La fuerza de más de un centenar de personas, y la implicación del Sindicat d’Habitatge de Reus, ha logrado detener el desahucio previsto para este lunes, 11 de noviembre, de Jose y su familia, con dos hijos, uno de ellos menor de edad.
Llevan 30 años en el barrio Sant Josep Obrer, en el número 53 de la calle Mas Pellicer. El piso es de la Agència de l’Habitatge de Catalunya y deben dinero. En total, serían unos 8.900 euros «según determinó el juez», exponen desde el Sindicat d’Habitatge. La familia afectada habría propuesto adelantar 5.000 euros y el resto ir devolviéndolos de forma progresiva. «Pero la Agència quiere todo el dinero de golpe», añaden del sindicato. Sin alcanzar ningún acuerdo, este lunes llegaba el lanzamiento del desahucio.
Jose y su familia se han visto rodeados de amigos, conocidos, vecinos del barrio y miembros del Sindicat d’Habitatge de varios puntos de Reus que les apoyaban y hacían notar su fuerza, lanzando proclamas de unión: « Jose, escucha, tú lucha es nuestra lucha», gritaban.
A partir de las 09.30 de la mañana, las inmediaciones del bloque de pisos en cuestión se han empezado a llenar de gente. Jose estaba en primera fila y comentaba que tiene el informe de vulnerabilidad. «Me quedé sin trabajo, me arruiné y después vino la Covid y se complicó todo aún más», relata el afectado. Sin embargo, ahora cuenta con el Ingreso Mínimo Vital, una prestación dirigida a personas que no tienen recursos económicos básicos para cubrir sus necesidades básicas, y puede empezar a hacer frente la deuda. «¡Queremos pagar!», exclama este vecino.
Cuando ya eran las 11 h, la hora prevista para el desahucio, la tensión ha subido. Unos minutos antes habían llegado a la zona dos patrullas de Mossos, aunque sin acercarse al sitio. Y a las once en punto, llegaba la comitiva judicial, con un tercer coche policial.
Mientras de fondo se escuchaban gritos de «fuera Mossos», Jose y gente cercana se acercaban a la comitiva judicial y han comenzado la negociación. Bajo la mirada expectante de la gente, a medida que avanzaban los minutos ya se empezaba a rumorear que el desahucio estaba parado. Y así se confirmaba después de 20 minutos de negociación. La alegría se ha desatado, los vecinos han subido a Jose a hombros, le han abrazado y le han recibido como una victoria. «Gracias a todos, pero hay otra gente como nosotros», recordaba la familia de Jose.
Sin embargo, la de hoy es sólo una tregua y da margen para que la familia negocie con la Agència d’Habitatge de Catalunya una posible solución antes de que haya una nueva fecha para llevar a cabo el desahucio. Tal y como explicaba Roger Sánchez, del Sindicat d’Habitatge de Reus, si no se ha ejecutado este lunes el desahucio es «por esta organización de la clase trabajadora». Para Sánchez, «sería surrealista que un piso de Habitatge, de protección oficial, estuviera cerrado (...), dejando un piso vacío y una familia vulnerable en la calle». Desde el Sindicat han explicado que el desahucio no se ha ejecutado por motivos de seguridad, con tres patrullas de Mossos y más de 100 personas que se oponían a ello.