«Todavía hay mucho patrimonio reusense por rehabilitar, especialmente masías, y muchas son privadas», explican desde la Associació Espais Ocults, que monta jornadas culturales en Reus en las que abren puertas de edificios de atractivo patrimonial y artístico normalmente cerrados al público.
Para mantener de algún modo este patrimonio, «se necesita el apoyo de las administraciones». Desde la asociación añaden que, para conseguir una catalogación, el trabajo puede ser ingente para el rédito que puede conseguir el propietario. «Muchos tienen dificultades para justificar una catalogación», señalan. Hacen repaso de algunos edificios que están «en desuso» en la capital del Baix Camp, la mayoría de los cuales son de titularidad privada, y enumeran: Casa Gasull (abierta por última vez este pasado fin de semana por ‘Reus 1900. Festa Modernista’), Casa Serra, Fàbrica Montseny, Mas Vil·la Maria, Mas de l’Espinós –con una parte que se utiliza para el negocio, según indican desde la entidad–, Casa Tarrats –con las dependencias a pie de calle utilizadas– y Casa Grau. También señalan el edificio que ocupaba la Guàrdia Urbana antaño en la calle del Roser, que podrían reivindicarse.
Y es que Reus cuenta con numerosos edificios de valor patrimonial que, con el paso del tiempo, han acabado siendo útiles para la ciudadanía: ya sean de carácter privado, abiertos al público en algunos casos para la divulgación; o municipales, los cuales han acogido servicios para el ciudadano o suplido demandas vecinales. El Ayuntamiento ha recuperado varios recintos en los últimos años, como es el actual Centre Cultural Castell del Cambrer, por nombrar un ejemplo; o, como casos más recientes, el Mas Totosaus –que complementará la función que hace el Mas Pintat con el Servei d’Orientació i Atenció a les Famílies–, el antiguo almacén de vinos del Palau Boule –que albergará el Centre Cívic Gregal–, la futura rehabilitación del edificio del Centre Catòlic, y la actuación que prevé hacerse en el edificio del Vapor Vell, donde se ubicará la nueva Escola dels Oficis en el futuro, entre otros.
Aun así y como se apuntaba antes, hay edificios de valor histórico y patrimonial que permanecen vacíos y en desuso, que tal vez «serían útiles para la ciudadanía». En ese sentido, y desde la Associació Reusenca per la Cultura i el Patrimoni (centrada en la protección y la catalogación del patrimonio), su secretario, Cristian Muñoz, aporta que «no hay que dejar que los edificios antiguos y de valor de la ciudad se degraden, y si se pueden utilizar, mejor; que no pase como con la antigua sedera del Passeig de Misericòrdia [en su lugar, hay un supermercado]». La ciudad cuenta con otro ejemplo polémico, como la casa novecentista de la calle de Sant Llorenç, cuyo derribo desató debate en cuanto a la preservación del patrimonio.
A veces, incide Muñoz, «no está todo en manos del propietario a la ahora de rehabilitar, porque al querer conseguir una catalogación, antes hay que definir el valor patrimonial o el grado de protección del espacio y, habiendo presentado la documentación, más adelante también tiene que avalarlo el pleno municipal; es todo un proceso».
Aprovechar equipamientos
Hay equipamientos municipales en uso que, a ojos de los vecinos, se les podría «sacar más rendimiento». Así lo sostiene el representante vecinal de la Associació de Veïns El Roserar de Mas Iglesias, Francesc Jornet, quien defiende que el Centre de la Imatge de Mas Iglesias (CIMIR) «está infrautilizado ahora y en la asociación siempre hemos dicho que sería útil para los vecinos, para realizar actividades y querríamos solicitarlo».
El presidente también recuerda que los vecinos están preparando un proyecto con el propósito de recuperar tanto la rosaleda del parque de Mas Iglesias como el ya nombrado CIMIR. «Contamos con el apoyo de diferentes entidades para hacerlo, y en la última reunión hubo unas 30 entidades», dice Jornet.