«La Escola Prat de la Riba reclama y necesita que se pacifique el tráfico a su alrededor. Y hay más escuelas, en especial en el centro de la ciudad, que están en puntos transitados, con emisiones y contaminación acústica y de otros tipos, y que también lo querrían», constata Maria Horra, portavoz de la Xarxa d’Escoles Públiques de Reus (XEPR).
La movilización de la comunidad educativa de la Escola Prat de la Riba, que el pasado 3 de mayo desvió la circulación en la avenida del mismo nombre para exigir «escuelas seguras, coches no» después de que un turismo volcase a las puertas de su recinto, ha puesto en el foco el debate sobre el tráfico cerca de los colegios.
Preguntada por ello, Horra precisa que, en líneas generales, los centros reusenses «pedimos que no haya tantos vehículos junto a las escuelas» y que se implanten «entornos pacificados». En los últimos Pressupostos Participatius, la XEPR –que aglutina a una veintena de escuelas– ya introdujo la idea. Ahora se perfila «una isla sin tráfico» que podría vincularse a la Escola Prat de la Riba.
Horra especifica que «si pudiésemos elegir, a nivel de escuelas nos encantaría algo similar a lo que se ha hecho recientemente frente al parking Simonet», en el contexto de la reurbanización del Raval de Santa Anna con preferencia para el peatón y reducción de la presencia del coche.
Y recuerda que «hay informes que señalan que las emisiones de CO2 de los vehículos y los ruidos perjudican». Coincide con ella Xavier Torrell, su predecesor como representante de la XEPR, que dice que «hicimos trabajo en este aspecto, incluso con el Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), porque es importante».
Mireia Garcia es, además de una de las madres de la Escola Prat de la Riba, vicepresidenta del COMT. «Queremos iniciar algún tipo de estudio sobre los entornos de las escuelas públicas de Reus, con la ayuda de todos los actores implicados, para obtener una foto de lo que está pasando, saber dónde estamos y hacia dónde debemos ir», indica. Y llama a «disponer de más medidores de partículas. Vendría bien algo móvil para tomar datos dentro y fuera de las aulas. Y comparar escuelas en ambientes más rurales con las que están cerca del núcleo».
La doctora recuerda que «no solo hay que tener en cuenta eso, sino también el ruido», porque se ha visto que todo ello «influye en los trastornos cognitivos en los niños y niñas, en esa etapa de la vida tan relevante».
La Escola Prat de la Riba retoma los cortes
Desde la Associació de Famílies d’Alumnes (AFA) de la Escola Prat de la Riba, punta de lanza de esta reivindicación, Fernando Paniagua expresa, sobre la posibilidad de ampliar su causa a otros centros, que «claro que nuestro sueño es que nos acabemos coordinando y hagamos una gran movilización ciudadana para pacificar los entornos de todos».
«Excepto unas pocas, todas las escuelas tienen tráfico rodado delante, y es un problema», añade. El padre destaca que «lo que sería interesante es vincularlo a la necesaria transición hacia modelos más sostenibles y espacios peatonales o para ciclistas».
Aunque «querríamos que la avenida fuese como el Raval de Santa Anna», a corto plazo la Prat de la Riba aspira a que «se corte el tráfico en los momentos de entrada y salida». La escuela seguirá con sus movilizaciones el viernes, 17 de mayo.
Por su parte, fuentes del Ayuntamiento consultadas apuntaron recientemente que el consistorio tiene «clara voluntad de mantener una escucha activa con la escuela para ver qué posibilidades hay, como estudiar las entradas y salidas escalonadas o empleando los tres accesos que tiene el centro».
Cerrar al tráfico «es una opción que tendría una gran repercusión para la sociedad, por la proximidad del centro con el Mercat Central y el de marxants, así como para la circulación en general», advirtieron. Y detallaron que «nos comprometemos a hablar con la comunidad educativa de la escuela para estudiar conjuntamente qué acciones pueden suponer mejoras para que se sientan más seguros».
Paso elevado en la Escola Pompeu Fabra
Pero hay más escuelas que persiguen avances en su entorno. Por ejemplo, Mireia Pujals, presidenta de la AFA de la Escola Pompeu Fabra, expone cuestiones que optimizarían la seguridad en el centro. Por un lado, «en una de las puertas, que da a la calle Sardà y por la que acceden los alumnos de quinto y sexto, hemos pedido que nos pongan un paso de peatones elevado, pero aún no lo tenemos. El tráfico es continuo y los niños entran corriendo y saltando».
Por otra parte, «entre la calle de Sardà y la travesía, haría falta colocar reductores de velocidad», dice Pujals. La AFA también pide un kiss&ride, porque «aunque la mayoría de familias vienen a pie, otras lo hacen en coche y allí no hay nada de aparcamiento, y hemos tenido multas»; y reclama alejar los contenedores más próximos.
Por suerte, la entrada de más afluencia en la Escola Pompeu Fabra cuenta con un sistema mediante el cual «el conserje clava una señal de ‘prohibido pasar’ y corta el tráfico, cosa que está muy bien», ya que «antes de tener eso sí que había algo de peligro».