Emprendedoras que cuentan con negocio en el Tomb de Ravals de Reus y, además, son madres, se las arreglan para conciliar vida laboral y familiar, adaptando los negocios que regentan a sus necesidades. Es el caso de Míriam Sánchez, de la tienda de ropa alternativa y rockera Rockillos (@rockillos); Sandra Monfil, de Núvol Institut de Bellesa (@nuvol_reus); y Cristina Gómez, del negocio de restauración de muebles y decoración Fer safareig (@fer_safareig).
En cierto modo e indirectamente, las tres se han conocido por el proyecto municipal de rehabilitación de locales comerciales Reus Espais Vius: aunque Sánchez ya estaba en el arrabal de Sant Pere antes de impulsarse dicha iniciativa, ha sido por ésta que Monfil y Gómez afincaron sus negocios en el arrabal de Robuster y de Sant Pere, respectivamente, y ha sido en parte lo que las ha juntado a las tres en esta parte del Tomb de Ravals.
«Llevo restaurando muebles desde 2014, aproximadamente, antes tenía un estudio de diseño gráfico, que era mi trabajo principal. Lo intercalaba con mi afición a la restauración de mobiliario del hogar», comenta Cristina Gómez, al frente de Fer safareig.
Dar una segunda vida a los muebles «con historia», surgió «por casualidad»: «Un día le dije a una antigua vecina que, antes de tirar su mueble viejo, me lo diera, que le daría un cambio y si le gustaba, se lo podía llevar a casa». Y, dicho y hecho. «A la vecina le convenció y empezaron, así, las recomendaciones. Iban saliendo encargos y, a día de hoy, he convertido mi afición en mi profesión actual», resume Gómez.
La emprendedora, venida de Madrid, vino a Catalunya instalándose primero en Sant Pere de Ribes y luego en Reus, donde ha abierto Fer safareig. «Al descubrir el proyecto Reus Espais Vius, me atreví a emprender aquí, incluso mantengo un taller en Madrid y voy viajando allí según va saliendo trabajo. Hacer todo esto es complicado cuando eres familia numerosa. Tengo cuatro hijos de edades diferentes y hago filigranas para llegar a todo», añade Gómez.
Obtener una beca comedor es un tema que describe, por otro lado, como «muy complicado de conseguir, porque todo se reduce a si cumples con los requisitos o no, y es algo que nos vendría muy bien».
Gómez se reparte las tareas con su pareja: «Vamos haciendo en función del horario cambiante de nuestros trabajos. Yo me lo he tenido que montar a medida, porque no quería renunciar a ello y eso implica esforzarse por conciliar». Las mañanas de la restauradora de muebles empiezan en el taller, pero «hay veces que no tienes tiempo de desplazarte hacia casa, porque algo se te ha alargado o tienes que atender a un cliente». Y, la solución que ha encontrado, y «me va muy bien», ha sido dedicar un espacio en la tienda para que se queden un rato sus hijos, «donde bien pueden estar merendando o entretenerse con cualquier cosa.
Habilitar un espacio para que los niños puedan estar entretenidos para «ahorrar tiempo» y mantener cierta rutina, es algo que también hace Míriam Sánchez, responsable de la tienda Rockillos. Empezó el proyecto como autónoma por afición y de forma online: «Al abrir la tienda física, hace unos cinco años, me pareció una buena idea crear un lugar específico en la tienda para los niños, que me ayudara a compaginar el día a día con mi marido, en ciertos momentos de la jornada».
La ayuda de los abuelos
Sánchez tiene dos hijos, un niño de 11 y una chica de 15, y aunque «ya empiezan a ser autónomos», cuando han sido más pequeños, «me ha venido bien estar en la tienda con ellos ahí, también, precisamente en un lugar que no está directamente de cara al público y está reservado para ellos». Y es que, «los suegros, los padres y los amigos ayudan, pero cuando no existe esa opción o sencillamente no pueden, tenerlos en la tienda y estar por ellos si lo necesitan, mientras no acuden clientes a la tienda, es viable».
Junto a su marido, Sánchez se monta la agenda: «Cada día es como un tetris. Los niños van a actividades extraescolares, además, y participan en campeonatos de patinaje artístico y, claro, también hay que disfrutar con ellos e irlos a ver. Tener hijos no significa dejarlos aparcados en un sitio mientras tú trabajas, si puedes adaptar con coherencia tus horarios con los de ellos, perfecto, porque tienes que invertir tiempo en ellos». Los horarios comerciales empiezan «tarde, con lo que al llegar a casa te pones a cenar tarde, si los horarios se asemejaran a los que hay en el resto de Europa, tal vez, conciliar sería un poco más fácil». «La gente se acostumbraría a unos horarios comerciales fijos y se organizaría», dice la emprendedora.
