«Ahora estoy jubilado, es decir que, en teoría, no necesito dibujar para vivir, pero soy muy inquieto, y cuando tengo una práctica medio controlada, ya me busco otra para aprender. Por ejemplo, tras 10 años dibujando cómics, me cansé y comencé con las caricaturas, buscaba un reto para mí. Todo eso lo he dejado atrás y, últimamente, estoy escribiendo», empieza la conversación el ilustrador riojano José Luís Galiano (Nájera, 1955), también dibujante de cómics y diseñador gráfico. Pasó unos días por el Centre de Lectura (CdL) de Reus, en enero, pues por entonces se acogió allí su exposición CariCOLLAGES y ahora recuperamos el contacto para repasar su trayectoria, en parte muy ligada a Reus, donde estudió bachillerato y COU. Más allá de la muestra presentada en el CdL –«en la que no usé ni lápiz, ni pincel y, aun así, a base de superponer capas, retraté a diferentes personajes conocidos con recortes virtuales de frutas y verduras, entre otros elementos»– en el ateneo reusense, «también me formé». Lo hizo tras hacerlo antes, «a los 13 o 14 años, con Magda Nogués, en la calle Llovera».
«En el CdL, me dio clases Pere Calderó», quien estuvo al frente de la Escola de l’Art de la entidad. Fue «un gran maestro y mejor persona». Tras dichas formaciones, repasa: «Me marché a estudiar Bellas Artes a Barcelona, licenciándome en 1978, aunque había comenzado Arquitectura antes, y lo cierto es que fue una época de muchas revueltas; nuestra facultad, la de Arquitectura, estuvo cerrada todo el año, hubo manifestaciones de estudiantes y la policía entraba cada dos por tres en las facultades». Por lo tanto, «el decano decidió cerrar y, al tener la de Bellas Artes al lado, muchos acudimos allí, para aprovechar el tiempo».
Para ingresar en Bellas Artes, había que pasar un examen y había pocas plazas, pero Galiano consiguió entrar. «Allí estuve cinco años, y siempre había tenido el tema de dibujar cómics en la cabeza», afirma. Sin embargo, estaba en auge el diseño gráfico, también, «algo con lo que me atrevía, llegando a trabajar, en los años 70 y 80, en lugares como Salou y Reus, en campañas publicitarias para empresas, antes de que llegaran los ordenadores claro está, en publicidad y en decoración». Galiano recuerda trabajar con Tomàs Sainz, su socio de entonces, con el que decoró el pub Dadà de Reus.
El ‘boom’ del cómic
Al ilustrador, el que describe como el boom del cómic, le «pilló tarde», pues «la gente de mi edad ya había empezado a hacer fanzines y revistas en Barcelona. Fue el caso de Nazario Luque, Javier Mariscal y Miguel Gallardo, que eran de mi quinta». Galiano llegó a la revista de cómics El Víbora en 1983, en la que llegaría a colaborar asiduamente con guiones de Alfredo Pons y Marta Guerrero, «aunque antes lo intenté en una revista llamada Cairo, de Norma Editorial, pero no cuajó, mi estilo no coincidía con la línea que tenían marcada». Incluso, mucho antes (1975), colaboró en la revista de humor El Ganxet, editada en Reus por Josep Maria Gort.
Galiano también ha sido docente. Volvió a Reus (1992) y ejerció como profesor de dibujo en la Escola-Taller de Mas Carandell: «La época de dibujante, aunque requería horas de dedicación, fue divertida, pues coincidió en un momento peculiar en la historia de España, fue posterior a la muerte de Franco y empezaba la democracia. Ser profesor fue algo nuevo, donde aprendí mucho de mis alumnos». A partir de 2002 y hasta su jubilación, en 2021, Galiano trabajó en marketing y comunicación en la Fundació URV.