Cuidarse para cuidar. Esta fue la máxima del primero de los ocho talleres del Nou cicle de tallers per a persones cuidadores, que se retomó ayer en el Centre Cívic Llevant tras quedar en pausa por la Covid. Son sesiones dirigidas a personas cuidadoras, que cuidan a otras que están en situación de dependencia, sean o no familiares. Estos talleres son fruto de la colaboración entre la Escola de Cuidadors de la Fundació ”la Caixa” y la concejalía de Benestar Social del Ayuntamiento.
La psicóloga sanitaria del Equipo de Atención Psicosocial de la Fundació ”la Caixa”, Mercè Gil-Pérez, se ocupó de la sesión y estuvo acompañada del subdirector de la Escola de Cuidadors, Jonathan Levit. La actividad acogió a personas que se encargaban del cuidado de familiares y, para empezar, explicaron a grandes rasgos sus situaciones. La iniciativa comenzó con la exposición por parte de Gil-Pérez de diferentes ítems, como el significado de la palabra ‘cuidar’, el síndrome del cuidador y herramientas para el autocuidado, entre otros.
«El cuidado es unidireccional. Cuidamos, pero y ¿qué sucede con el cuidador?», lanzó la pregunta. Las asistentes se mostraron proactivas y adecuaron sus respuestas a sus experiencias.
Las tareas a la hora de ocuparse de alguien abarcan un gran espectro, añadió la psicóloga sanitaria y «pueden variar en cada caso; pueden ir desde la movilización del individuo, su higiene, ayudarlo a que se comunique, etc.».
Abordó la dimensión psicológica que todo ello comporta: «Para el cuidador cuidar supone una adaptación y un aprendizaje constantes, una toma de decisión consciente tras otra, algo que puede convertirse en una carrera de fondo y supone una gran responsabilidad».
La renuncia personal fue otro tema destacado, que «impacta mucho en el cuidador». Si se trata de un pariente cercano del que uno se ocupa –padres o hijos– «estamos observando la vulnerabilidad de la persona a la que queremos y eso es complejo». Pidió tener en cuenta que «no por hacer más es mejor». «Las personas a cargo de otras se tienen que cuidar, también, no ir más allá de sus límites», expuso.
La dinámica social y familiar, a la hora de ocuparse de una persona, varía mucho. «Hay personas en la familia que ejercen el rol de cuidadora de todos», declaró. Describió como importante preguntarse a uno o una misma qué papel ocupa en la familia y «poner límites, concederse un tiempo para y de no sentirse culpable por ello», manifestó.
Tener vida social es «un cuidado que nos profesamos» y es «habitual permanecer en alerta incluso en un momento de recreo, pues nuestra mente está aún en casa, con la persona cuidada», detalló. Algo con lo que las asistentes se vieron reflejadas y, en consecuencia, aportaron por su parte sus vivencias y hablaron sobre cuáles son las actividades que hacen para evadirse. «El autocuidado es valioso para seguir dando calidad de vida a las personas a las que cuidamos», complementó Gil-Pérez.
Profundizó, por otro lado, en el síndrome del cuidador, de la ansiedad por la incertidumbre de la situación y de lo fundamental que es pedir ayuda a servicios sociales y profesionales del ámbito. «Hay una carga objetiva en la tarea del cuidador, pero también una subjetiva en la que sí podemos trabajar. Hay que dedicarse tiempo», insistió.
La inscripción para asistir a los talleres es gratuita y se puede hacer en www.escoladecuidadors.lacaixa.org, mediante teléfono (690 924 714/609 034 678) y por correo (info@escueladecuidadores.lacaixa.org).