En los bancos están preocupados. ¿Qué les inquieta? Pues la posibilidad –cada vez más cercana– de que no les necesitemos como intermediarios para llevar a cabo transacciones financieras. ¿Y eso? Eso tiene un nombre: tecnología Blockchain o de ‘cadena de bloques’. Que, tal y como explica el tortosino Josep Pegueroles, profesor de la Escuela de Telecomunicaciones de la UPC y experto en seguridad de la información, es la tecnología que permite «garantizar la autenticidad e integridad de una información sin requerir de una entidad central en la que confiar».
Que no es poco. Documentos, bases de datos o libros contables son algunas de las informaciones que pueden acabar en estas redes que funcionan «con un algoritmo que te permite tener una base de datos completamente distribuida, donde en lugar de tener una entidad que vigila la integridad de un libro contable, esa vigilancia se distribuye entre agentes que no tienen por qué tener confianza entre ellos», explica Pegueroles.
El típico documento que colgamos en ‘la nube’, en un sitio como Drive, y que subimos ahí porque confiamos mucho en la profesionalidad (y la bondad) de la gente de Google. Pero que aquí, en lugar de dárselo a Google (o a quien sea que nos ofrezca tecnología a cambio de darle a un inocente botón de «Estoy de acuerdo con los términos y condiciones»), ese documento se lo confiamos ahora a una red distribuida de desconocidos. No mucho más desconocidos que Google, pero con mucho menos poder individual que Google. De hecho, sin ningún poder individual. Aunque con todo el poder colectivo.
¿Cómo? Pues porque con la tecnología Blockchain, gracias a que no hay nadie que concentre ese poder, toda transacción u operación es permanente e inalterable sin el consenso de los miembros de la red distribuida. Es decir, que nadie nos puede modificar el documento o falsear las cuentas.
Una contabilidad pública persona a persona, en red, sin necesidad de ninguna autoridad central ni operador acreditado. Así que no sólo los bancos deberían estar alerta. APIS, registradores oficiales, notarios o abogados son algunos de los colectivos que sin duda verán alterado su statu quo con esta tecnología.
Mucho más que bitcoins
Pero... ¿Eso del Blockchain no era lo de los bitcoins? Pues sí. Y no. Los impulsores de la tecnología Blockchain son a la vez los impulsores de la moneda electrónica Bitcoin, que se sustenta sobre esa tecnología. Pero hasta ahí el vínculo. Bitcoin es una moneda, Blockchain es una tecnología que va mucho más allá.
- Bloque Un bloque es un conjunto de transacciones confirmadas e información adicional que se ha incluido en una cadena de bloques. Cuenta con códigos alfanuméricos que enlazan con el bloque anterior y el siguiente. En Bitcoin, los bloques se cierran y se enlazan a la cadena cada diez minutos.
- Minero Los mineros son chips u ordenadores dedicados que utilizan algoritmos para verificar las transacciones que se llevan a cabo en la red, y que una vez verificadas se integran en bloques de datos. En Bitcoin, cada vez que un minero completa un bloque (cuando el bloque se enlaza con el bloque anterior), recibe una pequeña cantidad de bitcoins como recompensa.
- Nodo Un nodo es un ordenador conectado a una red distribuida que utiliza un software para almacenar y distribuir una copia actualizada en tiempo real de la cadena de bloques. Cada vez que un bloque es confirmado y añadido a la cadena, la operación se comunica a todos los nodos para que lo añadan a las copias que almacenan.
«Ahora –prosigue–, los bancos dan fe de que A ha transferido a B. El Blockchain es una forma descentralizada de gestionar el sistema de pagos. Pero también servirá para los registradores públicos, o para las patentes: hay grandes posibilidades de agilizarlas y hacerlas fiables». ¿Desaparecerán los notarios? No lo cree así Martín, igual que no cree que vayan a desaparecer los bancos. Simplemente, se adaptarán: «En lugar de dar fe (algo que podrá hacer la cadena de bloques), tendrán que reforzar su papel de asesores, haciendo que la gente comprenda lo que está a punto de firmar».
«A medio plazo –coincide Josep Pegueroles, de la UPC–, APIS, notarios o abogados se tendrán que adaptar. Es una tecnología que ha venido para quedarse, no es una moda. Y que para mí, tiene un impacto comparable a cuando aparecieron los certificados digitales, que nadie sabía bien qué hacían, pero que después todo el mundo tiene en su DNI o pasaporte electrónico».