Rabia y tristeza por la imagen internacional que está ofreciendo Brasil. Es la sensación entre algunos de los casi 2.700 brasileños asentados en Tarragona y que ven con estupor el asalto a diversas sedes institucionales. Todo depende de la óptica política con la que se analice –en la balanza, partidarios de Lula da Silva o de Jair Bolsonaro– pero en general hay acuerdo en lamentar la polarización y los radicalismos ideológicos en los que se ha sumido el país y el empleo de la violencia. La mayor parte cree que el resultado de las urnas avala el mandato de Lula. A su vez, equiparan los altercados con el asalto hace dos años del Capitolio americano. De igual forma, emparentan el extremismo del expresidente Bolsonaro con Donald Trump, su homólogo en EEUU.
La comunidad brasileña en Tarragona está en crecimiento. Hay 2.697 personas, un 43% más en relación con cinco años atrás, en 2017 (1.883). Las llegadas se están recuperando en los últimos años después del impacto demográfico que tuvo la crisis financiera. En 2009 se llegó al tope: 3.425 brasileños en la provincia.
Renata Chaves, profesora: «Hay que respetar el resultado»
Renata Chaves, profesora de portugués, vino hace 18 años a Tarragona. Ve con dolor lo ocurrido en su país. «No me ha cogido por sorpresa. Se veía que algo iba a pasar. Los bolsonaristas están muy disconformes. Brasil ha sido siempre un país muy pacífico pero la sociedad no ha sabido asimilar lo que ha pasado». Renata se reconoce de derechas pero «me parece bien que gobierne Lula, porque Bolsonaro ha creado bastante desigualdad y ha mandado más para los ricos, para los que tienen más».
Por encima de las ideologías, lo tiene claro: «Este tiempo solo ha servido para fomentar el dolor, la rabia, el inconformismo, y ha petado. Nadie lo ha sabido parar. Y creo que se podría haber hecho algo más. Había 25 policías para 3.000 manifestantes. Ha sido una irresponsabilidad». Renata cree que «lo que hay que hacer es reconocer el resultado de las elecciones, yo reconozco la democracia», pero «hay mucho extremismo y polarización, y tenemos una parte de la población inflamada, que se siente perdida y usa la violencia como una vía de escape. En ese sentido, Bolsonaro ha sido un cobarde porque ni él ni nadie ha lanzado un mensaje de tranquilidad, de aceptar el resultado».
Cristiano Ribas, luchador y maestro: «Hacen falta elecciones transparentes»
«Lula ya fue condenado y ha habido fraude en estas elecciones. Por eso el pueblo brasileño ha salido a la calle, porque está en contra de que ahora gobierne», lamenta Cristiano Ribas, luchador y dueño de una academia de artes marciales ubicada en Vila-seca, la Gracie Barra, que montó en 2006.
Ribas apoya decididamente a Bolsonaro y pide «una repetición de las elecciones» porque no ve legitimado a Lula da Silva para tomar las riendas del país: «Bolsonaro es una persona honesta, de los pocos políticos del mundo que lo son. Nos ha enseñado a respetar la bandera de país. Económicamente es un político que no usa su posición para hacer negocios. El comunismo quiere todo lo contrario». Ribas asume que «me da mucha tristeza y mucha rabia ver a personas que opinan sin saber».
Acusa a «la izquierda infiltrada» de haber protagonizado los altercados: «Hay vídeos de los patriotas diciendo que no rompan cosas, que se tranquilicen. La mayoría de los de izquierdas son radicales. Yo no soy de derechas ni de izquierdas, solo soy patriota. Si gobierna Lula vamos hacia una dictadura. No volveremos a votar en 30 años. Hacen falta unas nuevas elecciones y que sean transparentes».
Penha Pinheiro: músico y cantante: «Eso no es protestar, es vandalismo»
«Es muy triste la imagen que el país está dando a todo el mundo. Independientemente del partido del que seas, hay que respetar la voluntad del pueblo, lo que ha decidido», explica Penha Pinheiro, músico, cantante y compositora brasileña residente en Tarragona. Esta artista censura el asalto a las instituciones de su país. «Esto que se está haciendo no es protesta, no tiene nada que ver con manifestarse, es vandalismo. Pienso que hay que respetar lo que ha votado la mayoría de la población en las urnas», cuenta.
Ella reconoce no decantarse por ninguna de las dos opciones principales y apuesta por los grises frente a la polarización: «No soy de izquierdas ni de derechas. Simplemente pienso que el país tiene que mejorar y que hay que luchar para acabar con toda la desigualdad que existe. Hoy tenemos a Lula, pues hay que dejarle para que haga un buen gobierno y que sea para todos». Sobre Bolsonaro, cree que «ha dividido el país con demasiado odio», aunque matiza su legado: «Creo que ha hecho cosas bien y otras mal. También tiene aspectos buenos y positivos pero creo que se ha ido a posiciones y actitudes demasiado radicales, a extremos, y eso nunca es bueno»
Mônica Yuco, trabajadora de la restauración: «Es legítimo que ahora gobierne Lula»
Mônica Yuco es empleada de la restauración. Llegó a Tarragona en 1998. Se confiesa «de izquierdas» y se siente dolida por todo lo ocurrido: «Es algo surreal, la extrema derecha creció mucho, no solo en Brasil, sino en todo el mundo. Quieren una intervención militar y que mande el ejército».
Esta brasileña cree que «es legítimo que gobierne Lula» en tanto que ganador de las elecciones: «Es lo más justo, lo que pasa es que hemos vivido mucho extremismo en los últimos años. En la primera etapa de Lula, yo habría votado a otros candidatos pero, entre él y Bolsonaro, claramente Lula. Él tiene una consideración más social, puede luchar más contra la pobreza. Estamos en un país en que para tener una buena educación hay que ir a un colegio privado y para una buena sanidad tienes que hacerte de una mutua».
Mônica considera que «Bolsonaro ha pensado más en los empresarios» y «también ha conseguido tener apoyo de los pobres, algo que no se entiende, pero igual que ha pasado aquí con Vox, que no se comprende cómo puede conseguir apoyos de la clase trabajadora. Si ha perdido, ahora debería pasar a la oposición y hacerla de una manera justa».
Los conflictos en Sudamérica disparan la inmigración a Tarragona
Las llegadas desde países convulsos social y políticamente crecen en los últimos meses y logran algunos récords. En el primer semestre de 2022, llegaron a Tarragona 264 ciudadanos brasileños, una cifra exponencialmente más elevada que la de 2021 (48), si bien ese periodo estaba aún condicionado por fuertes restricciones de la Covid. En cualquier caso, esa cifra de 2022 es la más alta desde 2008.
Pero más allá de Brasil, la conflictividad que se vive en otros países se refleja en algunas cifras migratorias de la provincia ofrecidas por el INE. Isabel Iturrieta, responsable de Cáritas inmigración en Tarragona, asiste a la tendencia: «Estamos viendo muchas llegadas, sobre todo de países de Sudamérica».
Luis Suárez, presidente de la Asociación de Residentes Latinoamericanos en Tarragona (Arlet), alerta: «La situación es cada vez más convulsa en países como Ecuador, Perú o Colombia. Son lugares con economías cada vez más empobrecidas. Muchos deciden irse».
De las 9.531 llegadas registradas en la provincia en los seis primeros meses de 2022, un 37% procedían desde Sudamérica (3.547). Colombia se lleva la palma, con 1.597 llegadas, récord de toda la serie histórica y diez veces más que en el año anterior. Venezuela o Perú también destacan como países emisores.