Arizona Baby aterriza este sábado (22.00 horas) en la Sala Zero con la frescura de música intacta y un recorrido experimental consolidado. «Sonora», su último disco ha confirmado a una banda inquieta en la que Javier Vielva pone la voz y la guitarra.
¿Arizona Baby es la demostración de que la sencillez es el mejor camino para llegar a la belleza?
Es una bonita forma de decirlo. Estamos en esa dirección. Creemos en lo del menos es más. Buscamos la esencia. Con pocos miembros en el grupo e instrumentos menos electrificados, más acústicos, intentamos encontrar el mejor sonido posible y hacer las canciones que nos gustan. Al principio nos situaban más en el mundo folck, pero también creo que nuestro último disco dispone de toques muy rockeros. De hecho, somos rockeros.
Ustedes fueron un poco pioneros con el tema de las barbas, esa estética que ahora mismo se encuentra en pleno auge.
Somos esclavos un poco de las barbas. Sinceramente no creo que en nuestro caso sea un tema estético como sí lo era con los Kiss y el maquillaje. Hubo un tiempo que se lo quitaron y recibieron una cantidad de críticas exageradas. Luego volvieron a salir pintados. En nuestro caso no se trata de eso. Simplemente que en Valladolid hace mucho frío y da mucha pereza afeitarse.
El sábado se suben de nuevo al escenario, en este caso el de la sala Zero. ¿El directo es un poco la culminación de todo el proceso de elaboración de un disco?
Más que la culminación, yo creo que es un poco la continuación. La culminación es cuando llega al público y te dan su visión de él. En el directo intentamos ofrecer nuestra versión más personal a las canciones, aunque en el caso de «Sonora» creo que estamos hablando de un disco muy crudo. Muy de directo. Entramos en el estudio y empezamos a tocar los tres, a partir de eso arreglamos las canciones. Somos muy de darnos el gustazo.
Arizona Baby da le impresión de que es un grupo inquieto. Que huye de las etiquetas.
Creo que la música que hacemos forma parte de un todo, no sólo a nivel musical sino a nivel artístico. Siempre tenemos nuestras inquietudes incluso cuando estamos grabando el disco. Por ejemplo creo que «Sonora» es un disco muy urbano y en el siguiente me gustaría crear algo más rural, aunque eso lo digo ahora. Dentro de cinco meses a lo que mejor ya estoy en otra cosa.
Transmitir las canciones en inglés, ¿les ha cerrado alguna puerta?
Alguna sí, sobre todo en territorio de habla hispana. Nosotros crecimos con Dover y Australian Blonde, escuchamos música del pasado para entender el presente. El otro día leí que el castellano ya es la segunda lengua más hablada incluso por encima del inglés. Se han dado casos como el de Love Of Lesbian que inició en inglés y pasó al castellano para llegar a más gente y lo veo lógico. Creo que en nuestro caso cantar en inglés, de momento, nos ofrece identidad.
A Jota, de Los Planetas, le preguntaron por lo más raro que le había pasado en un escenario. Su respuesta fue; «Una vez, afiné». ¿Y a usted?
(Sonríe). Yo no tengo una respuesta tan ingeniosa como la de Jota. Es muy buena. A mí, una vez tocando en proyecto en solitario en Galicia, se me puso a dar la lata una avispa asiática de grandes dimensiones. Me habían avisado de que eran peligrosas. Empezó por mi mano y yo intentaba moverme para quitármela de encima y eso me supuso algún problemilla con el directo. Vi que la gente se reía. Tuve suerte porque la avispa desapareció.