
Concretamente, en los terrenos del que fue el club Vicente Ferrer, ubicado a pie de la antigua N-340 y cuyo edificio se derrumbará dentro de un par de meses.
El alcalde de La Canonja, Roc Muñoz, afirma que el consistorio ofreció a la Generalitat este solar para que el equipamiento pueda situarse allí: «Nosotros ponemos a disposición un espacio que puede ser un emplazamiento magnífico por su ubicación», comenta.
El propio director general de Industria, Oriol Alcoba, admite que agradeció al alcalde la proposición.
El director del ICIQ, el profesor Emilio Palomares, expresa que el arquitecto municipal ya realizó los planos de lo que podría ser un diseño del edificio.