La fotografía final es que la Generalitat gestione toda la red de Rodalies de Catalunya, en el que se incluya tanto el servicio como las infraestructuras, ampliando las competencias que el Estado le otorgó en 2009, cuando ya le traspasó la titularidad en materia de los horarios y tarifas. De momento, el melón se ha abierto con la línea del Maresme (R-1), entre Bifurcación Sagrera y Maçanet Massanes, y en el momento en el que se ha avanzado en las negociaciones ya se ha visto que este cambio de titularidad será mucho más lento y complejo de lo que se esperaba. Sin embargo, ¿qué pasará con los Regionals? ¿Los trenes del corredor sur también pasarán a manos de la administración catalana?
Más allá de la línea del Maresme, en las negociaciones entre el Estado y el Govern de la Generalitat se ha fijado que esta hoja de ruta seguirá con los tramos de la R-2 Sur, entre Sant Vicenç de Calders y Barcelona, y la R-3. Todas estas comparten que son líneas convencionales exclusivamente internas y no tienen servicios de mercancías, media distancia o alta velocidad.
Ninguna de las grandes líneas que discurre por la demarcación de Tarragona forman parte de las negociaciones. Ni la R-13, ni la R-14, ni la R-15 o la R-16 se incluyen dentro del paquete, ya que forman parte de la Red Ferroviaria de Interés General. Esta consideración viene porque enlazan dos comunidades autónomas o porque soportan el paso del tráfico de mercancías.
El pasado 14 de enero, la Generalitat y el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible acordaron que la R-1 se excluya del catálogo de la Red Ferroviaria de Interés General para iniciar este traspaso. Sin embargo, fuentes conocedoras de las negociaciones aseguran que en este caso el traspaso de la línea del sur de Catalunya «será dificilísimo», ya que según la Constitución la titularidad de estas infraestructuras compete al Estado y el hecho que los servicios convencionales convivan con las mercancías dificulta enormemente la posibilidad.
Según la ley tienen la misma consideración que aeropuertos de Barcelona-El Prat, Reus o Girona o los puertos de Tarragona y Barcelona, de forma que el Estado siempre se ha mantenido receloso de ceder las competencias.
Asimismo, en el caso de la vía de la costa no nos olvidemos que es la línea del futuro Corredor del Mediterrani. Así, mientras no debería haber grandes dificultades para que la Generalitat gestione el tramo de vía que enlaza L’Aldea-Tortosa, difícilmente podrán incluirse el resto.
La infraestructura seguirá siendo gestionada por Adif y la Generalitat no podrá marcarle los deberes para que mediante encomiendas de gestión haga las inversiones pertinentes, tal y como recoge el acuerdo firmado el domingo, para continuar con el traspaso.
¿Y el servicio?
En cambio, la gestión integral del servicio esta sí que se prevé que pase a manos de la administración autonómica. Igual que ahora Rodalies Catalunya opera los servicios del área metropolitana de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona, además de los Regionals, con el traspaso esto lo asumirá la nueva empresa pública que tiene que constituirse.
Renfe Viajeros tendrá la participación mayoritaria en el capital de la nueva empresa por un porcentaje ínfimo, mientras que la Generalitat controlará su consejo de administración, ya que lo presidirá y tendrá voto de calidad. Esta es la fórmula que encontraron las partes.
La consellera de Territori, Sílvia Paneque, aseguró ayer que «el operador que gestiona Rodalies es Renfe y debe seguir siendo Renfe». La responsable del Govern explicó que esto garantizará que «pueda avanzarse en la constitución de la empresa mixta, ya que pueden mantenerse los derechos laborales y sociales de los trabajadores».
Ahora se abre un periodo de dos años para que la nueva empresa deje de ser una filial de Renfe y que pase a ser adscrita a la Generalitat. Un largo camino que está arrancando y que todo parece indicar que acabará con un modelo de sistema ferroviario a dos velocidades que tendrá que verse cómo avanza.