Horas sin dormir, jornadas extenuantes y la emoción a flor de piel por saber que todo el mundo –y la propia Historia– mira. Pero, a la vez, sosiego y frialdad por el despegue aplazado del Artemis I, la primera pieza del proyecto de la NASA para que la Humanidad regrese a la Luna en 2025, 53 años después de la última vez. «No es extraño que un vehículo tan complejo no se tire a la primera, pero sabemos que cuando lo lancemos todo irá bien», reconoce al Diari Roger Lascorz, ingeniero reusense en el proyecto.
Horas después de que la agencia aeroespacial norteamericana abortara ese lanzamiento, Lascorz relativizaba lo sucedido y aludía a la importancia de tener todo asegurado al milímetro. «Artemis I tiene muchas partes y todas tienen que ir bien para que funcione», explicaba.
Lascorz, de 29 años, es solo una parte del inmenso engranaje. «Hay literalmente miles de personas que se han esforzado mucho en hacer su parte», cuenta Lascorz, que entró a trabajar en la NASA en 2019. Desde entonces está en el Kennedy Space Center, en Cabo Cañaveral (Florida). Desde allí se intentó este lunes el lanzamiento del cohete SLS y la nave Orión, en una misión no tripulada hacia la Luna.
La NASA prepara otro intento de lanzamiento para los próximos días
«Estamos viviendo estos días con mucha emoción», se sincera el joven reusense, que da detalles de su aportación: «Mi parte fue diseñar y certificar un pequeño prototipo que se utiliza en sistemas de imagen». En el día previsto del lanzamiento al espacio formó parte de los sistemas de voz. «Por suerte, tanto el prototipo como los sistemas de voz han funcionado bien», apunta.
La esperada propulsión del artefacto podría tener lugar este viernes o el lunes, los días alternativos que baraja la NASA. Como los procedimientos de la parcela de Lascorz respondieron a la perfección, su trabajo en los próximos días será similar al de las últimas semanas. «Ahora estoy testando un sistema y ayudando a producir unidades operacionales de un prototipo que diseñamos recientemente», cuenta.
Eso sí, cuando se acerque la cuenta atrás las puntas de trabajo volverán a dispararse: «El día en que se vuelva a intentar volveré a la sala desde donde monitorizaremos nuestros sistemas y estaremos preparados para intervenir si alguna cosa falla».
A esta misión inicial le seguirán, al menos, dos más. Este primer viaje sin tripulación consistirá en una órbita de la nave sobre la Luna, 64.000 kilómetros más allá de su cara oculta, una distancia no alcanzada hasta ahora.
Si todo va según lo previsto, se estima que en 2024 pueda hacerse una segunda expedición, en este ocasión, tripulada. Cuatro astronautas sobrevolarían el satélite, para comprobar que la nave puede transportar personas con éxito. El tercer viaje, planificado para 2025, supondría ya colocar a los astronautas sobre la superficie lunar, por primera vez desde 1972.
