La historia de Reus no se explica sin la importancia del comercio. La Confiteria Padreny, el Forn Sistaré, Tomàs Barberà y Casa Borrull son algunos ejemplos de establecimientos comerciales centenarios de la capital del Baix Camp que han recibido un reconocimiento de la Generalitat. A partir del día 11 de enero se sumarán dos negocios más a esta privilegiada lista: la Armeria Ferré y la Farmacia Piqué Monteverde recibirán un premio nacional a los establecimientos centenarios, que entregará el conseller d’Empresa i Treball, Roger Torrent.
Pero la historia de estos dos negocios es más que centenaria. En 1845, en el actual cruce de la Riera Miró y el Camí del Roser, abrió las puertas la Armeria Ferré. El tatarabuelo de los actuales propietarios del negocio, Jordi y Pere Ferré, empezó con un taller de armas. Años más tarde, cuando la armería ya estaba en manos de su bisnieto, y padre de los hermanos, el establecimiento empezó a vender armas. Y unos años más tarde llegó una nueva ampliación: la venta de petardos, que ha hecho que este negocio familiar sea conocido también entre los niños de Reus.
Se trata de un sector que, con el paso de los años, las autoridades han regulado y controlado mucho. «Es un negocio con mucha burocracia. Cada día tengo que ir a la Guardia Civil para avisar de todos los movimientos que hay en la tienda», expone Jordi Ferré. Estas medidas han provocado que cada vez haya menos armerías, argumenta la familia, pero ellos sacan pecho de haber sobrevivido al endurecimiento de la legislación: «El sector va a menos, hay armerías que cierran, pero nosotros nos hemos movido muy bien».
180 años más tarde de su fundación, el negocio se ha movido al polígono Dyna: «El éxito del negocio es gracias a esta nave porque nos ha permitido adaptarnos a las medidas», concluye Ferré.
Recetas históricas
Las paredes de la Farmàcia Piqué Monteverde también cargan con mucha historia. Abrió sus puertas en 1908 en el Carrer Major, pero en 1919 se trasladó en la actual esquina de la Plaça del Mercadal. La decoración de esta farmacia es buena prueba de su antigüedad: hay los potes donde el bisabuelo y abuela de la actual propietaria, Tania Piqué, hacían las formulaciones años atrás.
El trabajo de farmacéutico ha cambiado en estos años. Si la armería ha tenido que adaptarse a una nueva legislación, la farmacia lo ha hecho a los cambios de demanda: «A principios de siglo XX el farmacéutico hacía las formulaciones en su mesa de trabajo, y ahora hemos cambiado porque nos enfocamos a la dispensación del medicamento y en los consejos a los pacientes», explica Piqué. El reconocimiento del gobierno, pero, no se les subirá a la cabeza, asegura la propietaria, porque cumpliendo con su deber, cada día de estas fiestas abrirán la farmacia.
