Josep Machado: «Decidimos contar lo positivo que pasaba en el Carme de Reus y todo fue a mejor»

Un histórico del movimiento vecinal reusense, en el que lleva cinco décadas, deja la presidencia de la Associació de Veïns L’Harmonia del Carme que ostentó 16 años. Las entidades «hacen piña y son el conducto para denunciar», defiende

30 noviembre 2023 21:41 | Actualizado a 01 diciembre 2023 11:50
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Josep Machado (Málaga, 1953) cerrará su extenso ciclo al frente de la Associació de Veïns L’Harmonia del Carme de Reus este 12 de diciembre, cuando la entidad elija nuevo presidente. Deja, por motivos personales, el cargo que ha ocupado durante 16 años en dos etapas. Este veterano del movimiento vecinal reusense, al que ha dedicado toda una vida –en casi cinco décadas de trayectoria pasó por la AV del Barri Gaudí, la de Monestir o la Federació d’Associacions de Veïns de Reus–, da un paso al lado, aunque seguirá ligado a la comisión urbanística para transformar el Carme.

Tras tantos años en el asociacionismo vecinal, ¿con qué se queda?

Con lo positivo. En el Carme se hizo el primer Pla d’Obres de Catalunya y ahora por fin ya va a salir adelante. Pasamos la pandemia, cuidamos de los mayores. Quizá me quedo con haber ayudado a otros y con que me ayudasen a mí.

¿En qué ayudó?

A las asociaciones de vecinos nos llega todo, hasta lo personal: el vecino que recibía amenazas de otro, la niña que no lograba plaza en el colegio de aquí, el niño con cáncer en un piso lleno de humedades, la persona en silla de ruedas que vivía en un tercero sin ascensor, alguno con problemas de drogas... La vida. Un barrio es un pequeño pueblo.

¿Le hizo feliz?

Me hizo útil y me satisfizo mucho.

A usted que ha pasado por varias, ¿por qué le parecen importantes las asociaciones de vecinos?

Además de importantes, son necesarias. Sirven para que la gente haga piña, cultura y barrio; y son un conducto para denunciar muchas cosas. Unirnos nos da más fuerza que luchar como personas solas.

Tomó la presidencia de L’Harmonia del Carme por primera vez en 1998. ¿Cómo ha cambiado el barrio?

Ha cambiado mucho. Se pavimentaron y se abrieron calles. Algunos se marcharon y vinieron otros. Tenemos vecinos rumanos, un jubilado de la marina americana o extranjeros que llevan los gegants. Hay integración, hay convivencia.

El proyecto de reforma de edificios precarios fue un revulsivo.

Había muchos ocupas. Nos enfrentamos a ellos, tapiamos... Recibía amenazas. Hasta que hablamos con el Gremi de la Construcció, con propietarios y empezamos a rehabilitar. Ya van un centenar de bloques y han llegado unas 250 familias. Funciona y es referente.

¿Hubo algo más?

Decidimos comenzar a contar lo positivo y lo bueno que pasaba en El Carme. Y todo fue a mejor.

¿Tiene relevo generacional la entidad?

Sí, hay jóvenes con ganas. Yo estaré de vocal, apoyaré, pero me toca estar tranquilo.

¿Cuál es su mejor recuerdo de esta etapa?

Es reciente, la aprobación del proyecto de transformación del barrio y la unanimidad que generó. Me queda aún una espinita: que hagan el paso de la calle del Vent a la de Sant Jaume y desligar a los afectados de la calle del Vapor Vell.

¿Qué consejo le deja al próximo presidente?

Que vaya a una con todos, busque consenso y siga lo que iniciamos.

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