Yolanda Cantos trabaja en un supermercado de Tarragona y recuerda el jueves 12 de marzo, en vísperas del decreto del Estado de Alarma, como una «auténtica locura». «Empezó a venir muchísima gente a comprar. Arrasaban, sobre todo, con la pasta y el papel de water y de cocina. Les decíamos que no se preocupasen, que cada día nos llegaban suministros. Pero ni caso», explica. Yolanda está en la pescadería y allí también aumentaron espectacularmente las ventas: «Al mediodía ya no quedaba género». Con el paso de los días, los ánimos se fueron calmando, «pero había gente que venía dos o tres veces al súper al día».
Asegura que en general la gente ha respetado las normas. «Somos un supermercado de barrio y acostumbra a venir gente mayor. Pero con el confinamiento venían los hijos a comprar, así que a los mayores se les ha respetado mucho», relata Yolanda.
Recuerda especialmente un día que ella y el carnicero salieron a tirar la basura: «Pasaban ya unos minutos de las 20 horas y la gente ya había parado de aplaudir, pero todavía estaban en los balcones. De repente, empezaron de nuevo a aplaudir y nos dieron las gracias».
