Una quincena de jóvenes del Pla de Formació i Inserció (PIF) del Institut Domènech i Montaner de Reus pusieron esta semana a prueba la bicicleta pública compartida Ganxeta.
El grupo de estudiantes realizó una ruta de 6 kilómetros pedaleando por la ciudad. Pero, antes, el responsable técnico de la Ganxeta y agentes de la Guàrdia Urbana explicaron a los chicos y chicas la normativa y algunas curiosidades sobre estas bicis desde el taller donde se ponen a punto, en el 17 de la calle de Joan Martell.
Los alumnos y las profesoras –Majo Ramos y Laia Nebot– lanzaron sus preguntas y expusieron algunas dudas. «¿Habrá más estaciones? Estaría bien una cerca del instituto». Por el momento, operan una veintena de ellas –la de Renfe y la de Sant Francesc acaban de ampliarse, y hay otra prevista en la calle del Roser–, pero el Ayuntamiento almacena anclajes para llevarlos a las calles cuando considere.
«¿Se circula por el carril bici o por la calzada?». En este sentido, el responsable de la Ganxeta incidió en que la red ciclable de la ciudad, «poco a poco, se está saneando». Y ofreció un consejo para cuando baja a la carretera: «Es bastante más seguro ir por el centro que ir pegado al borde».
Los jóvenes hicieron el recorrido equipados con casco. Desde el taller de la Ganxeta, subieron a las bicis y salieron para tomar parte del circuito, que se alargó alrededor de una hora. Las profesoras del grupo, orientado a que los jóvenes acaben ejerciendo de electricistas, explicaban la importancia de la actividad: «Es importantísimo que vean que esta es una alternativa de movilidad, dar a conocer la bici compartida. Además, quizá salga la oportunidad de hacer prácticas y eso sería interesante».