Hemos pasado ya la rampa de salida de un verano que, si bien y por suerte no será tan extraño como el pasado, seguirá siendo atípico para muchos de nosotros. Todavía no debemos, y tampoco nos atrevemos, a dar rienda suelta a los planes que habitualmente solíamos programar para el periodo estival cuando la vida era otra cosa y no se conocía la Covid-19. Pero el verano sigue siendo verano, la época de las 3D: Descansar, Desconectar y Disfrutar. Y a ello nos entregamos, en mayor o menor medida, tanto adultos como niños. Porque los más pequeños de la casa también se han ganado sus vacaciones, y las merecen tanto o más que nosotros.
Lo que ocurre es que la forma de disfrutar no se ve igual desde sus ojos que desde los nuestros. Ellos necesitan actividad, no parar, tener siempre algo que hacer, alguien con quien estar… El aburrimiento, eso que los niños de otras generaciones sentíamos en el pasar lento de las horas de esas eternas tardes de verano, hoy día no tiene lugar: si no hay planes, siempre les queda la tablet, la consola o el smartphone (algo que no todos los progenitores aprueban, aunque sea difícil de evitar), pero nada de espacios vacíos en los que aburrirse avivaría su imaginación. Los días de verano dan para mucho, y ya sea en la casa de la playa, en el pueblo con los abuelos o en casita si no ha tocado salir, muchos padres se plantean qué hacer y cómo entretener a sus hijos durante casi tres meses sin colegio, con sus días interminables. Desde Lingokids, empresa especializada en contenidos en inglés para niños de edades tempranas, ofrecen algunas ideas para gestionar esos tiempos estas vacaciones.
Actividades al aire libre
Durante el curso escolar los niños no suelen tener demasiado tiempo -y el atmosférico tampoco acompaña igual- para realizar actividades al aire libre. Por eso, todo lo que puedan disfrutar de estar en la calle, en contacto con la naturaleza es positivo. Ya sea jugando con amigos en la urbanización o en la plaza del pueblo, corriendo, saltando, andando en bici, haciendo guerras de agua, de ruta de senderismo con la familia, en la playa o la piscina, o practicando cualquier deporte, será siempre lo más positivo. Por supuesto, con la prevención de llevar la protección adecuada, el sol, el aire y la brisa marina son de lo más saludable que podamos ofrecer a nuestros hijos.
Aprender tareas de mayores
Ahora que tenemos más tiempo para dedicarles, podemos aprovechar para introducirles en algunas de las tareas domésticas de una forma lúdica y adaptada a su edad, mientras charlamos con ellos o cantamos juntos alguna canción.
Por ejemplo, se les puede enseñarles a hacer su cama, dejarles que participen en la preparación de la comida o la cena, recoger la ropa del tendedero, preparar juntos la lista de la compra, pasar la aspiradora o ir a comprar el pan a la tienda de al lado. Puede ser entretenido para ellos y, al mismo tiempo, se sienten mayores e importantes y aprenden la importancia de colaborar en las tareas de la casa.
Inmersiones culturales
Conocer otras culturas y descubrir nuevas facetas de la nuestra es algo siempre enriquecedor que, además, aportará conocimientos y valores a nuestros hijos.
En este sentido, es interesante aprovechar la estancia en un nuevo destino para conocer su historia y visitar sus monumentos y museos, pero también, si estamos en casa, podemos visitar nuestra propia ciudad y acudir a alguna de las actividades culturales que los municipios programan para estas fechas: conciertos, exposiciones, obras de teatro, cine al aire libre…
También la gastronomía es cultura, así que es muy recomendable descubrir los platos típicos de la zona, y un buen plan es programar sesiones gastronómicas basadas en cocinas de diferentes países a través de restaurantes especializados o, por qué no, preparándolo juntos en nuestra casa o apartamento.
Jugar en familia es una de las cosas que más gustan a los niños. Si tenemos jardín, patio o un espacio abierto a nuestra disposición podemos disfrutar con algunos de los juegos de nuestra infancia.
‘Reinventar’ los juegos en familia
Algunos de estos juegos son el escondite, el pañuelo, la gallinita ciega, las carreras de sacos, carreras con el huevo y la cuchara, morder la manzana atada a una cuerda… Siendo de los de toda la vida, seguro que para muchos de los niños serán completamente nuevos, y mucho más divertidos para el verano que los juegos de mesa al uso. También podemos inventarnos juegos nuevos entre todos, y así les ayudamos a utilizar su imaginación.
Sacar partido a las sobremesas
Ese tiempo de después de comer, en el que el calor aprieta y es conveniente buscar actividades más sosegadas, es un momento ideal para que se echen una siestecita, para que dediquen un rato a la lectura de algún libro e incluso para emplear un tiempo razonable jugando con la tablet, siempre y cuando manejen apps y contenidos apropiados para ellos; y si además de jugar pueden divertirse, mejor que mejor.
En esta línea, existen contenidos basados en juegos, vídeos y canciones, como el Lingocamp de Lingokids, diseñado expresamente para el verano, con el que los más pequeños pueden divertirse un ratito cada día mientras descubren nuevos conceptos, desarrollan habilidades matemáticas, de pensamiento lógico o la agudeza visual, y además practican el inglés. Sin deberes, con el dispositivo que les gusta y les atrae, pero aprendiendo.
Recordemos que lo más importante del verano son las 3D, para que toda la familia recargue totalmente las pilas y afronte el nuevo curso escolar y laboral con todas las energías. ¡Felices vacaciones!