Por qué prescindir de ir con nuestra mascota a cenar fuera, ¿por qué no podemos llevarla con nosotros? Estas son algunas de las reflexiones que se hizo, hace un tiempo, el emprendedor Raúl Juárez, al frente de The Green Dog Café de Reus. Dice que ya hacía tiempo que ponía agua a los perros de los clientes o les ofrecía un snack. «Los animales se acuerdan de eso y, al volver a pasar por delante de mi puerta, se detienen contentos», asegura.
Muchos clientes –prosigue– acuden con sus canes a su café y, con la pandemia ha observado que, cada vez, «hay más personas con animal de compañía, es un miembro más de la familia. ¿Y si pudiéramos salir a cenar con amigos y nos pudiéramos traer al perro?», señala. Con esta idea principal y con la colaboración y asesoramiento de Silvia Molina, propietaria de La Casa del Bou –comercio especializado en estilismo canino y en la venta de accesorios exclusivos para mascotas y artículos de alimentación para perros–, han creado el proyecto de la Mascotapa, que tiene como lema ‘Más que una tapa’. Se trata una serie de elaboraciones culinarias aptas para perros de fácil digestión, que se ofrecen en el establecimiento de Juárez; todo ello, siempre teniendo en cuenta el peso del animal y posibles intolerancias. Toda la información se trata antes con el propietario, para así dar con la porción más equilibrada y la mejor tapa.
«Son unas comidas naturales, sin químicos y de carácter ecológico. Si tu perro no puede comer carne, puedes optar por la tapa de salmón y pescado blanco», especifican Molina y Juárez. De hecho, a la ya mencionada tapa se le añade una de tres carnes y otra de pollo y verduras. «Son tapas para perros de 100 gramos la unidad, que van envasadas al vacío. Si el perro es grande añadimos más. La comida la disponemos en comederos junto con el agua, para que beban, y listo», especifica Juárez, mientras hace la demostración.
Destaca, por otro lado, que son muy concienzudos con el proceso de colocación de la comida en recipientes y en el lavado de los mismos. «Evidentemente, esta tarea la separamos de las otras que realizamos en el local», dice Juárez.
Preguntado por la entrada de animales en el interior de The Green Dog Café, el restaurador destaca que «la responsabilidad del propietario del animal es la clave; si éste sabe que su mascota no se sabe comportar, que no lo traiga. Además, han de llevarlo atado y enseñado». Algo que secunda Molina, quien aboga por una educación que empieza por la persona que adquiere un perro. «Aún hay mucho por hacer en este campo, tienes que conocer las reacciones de tu mascota y cómo interactúa con los demás perros, además de poner ciertos límites. La iniciativa de la Mascotapa permite que tu compañero de vida pueda participar en ese momento de ocio, que pueda cenar por su cuenta sin tener que esperar a que comas para llegar a casa y hacerlo. Creemos que es una iniciativa pionera. Además, son alimentos húmedos, que facilitan la digestión, saludables y con nutrientes», comenta Molina.
De momento, los clientes con mascota han acogido «muy bien el proyecto en los horarios de apertura de The Green Dog Café», corroboran los impulsores. Como decían, aún queda mucho por hacer, pero la entrada de mascotas a restaurantes es algo que, tímidamente, va extendiendose en la capital del Baix Camp. La fundadora de la cafetería y restaurante de brunch Ross Como en casa, Judit Estudillo, explica que «desde siempre hemos dejado entrar a perros y en la carta figuran galletas pensadas especialmente para ellos. Para nosotras es una prioridad que ellos se sientan como en casa».
Aunque antes compraban los snacks, Estudillo especifica que, «desde hace un mes, los hacemos nosotras mismas, de forma artesanal, son veganos y sin gluten. Creemos que ellos se lo merecen y seguimos nuestra esencia, respetando los tiempos a medida que hacemos las distintas elaboraciones y con consciencia», declara.
Tiene que estar «bien educado»
Por lo general, en la ciudad hay varios comercios a los que se les permite la entrada a perros. La presidenta de La Unió de Botiguers de Reus, Meritxell Barberà, recuerda que «de la entidad, debe haber algo más de un centenar de comercios sumados y que lucen la pegatina de la campaña ‘Gossos educats, benvinguts!’. No hemos vuelto a relanzar la campaña, quizá nuevos adheridos se sumaran. Nosotros encontramos que todo ser vivo tiene derecho a entrar donde quiera, siempre y cuando esté bien educado y vaya atado», indica.
Dejando a un lado las tiendas y, tal y cómo hemos visto con los dos ejemplos anteriores, está habiendo cada vez más restaurantes que aceptan mascotas en su interior y, por supuesto, en terrazas. Víctor Perales, al frente del Flaps Café y encargado del ámbito de la restauración en el Tomb de Reus, especifica que «sabemos de algunos restaurantes de la entidad comercial que los dejan pasar y que les dan agua, observamos que también se fomenta esa actitud entre los propietarios que tienen mascota y tienen un local».
Es el caso del director del Museu del Vermut, Joan Tàpias. «A nosotros nos gustan mucho los animales, toda la familia tiene. A las mascotas les ponemos un bebedero y les ofrecemos galletas aptas para su consumo. Primero, eso sí, les preguntamos si son tranquilos y, según el tamaño que tienen, les hacemos espacio. Dejarles entrar es algo que en países europeos ya se da por sentado, aquí aún falta mucho para ponernos a su altura», manifiesta.
Bénédicte Ronco, propietaria de la crepería Kenavo e integrante de Comerç Solidari Reus, también da mucha importancia a cuidar a los animales. «Si el perro se comporta le hacemos espacio. En verano recibimos muchos más clientes con perro y les damos agua, también», expresa.
Por otro lado, la presidenta de la associación Gent i Gossos, Irene Águilas –entidad con más de 10 años en activo– explica que «la ciudadanía en general es poco ‘pet friendly’ (término que se refiere a las mascotas, conforme son bien recibidas)». La situación, dice, «ha mejorado si echamos la vista atrás 10 años» y aunque son «varios los lugares en los que se les permite la entrada a animales, el porcentaje sigue siendo menor que en otros países», sostiene.
Hay una cuestión que Águilas cree también importante y es el hecho de dejar solo al perro en la vía pública. «Si tenemos que hacer la compra en el supermercado y no nos dejan entrar con él, no podemos arriesgarnos a dejarlos solos, es muy peligroso; hay que pensar que, para ello, no hay vigilancia. La ordenanza prohíbe dejarlo solos en la vía pública, cuando hay sitios en los que no les dejan entrar, es una contradicción», continua.
Otro punto que destaca la presidenta de Gent i Gossos es que «hay que mejorar muchos aspectos del protocolo en las actuaciones policiales relacionadas con animales abandonados y/o maltratados, a los que se les tiene que rescatar», acota.
La trayectoria de Gent i Gossos va estrechamente relacionada con la «creación de espacios de recreo para los perros y eso es algo que hemos conseguido; pero una cosa es tener ese espacio y otra que lo mantengan en condiciones», lamenta. Añade, también, que «los propietarios tienen parte de culpa, puesto que hay muchos que no se implican en la educación del perro, dejan que escarben en pipicanes dejando huecos peligrosos donde caerse, estropean las instalaciones y se quedan tan panchos o, sencillamente, no recogen los excrementos de sus animales», enumera.
La entidad organiza actividades de sensibilización y ofrece charlas a cargo de profesionales del sector, educadores caninos «que enseñan a los propietarios como abordar ciertos comportamientos de los perros, pues todo se tiene que aprender», concluye Àguilas.