No haber renunciado al trabajo es algo de lo que Sánchez se alegra, por otro lado: «Debería haber más políticas de conciliación, porque hay que estar con los hijos, conocerlos y ayudarlos. Y, al mismo tiempo, con la situación económica actual, con un sueldo, no puedes vivir. Si tienes pareja, hay que trabajar los dos».
Tener un proyecto propio da independencia a los ojos de la emprendedora y «aunque no es fácil organizarse a veces, siempre acabas consiguiéndolo gracias al equipo que tienes en casa».
Trabajar «muchas horas»
En el caso de Sandra Monfil, Núvol Institut de Bellesa tener un espacio en la planta baja de su negocio, en el que poder comer algo rápido o ducharse incluso, «es algo que nos hace ahorrar mucho tiempo y mantener cierta rutina». «Tengo una hija de 10 años y estoy separada. Me organizo bien por mi cuenta. Hay mucho trabajo en el centro estético, pero con la compañera que tengo, nos organizamos de maravilla. El espacio que usa mi hija, está a su disposición, también, puesto que la ayuda a conciliar», explica Monfil. Trabajar «muchas horas», prosigue la profesional, implica que «alguna vez tengas que pedir ayuda a tus padres, pero en el caso de que estos no estén disponibles, saber que los niños pueden quedarse contigo, siempre es un alivio».
Monfil expresa que muchas empresas, por lo general, «no tienen en cuenta que conciliar es complicado, no ponen muchas facilidades, especialmente para las mujeres». «Si trabajas para ti, la logística funciona de otra manera, sigue siendo complejo, pero te lo organizas tú», declara.
Habilitar un espacio para que los niños puedan estar entretenidos para «ahorrar tiempo» y mantener cierta rutina, es algo que también hace Míriam Sánchez, responsable de la tienda Rockillos. Empezó el proyecto como autónoma por afición y de forma online: «Al abrir la tienda física, hace unos cinco años, me pareció una buena idea crear un lugar específico en la tienda para los niños, que me ayudara a compaginar el día a día con mi marido, en ciertos momentos de la jornada».
La ayuda de los abuelos
Sánchez tiene dos hijos, un niño de 11 y una chica de 15, y aunque «ya empiezan a ser autónomos», cuando han sido más pequeños, «me ha venido bien estar en la tienda con ellos ahí, también, precisamente en un lugar que no está directamente de cara al público y está reservado para ellos». Y es que, «los suegros, los padres y los amigos ayudan, pero cuando no existe esa opción o sencillamente no pueden, tenerlos en la tienda y estar por ellos si lo necesitan, mientras no acuden clientes a la tienda, es viable».
Junto a su marido, Sánchez se monta la agenda: «Cada día es como un tetris. Los niños van a actividades extraescolares, además, y participan en campeonatos de patinaje artístico y, claro, también hay que disfrutar con ellos e irlos a ver. Tener hijos no significa dejarlos aparcados en un sitio mientras tú trabajas, si puedes adaptar con coherencia tus horarios con los de ellos, perfecto, porque tienes que invertir tiempo en ellos». Los horarios comerciales empiezan «tarde, con lo que al llegar a casa te pones a cenar tarde, si los horarios se asemejaran a los que hay en el resto de Europa, tal vez, conciliar sería un poco más fácil». «La gente se acostumbraría a unos horarios comerciales fijos y se organizaría», dice la emprendedora.
No haber renunciado al trabajo es algo de lo que Sánchez se alegra, por otro lado: «Debería haber más políticas de conciliación, porque hay que estar con los hijos, conocerlos y ayudarlos. Y, al mismo tiempo, con la situación económica actual, con un sueldo, no puedes vivir. Si tienes pareja, hay que trabajar los dos».
Tener un proyecto propio da independencia a los ojos de la emprendedora y «aunque no es fácil organizarse a veces, siempre acabas consiguiéndolo gracias al equipo que tienes en casa».
Trabajar «muchas horas»
En el caso de Sandra Monfil, Núvol Institut de Bellesa tener un espacio en la planta baja de su negocio, en el que poder comer algo rápido o ducharse incluso, «es algo que nos hace ahorrar mucho tiempo y mantener cierta rutina». «Tengo una hija de 10 años y estoy separada. Me organizo bien por mi cuenta. Hay mucho trabajo en el centro estético, pero con la compañera que tengo, nos organizamos de maravilla. El espacio que usa mi hija, está a su disposición, también, puesto que la ayuda a conciliar», explica Monfil. Trabajar «muchas horas», prosigue la profesional, implica que «alguna vez tengas que pedir ayuda a tus padres, pero en el caso de que estos no estén disponibles, saber que los niños pueden quedarse contigo, siempre es un alivio».
Monfil expresa que muchas empresas, por lo general, «no tienen en cuenta que conciliar es complicado, no ponen muchas facilidades, especialmente para las mujeres». «Si trabajas para ti, la logística funciona de otra manera, sigue siendo complejo, pero te lo organizas tú», declara.