En cerca de un mes han tomado forma, unos con más solidez que otros, diversos proyectos llamados a revolucionar la zona de Bellissens. La estación ferroviaria, en la que se invertirán 11 millones de euros y que recibirá a sus primeros pasajeros en 2025; la Facultat de Medicina de la URV en el Campus Bellissens, cuyo coste se ha cifrado en alrededor de 80 millones aunque no hay todavía fondos ni calendario; o el edificio Bioempreses, que ya dispone del proyecto de obras para convertirse este año en centro de empresas con una inyección que ronda el millón se concentran en apenas un kilómetro lineal.
Dentro de ese mismo ámbito se enclavará también el segundo Centre Empresarial per a la Innovació i el Desenvolupament (CEPID 2) de Reus. El Ayuntamiento lo resucitó el año pasado bajo la promesa de «plantear su construcción seriamente» al haber llegado el primero al límite de su capacidad y mantenerse al alza la demanda de espacios. Fuentes de Redessa detallan ahora que se está estudiando su modelo de financiación y que también cuenta ya con proyecto.
Pero no solo eso, el área también abarca algunos sectores pendientes de desarrollar que, al menos en sus planteamientos iniciales, incluían vivienda nueva. Son ejemplos el G6 o el H11. El G6, próximo a la urbanización Mercader, se sitúa bajo lo que será la estación y abarca unos 57.000 metros cuadrados, limitando con las calles Pau Gargallo, Pere Benavent y con la carretera de Salou. Cuando se concibió, preveía espacio para pisos y comercios. Por otra parte, el H11 engloba casi 582.000 metros cuadrados delimitados por la carretera de Bellissens, la avenida de la Universitat y el trazado ferroviario, con varias vertientes entre las que estarían –igualmente pendientes de que haya habido cambios– la residencial y la de servicios.
Sobre el boom que se avecina en esta parte del municipio, el alcalde de Reus, Carles Pellicer, sostiene que «se trata del desarrollo natural de la zona sur de la ciudad, una área con un gran potencial de crecimiento urbanístico, social y económico que incluye el entorno científico y el tecnológico que definen el Hospital Sant Joan de Reus, la URV y el Tecnoparc». «El desarrollo urbanístico abrirá nuevas oportunidades para que Reus tome aún más fuerza como una potencia económica de primer nivel», añade Pellicer. Y sostiene que «allí estamos perfilando proyectos con una clara influencia en el conjunto de la ciudad, con la creación de futuros nuevos barrios y zonas de equipamientos que posibilitarán una nueva ciudad moderna y bien preparada tecnológicamente».
Centrada en Bioempreses y el CEPID 2, la concejala de Economia, Coneixement i Habitatge, Teresa Pallarès, avanza que «el Parc Tecnològic i d’Innovació del Tecnoparc dispondrá de las mejores conexiones con el resto del Estado y de Europa, en un entorno pionero en el ámbito de investigación en nutrición y en el cual las empresas tecnológicas tienen planes de expansión de cara a los próximos años».
«Todo ello ofrece un gran poder para atraer nuevas empresas a la ciudad», añade la consejera delegada de Redessa. Y precisa que «la adecuación de nuevos espacios para empresas en esta zona de Reus, como el edificio de Redessa anexo a Eurecat y el proyecto de construcción del CEPID 2, está estrechamente vinculada al crecimiento de las empresas del entorno de Redessa y al impulso de nuevos servicios como el hub de foodtech, que pondrá en marcha nuevos proyectos que vincularán empresas tecnológicas con agroalimentarias, durante este 2023». En cuanto al hub, lo tiene todo listo para optar a financiación europea en el momento en que se convoquen líneas en las que pueda encajar, ya sea en bloque o a través de alguna de las intervenciones concretas que agrupa, tal como detalla Redessa.
Los barrios que lo viven de cerca
Quienes asistirán al día a día de la explosión de Bellissens son los vecinos de los barrios más cercanos a esta zona, los de Mas Iglesias y Mas Pellicer. Consultado al respecto, el presidente de la Associació de Veïns El Roserar de Mas Iglesias, Francesc Jornet, opina que «es evidente que la transformación de la ciudad está muy bien, todo debe modernizarse y expandirse, y esto revitalizará el barrio, en el que faltan comercios y empresas». «Lo que no está tan bien», señala, «es que no se prevea un puente para conectar con el otro lado de la vía».
Ligado al proyecto de la estación de tren, se ejecutará un paso de ciudad que permitirá cruzar de un costado a otro pero «eso no es lo que queremos, siempre lo hemos dicho: la estación está perfecta, pero necesitamos un puente por el que puedan pasar personas y vehículos, también para las ambulancias», especifica el presidente de El Roserar, que insiste en que «el puente es imprescindible para el desarrollo». La entidad está a la espera de reunirse con Urbanisme, en lo que quiere que sea una cita a la que puedan asistir los residentes en los barrios, para abordar esta cuestión.
Paralelamente, el presidente de la Associació de Veïns I de Maig de Mas Pellicer, Eduardo Navas, valora que «todo lo que sea para beneficiar a la gente está estupendo y la estación de tren, que había sido reclamada por la Federació d’Associacions de Veïns de Reus en Madrid, nos quedará a diez minutos y será muy positiva». «Además», dice, «los estudiantes también estarán contentos con la Facultat de Medicina».
Sin embargo, Navas lamenta que «se programan grandes inversiones a nuestro alrededor, pero en el barrio nos faltan muchas luces y hace años que nadie nos pinta la señalización horizontal de la carretera. Y, además, nos alejarán el Mercat del Carrilet». «Lo hemos dicho muchas veces: nos encontramos abandonados mientras todo va a crecer en el entorno», subraya. Y critica que «seguramente las personas que vengan a usar todo lo nuevo que va a hacerse no entrarán en el barrio». Mas Pellicer también se opone al paso de ciudad.